Pompas de papel

Tras En lugar seguro, una historia que cautivó a los lectores y que nos presentó al magnífico Wallace Stegner, Libros del Asteroide publicó Angulo de reposo que venía a confirmar la genialidad de este escritor norteamericano. Ahora, para satisfacción de sus seguidores, vuelve a rescatar uno de sus títulos más conocidos, El pájaro espectador. Lo cierto es que, hasta estas publicaciones, poco sabíamos de un autor que ha recibido lo más prestigiosos premios literarios que se conceden en Estados Unidos y que fundó una escuela de escritura que tendría alumnos tan ilustres como Raymond Carver o Tobias Wolf.

En El pájaro espectador, Stegner vuelve a utilizar una fórmula similar a la empleada en anteriores novelas: los personajes centrales de la novela, llegado a un punto de sus vidas, hacen balance, recuento, memoria de los días pasados. Pero centrémonos en esta historia: el protagonista es Joe Allston, un agente literario jubilado. “Tuve elegir-nos cuenta- entre hacerme representante de gente con talento o ser un representado sin talento”.

Vive en California, con su mujer Ruth, y deja pasar los días algo resignado a la idea de que se acerca su final. Pero una postal que les envía una vieja amiga, llevará a Joe a revisar los diarios que escribiera veinte años atrás, cuando viajó a Dinamarca con su esposa para conocer el país del que procedía su familia. Seis meses antes habían perdido a su único hijo. La lectura de aquellos diarios les llevará a plantearse cuestiones que nunca zanjaron y revivir el fulgor de algunos encuentros.

Una vez más, Stegner ilumina el presente narrando el pasado. Recorre vidas completas, que alcanzan la madurez, la vejez. Y es precisamente la senectud uno de los grandes temas de la novela, que en estas páginas se aborda magistralmente.

Txani Rodríguez