El escritor chino Mo Yan (Gaomi, 1955) fue galardonado el año pasado con el Premio Nobel de Literatura. No era un autor desconocido entre nosotros porque la editorial Kalia había publicado en castellano alguno de sus más importantes libros como Las baladas del ajo, La vida y la muerte me están desgastando y sobre todo, su gran éxito, Grandes pechos, amplias caderas. También está publicada en castellano Sorgo rojo, historia más conocida por la versión cinematográfica que realizó Zhang Yimou.
Ahora llega uno de sus últimos trabajos, Cambios (Seix Barral). Se trata de un relato autobiográfico que procede de un encargo. La prestigiosa editorial india Seagull pidió a varios escritores famosos que vivían ó habían vivido en regímenes comunistas que analizaran el comunismo en sus r
En realidad el libro es la historia de tres personajes desde que se conocen en la escuela a los catorce años, hasta la actualidad. Uno de ellos es el propio escritor que se presenta a sí mismo como un joven tímido y poco agraciado al que le gusta escribir y que no sabe que va a ser de su vida. El joven Mo trabajará de campesino, de obrero y finalmente ingresará en el ejército, donde su nivel cultural le convertirá en profesor-instructor y sus novelas le llevarán a la fama. Otro protagonista es su compañero He Zhiwu, un rebelde patológico, que irá de chanchullo en chanchullo hasta convertirse en millonario del régimen. Y la tercera pata de este banco es la hermosa y distante Lu Wenli, a la que los dos anteriores aman en secreto, una mujer que tiene un gran futuro por delante y a la que sin embargo la vida acabará devorando.
Mo Yan demuestra que es un escritor sobresaliente, que sabe moverse entre tres historias que se alejan y se acercan en medio de los avatares por los que atraviesa la China comunista desde principios de los sesenta hasta nuestros días. Un país, según el escritor, donde la gente lo ha pasado muy mal, pero donde es posible prosperar; donde ha habido errores, pero se han podido superar. En la China de Mo Yan no hay persecuciones políticas (solo algunas actuaciones contra algunas personas que han hecho “algo”), no hay conculcaciones de los derechos humanos, no hay protestas sociales y por no haber no hay casi ni corrupción, solo “ayuditas” de los que están arriba a los que están abajo a cambio de favores. Eso sí, China ha cambiado mucho y su sociedad y sus gentes también.
Gran escritor Mo Yan, gran narrador de historias, un creador de personajes potentes y emotivos, y aún así un escritor del régimen.
Enrique Martín
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