En un pequeño pueblo francés, desaparece un mal día un niño de seis años. Lo buscan en el pantano, organizan batidas por el bosque, la policía investiga. En el centro del drama se encuentra Antoine, un chico que acaba de despertar a la adolescencia y que trataba de forjarse una personalidad cuando un arranque de ira, un instante de furia, cambiará su vida para siempre. La historia está narrada en primera persona y es el punto de vista de Antoine el que dirige la lectura. Por lo tanto, el autor debía enfrentarse a la necesidad de construir un adolescente verosímil. Sin duda lo consigue. El protagonista, sumido en una pesadillesca circunstancia, no deja ser un joven aturdido por el primer amor, por la incipiente sexualidad, preocupado por la reputación que pueda tener en su grupo de amigos.
Antoine, hijo de padres divorciados, adora a su madre, tanto que acaba sintiéndose responsable de ella, y se encariña con Ulises, el perro de los vecinos. “Todo eso, unido a su carácter reservado, convertía a Antoine en un niño un tanto depresivo en
La tensión en la novela es constante: desde las primeras páginas nos pone el corazón en un puño y ya no dejaremos de preguntarnos qué pasa hasta la última página. En la lectura, descubriremos también los celos, rivalidades, rencillas y falsedades que esconden los habitantes de ese pueblo hasta entonces apacible y rodeado de belleza. El libro, del que destaca un hábil manejo del tiempo narrativo (sobre todo en el formidable segundo capítulo) se estructura en torno a tres momentos de la vida de Antoine (de ahí el título) que se dan en 1999,2011 y 2015. De este modo, asistiremos a la formación de la psique del protagonista y conoceremos cómo transcurre su vida.
El final, que quizá puedan atisbar, al menos en parte, los lectores más atentos, consigue resolver bien la trama planteada y se redondea gracias a un elemento muy concreto y que nos deja la sensación de haber asistido a una lectura intensa, angustiosa en algunos pasajes y adictiva en todo momento. El autor, Pierre Lemaitre, ganador del Premio Gongourt, que combina en Tres días y una vida, profundidad literaria con musculatura policiaca, nos lleva a reflexionar sobre la condición humana y el peso de la culpa.
Txani Rodríguez
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