Es bueno Juan Gabriel Vásquez. Trabaja sus escritos con gran interés y minuciosidad. Parte de ideas brillantes y de historias atractivas, forma estructuras sólidas y, solo de vez en cuando, convencionales, levanta un reparto de personajes atractivos y mueve sus fichas con habilidad. Y escribe muy bien. Merece la pena leerle. Ahora ha ganado el premio Alfaguara pero no se lo tendremos en cuenta. Es que Alfaguara suele premiar a gente de la casa y Vásquez estaba en plantilla desde el primero de sus libros que he tenido la oportunidad de leer: Los informantes. Como aquella novela me gustó mucho he seguido la trayectoria de este autor. Historia secreta de Costaguana me gustó todavía mas, aunque pienso que quizá es porque rinde un sentido homenaje a Joseph Conrad, un autor que me gusta mucho, lo mismo que le pasa a Vásquez según propia confesión y evidencias. He leído sus cuentos y me han parecido tan buenos como sus novelas. Sus artículos son igualmente precisos e interesantes y sus opiniones, sobre todo las literarias, ajustadas y certeras. Es bueno Juan Gabriel Vásquez. El ruido de las cosas al caer empieza sembrando pistas, detalles sobre asuntos que irán desvelándose a lo largo de la novela. El lector ya sabe que el escritor irá ajustando todas las líneas y que no va a dejarse hilos colgando por ahí. Otra cosa es que para cuando se anudan el lector haya olvidado la cita inicial. Puedo ocurrir con el hipopótamo, ese que aparece en la primera página y a falta de veinte para el final. Debe el lector poner algo de su parte para que toda la maestría del autor encaje en la obra. Pone Vásquez el escenario a punto y a los personajes en acción, hace que su narrador pase por ese salón de billares, conozca a Ricardo Laverde, entrelacen sus vidas, empiece el tiroteo y la investigación que llevará al protagonista a recorrer la historia de Colombia en las últimas décadas al mismo tiempo que ve como su vida personal se va perdiendo por su falta de atención. La historia va creciendo, pero el protagonista ahora es Laverde, o mejor su mujer, una estadounidense que viaja a Colombia en plan Domund, a hacer algo para que los subdesarrollados tengan posibilidades de salir adelante. Es excelente el retrato local que hace el autor, como a través de esa mujer conocemos a otros personajes y a Laverde que, un día, se pondrá a trabajar para los narcotraficantes y el mundo cambia. Hay aquí dos generaciones. La de ese piloto que hizo que las cosas cambiaran y la del testigo de su biografía que no acaba de creerse como era la vida antes de todo eso. Y la mezcla está sabiamente equilibrada. Solo hay un problema. La novela termina pero todavía queda una veintena de páginas para acabar el volumen. En realidad el hipopótamo tendría que haber cerrado, de la misma manera que abre, la narración, porque el resto de las cosas que nos cuenta Vásquez ya no nos interesan, da igual porque la historia se ha terminado y cualquier cosa que se pueda añadir ya no enriquecerá ese combinado perfecto de historia apasionante, crítica aguda, narración exigente y excelente literatura que es El ruido de las cosas al caer. Un premio merecido y una muestra mas de que Juan Gabriel Vásquez es uno de los autores del futuro. Yo de ustedes empezaría a leerle inmediatamente. Es muy bueno Juan Gabriel Vásquez.
Félix Linares
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Gracias Felix no conocia a este autor yha sido un gran descubrimiento,efectivamente es bueno , el misterio, como nos ambiente en esos billares, en esa calurosa Colombia, que ama y detesta a la vez, y la idea de la caja negra me ha parecido brillante, en Colombia todo se puede conseguir con dinero, la narracion de la exibicion del teniente Abadia es de leerla y estar viendola a la vez.
Lo dicho eskerrik asko,