Pompas de papel

Félix Romeo debió de ser un tipo muy especial. Un tipo  muy querido por sus amigos y por el mundo de la cultura, sobre todo el relacionado con el mundo del libro. Nació en Zaragoza en 1968 y murió en Madrid el año pasado con tan solo cuarenta y tres años. Fue director de un programa televisivo cultural de gran recuerdo, La Mandrágora, que se emitía en TVE. A lo largo de su vida publicó tres novelas: Dibujos animados, Discothèque y Amarillo. Y tras su muerte sus amigos, sus allegados, se conjuraron para que no se perdiera su legado. Por eso este mismo año se ha publicado una novela póstuma Noche de los enamorados y ahora este libro, Todos los besos del mundo, que reúne los relatos que Romeo había publicado en revistas, periódico y antologías varias.

Los relatos están ordenados cronológicamente. El primero se publicó en 1993, el último en 2011. Se nota por tanto una evolución estilística y también temática. Evidentemente son mejores los últimos que los primeros. Todos tienen, dentro de la variedad argumental, una misma peculiaridad que hace bastante homogéneo el libro y es que todos los relatos, algunos más, algunos menos, están relacionados con la realidad, es decir que no todo es ficción. Porque Félix Romeo entendía la literatura como algo que debía estar ligado al aquí y ahora. Es decir que en sus escritos había muchos apuntes autobiográficos y anécdotas extraídas de los medios de comunicación.

En los primeros cuentos, además de los apuntes personales, destaca la influencia de la cultura americana (el cine, los libros, los ambientes negros…) y también una apuesta experimental enlo formal. Pero a partir del segundo tercio del volumen la narrativa se vuelve más “tradicional” y gana en sustancia. Y se empieza hablar de relaciones personales, de gustos literarios, de la familia y sus angustias, de gastronomía, de amores fracasados, de la memoria, del vino como pasión y de Zaragoza, sus gentes y sus rincones. Relatos estos que llegan corazón y que divierten mucho por el peculiar humor negro de su autor.

Un escritor que merece la pena ser recordado.

Enrique Martín