En el siglo pasado Robert Silverberg, que llevaba diez años escribiendo novelas de naves espaciales y rayos desintegradores, decidió a mediados de los sesenta ponerse a escribir ciencia-ficción seria y publicó dos docenas de novelas de las cuales la mitad al menos eran obras maestras. Como era previsible las ventas no acompañaron, así que Silverberg decidió retirarse. Cuando volvió, ocho años después, sus escritos no tenían ningún interés. La suya podría ser también la historia de la ciencia ficción, que brilló a gran altura durante aquellos días y que después, gracias principalmente a La guerra de las galaxias, y que me perdonen los fans, volvió de nuevo a la infantilización.
Miquel Barceló pertenece a la generación de aficionados que creció con aquellas historias especulativas que no rechazaban el sentido de la maravilla pero que, como dijo Ballard, miraba más al espacio interior que al exterior. Y eso le llevó hace casi cuarenta años a publicar fanzines y poco más tarde a editar una colección del genero, Nova, en Ediciones B
Veinticinco años después las cosas han cambiado. La ciencia-ficción casi no existe como género, lo poco que se publica fundamentalmente es material para consumo de jóvenes, tipo Los juegos del hambre ó Divergente, y solo unos pocos autores se mantienen en la defensa del género, pero como no venden no se publican por aquí. La fantasía le ha ganado terreno, aquí le echaremos la culpa a El Señor de los Anillos. Y en este momento a Miquel se le ocurre lanzar una versión actualizada de aquella guía. Cuenta su historia, repasa los títulos más importantes, analiza las series de novelas, la emprende con el cine y la televisión. Me parece que esta guía es mejor que la anterior y, además, muestra a un analista algo más crítico y más divertido.
Me lo he pasado muy bien leyendo esta Nueva guía de lectura de la ciencia-ficción, pero, claro, yo soy un aficionado. Ustedes deben valorar si les interesa adentrarse en un mundo que, ahora mismo no parece que tenga demasiado futuro, pero solo por descubrir algunas de sus obras mayores merece la pena. Eso sí, Miquel Barceló ha arrimado el ascua a su sardina y habla aquí de los autores que ha publicado él. En este sentido quizá la selección se ha quedado un poco antigua. No costaba nada hablar más de Greg Egan, y mencionar a Ted Chiang, China Mieville ó Paolo Bacigalupi. Pequeñeces, este es un trabajo muy completo y muy entretenido sobre un género que nunca debería desaparecer, pero…
Félix Linares
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