Una catástrofe de dimensiones apocalípticas. Llegan los reporteros y escriben sus crónicas que sobrecogen al mundo, los fotógrafos elevan el dramatismo con sus espeluznantes instantáneas y las cámaras de televisión dotan de sonido y movimiento a las terribles imágenes. Así se produjo, como en todas las catástrofes contemporáneas, el goteo informativo tras el peor accidente nuclear de la historia, el estallido del reactor número cuatro de la central de Chernóbil, el 26 de abril de 1986.
Con el paso de los años, han sido numerosos los reportajes y visitas al escenario de la tragedia y, sobre todo, a la zona prohibida que abarca un radio de 30 kilómetros alrededor de la central, donde viven cientos de personas que han optado por retornar a sus raíces, a pesar del riesgo de la radiación.
Una primavera en Chernóbil se publicó en el año 2012 en Francia y ahora, a punto de cumplirse 29 años de la catástrofe, llega la versión en castellano a cargo del sello Spaceman Books, en una cuidada edición que merece formar parte de cualquier biblioteca que se precie. No os la perdáis.
Iñaki Calvo
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