Pompas de papel

La editorial vasca Astiberri vuelve a romper moldes con una iniciativa tan osada como necesaria. En esta ocasión se atreve a publicar un grueso volumen de 300 páginas, titulado Panorama. La novela gráfica española hoy, que contiene obras firmadas por 28 autores, desde grandes veteranos como Max, Gallardo o Antonio Altarriba y Kim, hasta jóvenes como Mireia Pérez o Álvaro Ortiz, pasando por la brillante hornada de los últimos años que integran, entre otros, Paco Roca, Alfonso Zapico y David Rubín.

Todo un alarde de talento que, además del placer de la lectura, nos plantea varias tesis interesantes. Por ejemplo, la descripción del cómic como una “lengua materna“, que defiende en su historia el autor Juanjo Sáez y que Santiago García, coordinador de esta obra, incluye en su prólogo. ¿Por qué definir el cómic como lengua materna? Pues porque la inmensa mayoría de los hoy dibujantes crecieron leyendo tebeos, y de adultos lo continúan haciendo, y tenían necesidad de contar cosas y lo hacen a través del cómic.

Teoría explicada. Y ahora vamos con otra cuestión clave: el término “novela gráfica“. Los que allá por los años 70 y 80 del pasado siglo acudíamos cada semana al kiosco a por las revistas de cómic que entonces se publicaban, nos vimos sorprendidos por un álbum que parecía un libro. Se titulaba Contrato con Dios y llevaba la firma de Will Eisner, uno de los grandes autores de la historia del cómic y creador del famoso personaje Spirit. Aquella obra no sólo supuso el regreso a la actividad de Eisner, sino también la acuñación de un término nuevo, “novela gráfica“, un paso adelante que rompió la barrera entre cómic y literatura y los puso a igual nivel.

Desde aquellos años, el modelo no ha hecho sino consolidarse, y mucha gente que hoy lee cómics no lo hace por una afición infantil, sino porque encuentra en este medio historias interesantes y bien contadas. Y así se pueden definir las 28 que integran este Panorama que va de la reflexión al recuerdo, que sugiere y emociona, que impacta y hace reír, que sorprende y reconforta. Una novela gráfica absolutamente recomendable y que demuestra que el talento se impone hasta en los peores momentos de crisis.

Iñaki Calvo