El protagonista casi absoluto de Hauts haietatik es Ander Arruti Suárez. Su vida puede resumirse con facilidad, no así está novela. En todo caso diremos que Arru, como le llaman sus amigos, es un chico de Eibar que nació en 1980. Vivió una infancia sin traumas y tras el instituto se fue a Donostia a estudiar Informática. Para ganar algo de dinero trabajaba en la taberna Ilgora de su pueblo natal. Le iba bien en los estudios y era, como suele decirse, un chico popular. Como tantos de su edad toma drogas, pero hay un punto en el que ese consumo se le va de las manos. Le diagnostican esquizofrenia, una enfermedad que debe sumar a su adicción. Con veinticuatros años, ingresa en Proyecto Hombre y a ese momento le seguirán otros ocho de entradas y salidas del psiquiátrico, en lo que supone un auténtico parón en su existencia. Transcurrido ese tiempo, comienza lo que él mismo llama la segunda parte de su vida. Tiene una ayuda social, vive solo en un piso de alquiler, y se siente incluso afortunado. Sin embargo, del infierno no se sale con facilidad y sufrirá recaídas.
Arru siente que no encuentra su lugar en Eibar, donde algunos amigos de juventud le han dado la espalda y otros simplemente se han alejado p
La estructura de la novela es compleja, aunque se sigue bien: por un lado tenemos los capítulos de ese libro conjunto que van escribiendo y, por otro, el punto de vista de Oier, narrado en primera persona. Además nos encontramos poemas que escribe el propio Arru y relatos autobiográficos en los que la música tiene muchísima presencia.
Hauts haietatik entraña un crudo retrato del mundo de las drogas, una reflexión sobre nuestra sociedad tan poco permeable a los problemas ajenos, que invisibiliza lo que no le conviene ver y un auténtico canto a la amistad y, sobre todo, a la vida. A la vida a pesar del dolor, a la vida que prospera entre el sufrimiento, a la necesidad de seguir adelante, de seguir. Esta es la primera novela de Unai Villena que sorprende por la estructura caleidoscópica, similar a un puzle, que ha elegido y por la sensibilidad con la que se introduce en la realidad de la drogadicción, tan difícil de abordar sin caer en clichés, enfoques paternalistas o fiscalizadores y superficialidades varias. Además, las últimas páginas ofrecen un inesperado punto de giro que nos obligará a reflexionar sobre lo leído hasta el momento.
Hauts haietatik ha resultó ganadora el pasado año de la Beca Igartza que conceden el ayuntamiento de Beasain, la empresa CAF y la editorial Elkar.
Txani Rodríguez
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