Hay en El hielo al menos tres novelas diferentes, una por cada una de las partes que la componen. La primera parece un thriller con elementos fantásticos de esos que tanto gustan ahora. Hay asesinatos, violencia, bastante sexo, alguna tortura y gente desesperada buscando salida a su conflicto. Es la parte mas larga, tiene mucho diálogo, enormes cantidades de acción y parece adaptar el modelo best-seller al modo occidental. La segunda parte cuenta en primera persona la historia de una mujer desde los tiempos de la segunda guerra mundial hasta la actualidad. Los elementos fantásticos de la primera parte aparecen también en este tramo en el que el autor pasa revista de manera crítica, aunque superficial, a algunos momentos de la historia de la Unión Soviética y de la actual Rusia. Si, como dicen, Sorokin ha tenido problemas en su país por escribir lo que aquí cuenta, deberemos considerar que la libertad de expresión está muy mal en aquella tierra. La tercera parte acumula las experiencias de numerosos personajes, que ellos cuentan en primera persona, que narran una visión común pero a la que llegan de diferentes maneras. Es la mas breve, variada, ingeniosa e incluso divertida del libro. Bueno, hay una cuarta parte, un epílogo de apenas cuatro páginas donde la ambigüedad parece dirigir la obra no hacia un final sino a una continuación. Efectivamente El hielo es la primera parte de una trilogía y aunque puede leerse como una novela independiente parece que el núcleo de lo que aquí se cuenta tendrá presencia en las otras obras, aunque seguramente con personajes diferentes. No queremos aclarar mas porque, evidentemente, estamos ante una obra de suspense y no conviene descubrir los misterios que contiene. Lo dejaremos así. Pero sí diremos que el autor va plegándose convenientemente a los diferentes estilos que habitan en su obra, que sabe mostrarse contundente y directo en la primera parte, documentado y sensible en la segunda, e ingenioso y capaz de hablar con diferentes voces en la tercera. Es un todoterreno que ha escrito ya varias novelas, solo una de ellas publicada anteriormente entre nosotros, El día del Oprichnik hace tres años, y que parece comportarse como un escritor profesional. Así que tenemos una novela escrita con solvencia, con los elementos de la intriga bien medidos, con un conflicto misterioso y unos personajes, muchos al fin, que están perfectamente dibujados y presentados. El hielo es, pues, una novela interesante, tiene una escritura muy occidentalizada y que quizá no desvela mucho del alma rusa, que es esa tontería que suele decirse siempre de las novelas de aquel país, pero permite pasar un rato muy entretenido y, ¿quien sabe?, si tiene éxito quizá podamos seguir leyendo los otros títulos de esta trilogía. Con esa esperanza les dejo el recado de que la recomienden para que Vladimir Sorokin pueda seguir siendo editado entre nosotros.
Félix Linares
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