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El comictario. Las verdades de la gente corriente

En las últimas semanas, las lecturas de cómic me han llevado por épocas históricas fascinantes, por grandes epopeyas de la humanidad, por intensas investigaciones detectivescas y por estimulantes mundos de fantasía. Es la magia del cómic, igual que la del cine o la literatura: trasladarnos a escenarios y aventuras que habitan en nuestra imaginación y hacernos disfrutar junto a sus protagonistas.

Pero esta magia tiene otra cara, más cercana e íntima, la del día a día cotidiano, habitado por personas anónimas, gente que nunca empuñará una espada para conquistar Tierra Santa, ni descubrirá América, ni tendrá que enfrentarse a peligrosos delincuentes ni viajará por los mundos de los faunos y los centauros. Gente que pasea por la calle, que cada día va al trabajo, o lo busca, hace la compra, vuelve a su casa y hace frente como puede a los problemas económicos, sociales y familiares, los problemas “normales” que afectan a la gente “normal“.

Y esas personas son las protagonistas del cómic que hoy nos ocupa, de título tan simple como expresivo, Gente Corriente, y que nos traslada a una pequeña ciudad francesa de provincias, a una calle habitada por seres humanos singulares y maravillosos. Como asomados a una de las ventanas de esa calle, vemos pasar la vida de Louis, el niño que sufre por el silencio de su padre y por la ausencia de su madre muerta. Nos entristecemos con la anciana Lucie, que limpia casas para poder vivir y se siente terriblemente sola. Asistimos con agrado a la labor de Armand, el lector que presta gratis los libros de su biblioteca, y nos enternecemos por su amor otoñal hacia Irina, la bella y esbelta dama de cabellos grises que hace misteriosas incursiones en un teatro abandonado. Y finalmente, vemos con pena la anodina existencia de Paul, funcionario en la oficina de objetos perdidos de los ferrocarriles, orgulloso de su vida plana y aburrida, y que no soporta la sonrisa permanente de un compañero de trabajo a punto de jubilarse.

Vidas simples, en apariencia, pero que esconden todas ellas un brillante destello de luz. Una luz que nos ilumina durante la lectura de esta historia, llena de emoción y sentimientos, escrita por el belga Vincent Zabus y dibujada con gran gusto y delicadeza por el italiano Thomas Campi. Los ojos de sus protagonistas nos miran muy profundo, y nos hacen comprender las pequeñas maravillas que se esconden tras la vida cotidiana.

Recomendación para las inminentes fechas navideñas: no os perdáis Gente Corriente, un gran cómic, publicado por Ediciones La Cúpula y que merece un lugar en cualquier biblioteca.

Iñaki Calvo

Kike Martin

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Kike Martin
Tags: comictario

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