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El notable debut en la novela del periodista Manuel Jabois

El comienzo de la primera novela del periodista gallego Manuel Jabois da el tono de Malaherba, un tono que absorbe por la voz del narrador, un adolescente que narra la pérdida de la infancia. Ese narrador, dotado de la extravagancia de la juventud, y que puede recordar al de El guardián entre el centeno, de Salinger, es quien nos guía por la Pontevedra de los años 80 y por el  recuerdo de la escuela, un ecosistema de lealtades, crueldad y sobrenombres. “Las aulas eran como continentes”, dice el protagonista Tambu, que se llama así por la canción Mister Tamburino.

Esa primera muerte del padre, su estado de salud, es el desencadenante de la novela porque Tambu y su hermana Rebe tendrán que instalarse durante tres meses en el piso de uno de sus vecinos, Armando, que tiene también dos hijos, Elvis y Claudia. Precisamente la relación entre Elvis y Tambu, a través de la cual ambos asisten a sus despertares sexuales y al sentimiento de culpa, es uno de los motores de la historia; otro motor es el misterio que impregna las páginas porque sabemos que está pasando algo más que lo que el narrador nos cuenta, ya que vamos de la mano del punto de vista de un niño, pero no sabemos exactamente qué pasa hasta que no cerramos el libro. Hay muchos aspectos, como el mundo de las drogas, que están solo sugeridos, y desde luego, hay que leer el texto con atención para captar todo lo que se va dejando caer. Así podremos llegar a explicarnos por qué los padres de Tombu están ausentes y dónde está, en realidad, la madre de Elvis.

Jabois guarda una memoria muy precisa de su paso por las aulas y de su propia adolescencia y eso le ha permitido crear esa voz tan verosímil. Aparecen juegos como el Tragabolas, o Hundir la flota o el Quién es quién, y aparecen también los abusones de la clase, el sistema de castas infantiles por el que se regían aquellos años. Y aunque el humor está presente y hay párrafos descacharrantes, la historia es dura, ya que en tres meses Tambu descubre demasiadas cosas: “Volvería a sudar muchas veces, por razones importantes y por razones estúpidas, pero esa no la olvidaré porque fue la primera vez que tuve miedo de verdad, la clase de miedo que una vez que se tiene ya no se va del todo”.

Malaherba está escrita de una manera aparentemente sencilla como sencilla parece la historia aunque guarde mucho más que lo que podría desprenderse de una lectura desatenta. “A mí, si me preguntan -dice el narrador en las primeras páginas- diré que me pasaron cosas que no sabía explicar, y sentimientos a los que no sabía poner nombre, e hice algo que simplemente no sabía si era bueno o malo, y cuando lo supe ya era muy tarde”. Puede ser un resumen de esta novela que nos ha descubierto a un Jabois más allá de su excelente y muy conocido trabajo periodístico.

Txani Rodríguez

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