Pompas de papel

A pesar del título, Paz, novela publicada por la nueva editorial Los libros del lince, este libro habla de la guerra y de la pérdida de la inocencia. Cuenta la historia de tres soldados norteamericanos que durante la II Guerra Mundial se encuentran de patrulla en Italia, de avanzada de su ejército, en plena ofensiva de los aliados hacia el norte y en plena huida y debacle del ejército nazi. Hace frío y llueve y la situación se complica cuando empieza a nevar. Entonces, guiados por un viejo italiano al que han obligado a ayudarles, se internan en un bosque. Todo se vuelve fantasmagórico. Hay huellas en la nieve, que se van borrando poco a poco, y de vez en cuando se oye algún disparo. La patrulla la componen el cabo Marson y los soldados Joyner y Ash. El cabo es de Washington, católico, tiene veinticinco años y un alto sentido del deber y la responsabilidad. Los soldados son muy diferentes. Ash es bostoniano, hijo de policía y tiene un punto guasón. Joyner es un retrogrado, deslenguado e ignorante hijo de granjeros, que sin embargo está dotado de una gracia natural. Los dos rondan la veintena.

Pero sus personalidades son arrasadas por la naturaleza de la guerra. Están hambrientos y sedientos, están congelados y tienen miedo a encontrarse con el enemigo, a ser disparados. Tienen miedo al dolor y a la muerte, y por eso se vuelven agresivos e inhumanos, egoístas y cínicos. Además sobre ellos revolotea otra preocupación moral. Han visto a su sargento matar a sangre fría a una mujer, sólo porque iba con un soldado alemán. Los tres se debaten entre denunciar a su superior ú olvidar el suceso, porque ¿a quién importa una muerte más en medio de tal carnicería?

El estadounidense Richard Bausch, un maestro del relato corto como demostró en los libros publicados hace unos años por la editorial Tropismos –Alguien que me cuide, La mujer del bombero y ¿No te alegras por mí?-, es un escritor dotado para la descripción psicológica. Partiendo de la brutalidad del ahora, se introduce en sus personajes para contarnos como eran y como la guerra les ha transformado en sombras de sí mismos, hasta convertir en una experiencia angustiosa y dolorosa el rememorar el pasado. Por eso alcanzan cotas de una gran emoción el recuerdo de la partida del hogar rumbo a la guerra ó las pequeñas anécdotas relacionadas con la infancia y los partidos de béisbol, el deporte que resume la esencia de lo americano: el triunfo del individualismo en un juego colectivo.

Bausch también demuestra su talento a la hora de conferir al paisaje una presencia tal que acaba transformado en un personaje más de la novela. Es fascinante como describe un entorno aparentemente idílico que se convierte en un elemento amenazador. Porque en ese paisaje brumoso puede aparecer la estela de la muerte, personificada en una bala disparada por un francotirador ó en una caída accidental por uno de los numerosos barrancos ó grietas ocultos por la nieve.

Una novela inteligente, oscura, bellísima, terrible, ligeramente esperanzadora y moralmente compleja. Porque a pesar de lo que le dijo su padre al cabo Marson, “cumple con tu deber”, no siempre es fácil saber qué es lo correcto.

Enrique Martín