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Juan Gabriel Vásquez ó cómo contar la historia de Colombia

Declararé mi afición a la obra de Vásquez inmediatamente para que el resto del comentario pueda ser entendido como una declaración de amor ciega. He leído sus obras, todas, creo, y siempre me ha parecido un gran escritor y alguien con ideas y criterio para manejarlas. La forma de las ruinas me parece, pues, una buena novela. Por poner algún borrón podríamos achacar al autor cierta “especialización” en sus temas. Efectivamente siempre cuenta la historia de su país Colombia y algunos episodios aparecen en diferentes volúmenes. El mismo lo reconoce en las páginas de su última novela. No pasa nada, entendemos que Vásquez está creando una obra compacta y que no puede detenerse en estas minucias. Bien, vayamos ya con el grueso de la función.

En La forma de las ruinas se cuentan las historias de dos atentados, uno cometido hace cien años, otro a finales de los años cuarenta. Los dos fueron muy importantes porque vinieron a cambiar las cosas en la política colombiana de manera fundamental haciendo que todo fuera a peor. Vásquez aborda claramente lo que tiene que contar desde su propio punto de vista, la conocida autoficción tan de moda, para hablarnos de sus recuerdos y de las personas que conoció, y que resultaban importantes para la historia que quería contar. Al mismo tiempo que se enfrenta a un individuo que insiste en que escriba la historia de uno de esos atentados, y que para convencerle le da la documentación del otro, y hasta incluye en sus parlamentos la conspiración del asesinato de Kennedy, Juan Gabriel va contando los problemas de salud de su hija y sus relaciones familiares, cuestiones que en nada afectan a la narración como no sea la de reflejar la turbación y el malestar en que se maneja el protagonista. Quiero decir que no era necesaria la autoficción, pero, bueno, si el escritor se siente bien así, no importa.

Las primeras doscientas páginas transcurren entre conversaciones con este personaje y otro mas, un médico, que parece el depositario de los objetos del asesinado, lo que permite la inclusión de algunas fotografías que avalen la veracidad del suceso. Son charlas muy largas, las mas extensas que recuerdo no ya en las novelas de este autor sino seguramente las mas largas de cualquier otra novela. Pero están tan bien escritas… Esta es una de esas novelas de las que tienes conciencia de que le sobran páginas, pero no encontrarías una línea que quisieras ver retirada. Las doscientas siguientes narran el asesinato de hace un siglo, con detalle, a través del método de encuesta donde un investigador va descubriendo lo poco que se puede hacer contra algunos poderes. Las restantes, otras ciento y pico, redondean la idea de llevar al papel la historia del segundo asesinato.

He disfrutado con la lectura de La forma de las ruinas. Me pasa siempre con los escritos de Juan Gabriel Vásquez, insisto. Por eso este es el comentario de un fan. Si lo creen conveniente pueden decidirse a comprobarlo por sí mismos. Yo estoy seguro de que no les defraudará, pero ya saben que el amor es ciego.

Félix Linares

Kike Martin

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