La vida con Mr. Dangerous

Una novela gráfica muy recomendable, este último trabajo de Paul Hornschemeier (Astiberri), una historia que transcurre en un lugar cualquiera en ese mediooeste estadounidense en el que a menudo uno no sabe muy bien como pasa por ahí la vida. Pues bien, en una ciudad en ese punto del planeta vive Ami Breis, que se encuentra en un momento muy bien de su vida en el que no parece que todo puede girar en cualquier momento, aunque la verdad, diríamos que está en un impasse.

Amy tiene un trabajo que odia, algo nada nuevo en este mundo, un novio bastante desagradable y que no le hace sentirse realmente muy feliz, un amigo en la costa oeste y una madre con la que tiene una relación un tanto particular. Ah!, y un gato también. Además, llega el momento de su vigésimo séptimo cumpleaños, lo que conlleva una cena un tanto tensa con su madre

Lo que más me ha gustado de este trabajo es cómo Hornschemeier es capaz de describir ese instante preciso en el vida de Amy, ese momento de impasse de un modo que uno llega a creer que es un pedazo de la propia vida del creador proyectado sobre la vida de Amy. Te da la sensación de que para contarlo de ese modo ha tenido que vivrlo personalmente, o sino, muy de cerca, porque nos muestra sus sentimientos, su vida un tanto solitaria y su relación con los hombres y con su madre.

Portada de la vida con Mr. Dangerous

Portada de "la vida con Mr. Dangerous"

En este mundo particular, Amy encuentra sólo consuelo en su gato y en una serie de dibujos animados cuyos capítulos ve repetidos constantemente llamados “Mr Dangerous” y que son precisamente los que dan título al trabajo porque parece por momentos que en su vida ya no cuenta con mayor compañía que la de ambos. En algunos momentos de la novela se ve a sí misma como una retrasada, pero sucede que sus diálogos interiores y sus momentos de reflexión tiene un toque de genialidad. Hornschemeier además consigue con su estilo de dibujo, con esa línea clara, centrarnos en la historia  de tal manera y con tal magia que al final llegas a las últimas páginas, al desenlace final, muy logrado por cierto, sin que te des cuenta. Yo, particularmente, según lo leía, iba presintiendo que el autor me quería llevar a algún sitio concreto, sin saber muy bien adónde, pero sin ninguna gana de despegar los ojos de la obra. Además, en algunos momentos afloran muchos sentimientos de nostalgia pero siempre termina dejando un hueco para la esperanza… y sólo un apunte más: me han parecido estupendos los saltos en el tiempo que hace el autor sumergiendo brevemente a la protagonista en el teatro de su vida, uno saltos que te hacen comprender más como esos recuerdos del pasado le marcan en la experiencias del presente.

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