Pompas de papel

Miren eta erromantizismoa, que ha aparecido en castellano de forma simultánea bajo el título de Miren y el romanticismo, es una novela que reivindica la vigencia de algunos valores que quizá haya quien haya dado por perdidos y que reflexiona sobre el romanticismo, un movimiento que, tal y como defiende el autor, nos aportó cosas positivas, como la libertad para imaginar, pero también otros aspectos negativos, bien conocidos.

La historia está protagonizada por Miren, una adolescente que se enamora de forma candorosa de un chico de origen marroquí llamado Said. El joven revoluciona un poco el instituto con su llegada y será Klara, la, digamos típica chica popular y frívola, amiga de Miren, acostumbrada a salirse siempre con la suya, la que empiece a salir con él. Los padres de los jóvenes protagonistas tienen también importancia en el libro, en especial, la madre de Klara, que resulta especialmente antipática.

Miren eta erromantizismoa pone de manifiesto, por un lado, cómo los prejuicios racistas  anidan incluso en las personas con voluntad integradora y, por otro, cómo pervive el clasismo. Un ejemplo: “Klararen ama, berriz, beti zegoen esaten hutsegitea izan zela alemana edo ingelesa bezalako kolegio pribatu batera eraman ez izana, bere ustez haietan kontrol handiago zegoelako eta arrisku gutxiago jende problematikoarekin nahastekoa; baina senarrak, Klararen aitak alegia, ezin zuen halakorik egin Administrazioan kargu inportantea zuenez, aurpegiratu egin ziezaioketelako.” Del mismo modo, en el ecosistema concreto que es un instituto, los profesores tienen también su papel: “Saidek asko miresten zuen pertsona bat Iñaki Altube zen, Herreran lehendabiziko ikasturteetan izandako irakasle bat,eta, hain zuzen ere, biak batera aldatu ziren urte hartan Groseko institutura. Asko zor ziola esaten zuen. Laguntza eskolak eman izan zizkion orduz kanpo, aurreiritziak ahalik eta ondoen gainditzeko aholkuak ere bai, liburuak maileguan utzieta irakurtzen lagundu zion.”

Uno de los aspectos que más me han gustado de este libro es la capacidad que tiene el autor para construir personajes creíbles, para dotarles de personalidad, moverlos en los conflictos, surtirlos de contradicciones de mayor o menor entidad. Ha demostrado su maestría con anterioridad aunque no deja de sorprender que la narración, focalizada sobre el personaje de Miren, resulte tan sólida, que se sujete tan bien el punto de vista y que las tribulaciones  propias de la adolescencia queden tan bien reflejadas. Además, la novela nos devuelve una radiografía en varias dimensiones de la sociedad a la que pertenecemos.

La historia se desarrolla en una muy reconocible Donostia, y el ambiente de la ciudad, y las vidas tan diferentes que pueden llevar personas que viven muy cerca unas de otras -aunque no sea lo mismo Herrera que Gros– envuelve este libro que se interroga sobre qué supone, hoy en día, enamorarse.

Premio Euskadi de Literatura y Medalla de Oro de Gipuzkoa y renovador de la literatura en euskera, Ramón Saizarbitoria ha escrito un libro en el que los jóvenes se verán interpelados, pero que concierne a todo tipo de público.

Txani Rodríguez