Kamisoi zuri zetazkoa es el nuevo libro de Alaine Agirre, un libro que cuenta con unas bellísimas ilustraciones de Sara Morante. Se trata de una narración breve, pero escrita con un ritmo cercano a la novela y que tiene, admirablemente, la misma capacidad que una historia larga para introducirnos de lleno en la atmósfera de la historia y en el interior de la protagonista. Esa protagonista es una niña de once años, tímida y obediente, a la que sus padres mandan a unas colonias para estudiar inglés.
Es verano, hace mucho calor, el campamento está en algún lugar al sur. “Arrotza zitzaidan dena kanpamentu hartan. Hizkuntzak. Paisaia. Beroa. Uda bera zitzaidan estrainioa, sikutasun hura, berdeak izaniko behar belar erreak”, dice la protagonista. Además, durante las colonias le baja la regla por segunda vez en su vida y no se puede bañar, con lo que se queda algo apartada de un grupo con el que no ha conectado porque ella no se siente capaz de conversar en inglés y tampoco en castellano. Hay un chico que habla en euskera, aunque tampoco en “su mismo euskera”, al que sí se acercara un poco. E
Al principio solo les lleva gominolas, poco más. Pero unas noches sucederán a otras, la compañera de la narradora se ausentará de la habitación para estar con un chico de su edad, y mientras los críos juegan por los pasillos, dentro de esa habitación, la relación que el monitor trata de establecer con la chica se irá enrareciendo. La joven se siente incómoda, pero aun así, desprovista de las herramientas emocionales de los adultos, sonríe. Agirre consigue describir cómo un adulto se gana la confianza de una menor y cómo tras habérsela ganado, manipula su voluntad. La narración irá tornándose casi claustrofóbica porque la piscina queda atrás, y quedan atrás los compañeros, y la acción se concentra y reconcentra entre esas cuatro paredes.
El estilo de la escritura está muy depurado, no hay concesiones a largos pasajes intimistas, ni metáforas ni eufemismos; la autora de Bermeo se limita a contar qué es lo que pasa desde la perspectiva de una niña de once años. El resultado nos sumerge en una lectura envolvente, angustiosa a ratos, muy potente. Las ilustraciones de la gran Sara Morante, en las que destacan el rojo, el verde, el azul y el blanco del camisón, son sumamente delicadas, y recrean con elementos simbólicos, como los pájaros, la soledad profunda de la protagonista, además de destacar algunos elementos relevantes de la historia. Kamisoi zuri zetazkoa es un relato sobre la pederastia escrito con enorme sensibilidad, pero desprovisto de sensiblería, en la que el punto de vista con el que ha trabajado Alaine Agirre es el que da temperatura y profundidad a este texto desasosegante.
Txani Rodríguez
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