Sophie Divry es una escritora francesa debutante, que con este libro, publicado sin ninguna publicidad, consiguió un gran éxito el año pasado en su país. Fue clave el boca a boca de los lectores.
La verdad es que la anécdota que sustenta esta pequeña joya –Signatura 400 (BLACKIE BOOKS)- es mínima. Una bibliotecaria de una gran ciudad de provincias se encuentra al llegar a su trabajo por la mañana a un lector dormido que se quedó encerrado en la biblioteca.
La novela es un canto a los libros, a la literatura, y una reflexión sobre el papel que en estos momentos tienen en el mundo. Un papel cada vez menor ante el avance de Internet y del consumo de las cosas pequeñas. Aunque curiosamente la autora cae en una contradicción, porque su libro también es una cosa pequeña, con lo que podríamos concluir que lo que importa no es el continente sino el contenido.
Enrique Martín
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