Practicable o impracticable, estaremos de acuerdo a la hora de definir la conducta –también el aprendizaje- como inevitable, necesaria, y continua. A veces voluntaria, habitualmente involuntaria. Como respirar.
Nuestra vida conductual es continua mientras vivimos. No hay un solo momento en el que no estemos interactuando. Es un flujo continuo, bidireccional. No hay “no conducta” mientras vives.
Y conducta, interacción, implica cambio, transformación. Cada eslabón, cada segmento de la cadena de conductas, cada relación nos transforma haciendo más o menos probables otros posteriores. Nos comportamos y aprendemos, desde que nacemos hasta la muerte que extingue toda forma de conducta.
Así nos desarrollamos. Nacemos como un amasijo de reflejos que no necesitamos aprender. En cambio la conducta va a ser resultado de la historia de relación con los contextos en que nos movamos y dependerá de las oportunidades que tengamos y de las circunstancias biológicas (procesos de maduración) y humanas (circunstancias sociales, culturales, económicas) en que nos encontremos para aprovecharlas. También en la esfera emocional: desde las emociones básicas, de serie, a otros universos emocionales más complejos.
Hoy en día, a nivel discursivo, nadie cuestiona lo anterior ni su conclusión lógica: la necesidad de aprender a lo largo de la vida. LLL (lifelong learning) es moneda común junto con conceptos como innovación y participación.
Donde este consenso no resulta tan evidente es cuando hablamos de aprender y crecer a lo
Durante 365 días al año y más en los bisiestos. En la empresa y en la comunidad de vecinos/as (sí, también en ese “ring” se produce aprendizaje). Inevitable. Muchas veces involuntario, muchas inconsciente, generalmente no percibido ni valorado. Ni organizado ni estructurado. Ni intencionado. Aprendizaje también.
Múltiples estudios reflejan la efectividad del aprendizaje informal en el contexto laboral: entre el 70-90% del aprendizaje de las personas empleadas ocurre de manera informal en el puesto de trabajo. Sólo el 10% de lo aprendido proviene de cursos, y 20% (a través de otros medios). Sin embargo, este caudal de conocimiento, de capacidades, se despilfarra al no ser validado ni valorizado ni reconocido. ¿Te imaginas si reconociéramos estas fortalezas?
Decíamos en agosto que es necesario hacer del aprendizaje permanente una opción más atractiva, accesible e integradora. No sólo del aprendizaje formal; también hemos de meter en este saco el informal. Y para ello no podemos obcecarnos doblando la dosis de soluciones que sirvieron en el pasado, como si “más de lo mismo” fuera el doble de bueno. Persistir, como Kif y Kof en “Quién se ha llevado mi queso” acudiendo al mismo lugar en busca de queso, no cambiará la situación. Aprendamos de Oli y Corri: pensemos diferente.
Llevo un tiempo con una melodía triste sonando en mi cabeza. No me imposibilita seguir…
Bajo el título “Este bebé con un casco tiene la clave para entrenar la IA”…
Imagen de Chen en Pixabay Matrix (1999), Ready Player One (2018), Blade Runner (1982), Yo,…
Pensando en qué escribir en esta entrada, me topé varias veces con un término que…
Una de las crisis existenciales más importantes del ser humano es la provocada por la…
El pasado 27 de febrero tuvo lugar la conferencia “Liderazgo para la transformación social” organizada…
View Comments
Creo que todo el mundo o i la mayoría, os tendría que conocer.
Simplememte deciros que estoy muy agradecida por ofrecerme la oportunidad de conoceros.
Sois de gran ayuda para mí.
Grácias. Un saludo