Pompas de papel

¡Pura delicia! Esto es, exactamente, Los años Sputnik, un cómic extraordinario realizado entre los años 1999 y 2003 por el gran dibujante Baru, cuatro álbumes que ahora recopila en un integral la editorial vasca Astiberri.

Baru (Hervé Barulea), el autor más premiado en la historia del Festival de Angoulême, cuenta en esta ocasión la historia de un grupo de niños que viven en una ciudad obrera del norte de Francia. Corre el año 1957, tiempo de conflicto en el país galo. En el interior, el poderoso Partido Comunista divulga los valores de la Rusia Soviética y lidera las huelgas y protestas en las fábricas. Y en el exterior, París debe hacer frente a la rebelión en Argelia. Difícil contexto histórico, que no impide a los chavales de la época vivir su niñez con esa inocencia y energía que sólo se tienen a los 12 años.

Guiados por el relato del protagonista, Igor “el gorrino“, Baru nos sumerge en el mundo mágico de la infancia, donde la amistad es lo más valioso y las calles son lugar de cita, juego y peleas. La ciudad en cuestión, Saint Claire, es el escenario de las andanzas de “los de Arriba” y “los de Abajo“, dos bandos que siempre andan a la greña y cuyas peripecias hacen disfrutar al lector de momentos impagables, como las pruebas para determinar quién es el jefe del clan, o el intento de lanzar un cohete como el “Sputnik“, el primer satélite espacial, orgullo de la Unión Soviética y que da título al cómic.

Como hijo de emigrante italiano en Francia, Baru conoce bien la realidad de los barrios obreros. Dibuja ese escenario como nadie, y lo impregna de una alegría y frescura que se prolongan durante la lectura de las 200 páginas de este álbum. Sin embargo, y sin afectar al optimismo que destila la obra, Baru, autor con gran conciencia social, se las arregla para incluir referencias a problemas como el racismo, la política, la guerra de Argelia o los conflictos laborales. Y conocemos, además, una realidad de la historia francesa: las denominadas “ciudades obreras“, que desaparecieron al cerrar las grandes fábricas en cuyo entorno fueron creadas.

En definitiva, que estamos ante un cómic absolutamente recomendable. Los años Sputnik gustará no sólo a los amantes del noveno arte, sino también a todas las personas que disfruten con la lectura de una buena historia.

Iñaki Calvo