Pompas de papel

Como en todas las artes, uno de los grandes alicientes del cómic es poder apreciar la evolución de un autor, observar sus avances y, si se cumplen las expectativas,  disfrutar con cada obra que lleva su firma. Este proceso, a veces, va acompañado de éxitos, premios y buenas ventas, pero en la mayoría de las ocasiones, sobre todo en el estado español, la trayectoria de un autor de cómic suele ser un camino empedrado y lleno de dificultades. Este es el caso del canario Rayco Pulido, que lleva 12 años como profesional de la narrativa dibujada y que, tras firmar la mejor obra de su carrera, se enfrenta a la triste posibilidad de tener que trabajar en otra cosa para poder comer cada día.

Vayamos por partes. La obra en cuestión se titula Lamia, y es una magnífica historia de género negro ambientada en la España de la posguerra, concretamente en Barcelona. La protagonista es Laia, una mujer que trabaja como guionista en un programa radiofónico similar al famoso consultorio de Elena Francis, que durante casi 40 años (hasta 1984) fue el manual de conducta para la perfecta y sacrificada esposa. Laia es una mujer tímida y atractiva, embarazada de casi ocho meses, que espera pacientemente la vuelta de su marido, de viaje en Asturias por un tema de herencias. El cómic da un giro inesperado cuando nos enteramos de que el esposo de Laia no está de viaje, sino desaparecido, y que para localizarlo su mujer ha contratado los servicios de un peculiar detective aficionado a la hipnosis.

A partir de aquí, Rayco Pulido nos ofrece un detallado retrato de la ruín y miserable España de los años 40, un país en el que la iglesia católica manejaba desde todos los ámbitos los comportamientos sociales, la policía actuaba bajo la impunidad de la dictadura y la violencia machista era un fenómeno totalmente normalizado. Un tiempo terrible en el que se dieron historias terribles, una de las cuales bien pudo ser la de Laia, mujer de 34 años que busca desesperadamente a su marido y que ve su puesto de trabajo en peligro, porque una esposa abandonada y con un hijo no es moralmente presentable. Un escenario cruel y despiadado, real en aquellos tiempos, y que Rayco Pulido adereza con otra trama paralela: los crímenes de un misterioso asesino en serie que está llenando Barcelona de viudas enlutadas.

Las sorpresas nos esperan cada pocas viñetas durante la lectura de este cómic apasionante, Lamia, que toma su título de un personaje mitológico grecorromano, un ser mitad mujer mitad serpiente que también tiene su reflejo, con alguna variante, en la mitología vasca. Sin duda, como ya he dicho, la mejor obra hasta el momento de Rayco Pulido. Consiguió dibujarla con una beca-residencia en la casa de los autores de Angoulême, pero ahora, terminada la beca, se ve obligado a parar y buscarse las alubias por otros medios. Algo que podría solucionarse si este gran cómic, Lamia, publicado por la editorial vasca Astiberri, es un éxito de ventas. Os animo a que entre todos consigamos que Rayco Pulido siga dibujando. Merece la pena, de verdad.

Iñaki Calvo