En la década de los noventa, la desolación se extendió por la aldea Ding y por toda la provincia de Henan. La causa de la calamidad fue un plan gubernamental para la compra-venta de sangre en esa zona rural. Aunque los campesinos, la mayoría muy pobres, reciben la orden con reticencia, al final, acceden. En un principio, las donaciones están controladas, pero la codicia no tarda en aparecer, y Ding Hui, uno de los miembros de la familia que protagoniza esta novela, comienza a mercadear con la sangre: paga más que el gobierno por litro, pero hace muchas más extracciones, sin respetar edades ni reposos. Los vecinos de la aldea, la mayoría muy pobres, empiezan a vender de forma descontrolada, para comprar una gallina, para comprar champú, para comprar cualquier fruslería, mientras el negocio de compra-venta ilegal enriquece a unos pocos.
Pero sucedió -y aquí es cuando esta historia, una historia real, por cierto, se convierte en tragedia- que Ding Hui tampoco guardó el cuidado
Bien, este es solo el punto de arranque de una de las novelas que más me ha impresionado en los últimos años, y que quería reseñar porque aunque no sea una novedad estricta no ha recibido toda la atención que merece. Narrada desde el punto de vista de un niño, es una historia que nos habla de la ambición desmedida, de la corrupción, de los abusos, de la ignorancia. Pero, a pesar de lo terrible que fueron aquellos hechos, la lectura no resulta tan dura como pueda parecer. El autor, Yan Lianke, emplea un registro cercano al realismo mágico, muy lírico en ocasiones, muy hermoso cuando describe la naturaleza, y recrea, sobre todo, una bellísima historia de amor, una historia que rebosa ternura y delicadeza, y que nos mantiene enganchados a la narración.
La novela brinda también, a través de todos sus personajes, una gran oportunidad para conocer la China rural de aquella época en la que se mantenían costumbres y creencias que resultan sorprendentes. Yan Lianke, nacido en Henan, el lugar donde sucedieron los hechos que se relatan en esta novela, es uno de los escritores contemporáneos chinos más reconocidos y polémicos. Goza de popularidad en muchos lugares del mundo, pero gran parte de su obra ha sido censurada en su país. Sin ir más lejos El sueño de la aldea Ding, esta novela inolvidable, sigue prohibida en China.
Txani Rodríguez
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