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Patrick Modiano vuelve a contar, maravillosamente, la misma historia

El joven escritor Jean Bosmans conoce a Margaret Le Coz en una boca del metro de París, durante unos disturbios. “Y pensar – nos cuenta el narrador-que cualquier otra tarde, en el mismo lugar, habrían bajado por la misma escalera y habría cogido el mismo metro sin verse…”. A partir de ese encuentro producido por azar, los dos jóvenes inician una relación de la que no conocemos grandes detalles, pero sí que ambos huyen de otras personas: ella, de un hombre que conoció en un café una noche de insomnio; él, de su madre y la pareja de ésta. La provisionalidad se instala entre ellos y los lleva a vivir siempre en las afueras, en zonas que ellos consideran seguras. Hasta que un día, Le Coz deja repentinamente la ciudad.

Cuarenta años después, Bosmans decide reconstruir aquella historia. Anota sus recuerdos, mezclados con los sueños en una moleskine, y estudia la posibilidad de llevar a cabo algunas pesquisas que lo acerquen de nuevo a ella, si es que aún vive. O si, como él, simplemente envejeció. En un pasaje de la novela el escritor mantiene la siguiente teoría: “Una personas son amigas, de jóvenes, pero algunas no envejecen, y cuando se cruzan con las demás, después de cuarenta años, ya no las reconocen. Y además no pueden ya tener contacto: están con frecuencia unas junto a otras, pero cada cual en un pasillo del tiempo diferente.

Bosmans parece no resignarse a que las palabras pronunciadas se desvanezcan con el paso de los días ni a dejar atrás a personas que alguna vez se cruzaron en nuestras vidas. Bosmans piensa que “el destino a veces insiste”. Te cruzas dos o tres veces con la misma persona. Y si no le dices nada, pues peor para ti.”, afirma.

El horizonte habla por tanto del azar y traslada el extrañamiento ante la desaparición irrevocable de quienes alguna vez nos acompañaron. Los cafés, las calles en la noche, y pequeños cuartuchos en edificios de extrarradio son algunos de los escenarios de una novela que lleva por la indefinición, el misterio, la magia y la belleza, la firma de Modiano. Este escritor maneja como pocos el vértigo, la desesperación ante la idea de que no hay vuelta atrás porque la vida se parece a un tren nocturno. Aunque Bosmans, el protagonista de esta novela publicada por Anagrama, no pierda la esperanza: “Algún día a lo mejor tenía él la suerte de llegar donde estaba ella si conseguía atravesar las fronteras invisibles del tiempo”.

Txani Rodríguez

Kike Martin

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