Rica, rica y con “condimentos”…

Siempre fui de la idea de que las emociones juegan un papel fundamental en el desarrollo de cada persona. La primera vez que oí el término inteligencia emocional fue en mi último año de universidad, cuando, entre la bibliografía opcional para el trabajo de fin de carrera se encontraba un libro de Daniel Goleman.

El planteamiento de su libro era muy novedoso, el título lo decía todo: “La Inteligencia Emocional. Por qué es más importante que el cociente intelectual”. Me resultó fascinante leer los resultados de las distintas investigaciones que demostraban la importancia de las emociones en el desarrollo de las personas y en consecuencia, en el desarrollo de la sociedad. Y además, en él exponía cinco aptitudes básicas de la inteligencia emocional: el autoconocimiento, la autorregulación, la motivación, la empatía y las relaciones sociales.

Hoy, muchos años después de aquel descubrimiento, la riqueza gastronómica de esta tierra es mi musa inspiradora para escribir este post y compartir con vosotros este “plato deconstruido” del libro en cuestión:

Imaginemos que nuestra vida gira en torno a una gran cocina…

Los conocimientos que vamos adquiriendo van formando parte de nuestra despensa de ingredientes y nosotros, como cocineros, podemos ser capaces de administrar e incorporar recursos, saber cómo se limpian, se cuecen, se preparan… (Hablamos aquí de nuestra capacidad intelectual)
Por otro lado, imagina que tienes en tu encimera un gran especiero con cientos de variedades distintas. Son las emociones, son los condimentos que dan sabor a la vida, y van aderezando nuestro paso por el mundo, probablemente no siempre sean de nuestro agrado pero forman parte de nuestras experiencias, de nuestros recuerdos, de lo que somos.

Cuando somos pequeños, quizás no sabemos diferenciar tantos sabores pero a medida que crecemos vamos adaptando nuestro paladar, identificando aquellos que más nos gustan y aquellos que no tanto. Aquí aparece una de las primeras aptitudes de la inteligencia emocional, el autoconocimiento.
Si algún día toca un plato donde nos sorprende uno de esos sabores que nos resultan desagradables lo aceptamos de mejor manera, aunque no nos guste. Se desarrolla entonces el autorregulación.
Conocer y reconocer los condimentos me generan ganas de crear nuevos platos, de probar nuevos ingredientes, de continuar con mi proceso de aprendizaje. Es aquí donde la motivación entra en juego.

Pero en una gran cocina hay más cocineros, y probamos sus platos y ellos prueban los nuestros. Probablemente habrá algunos que estén muy condimentados para nuestro gusto y otros que nos resulten sosos (y habrá a quien les pasará lo mismo con los nuestros). Pero en este proceso podremos descubrir nuevos y deliciosos sabores, podremos aprehender a conocer los gustos del otro y adaptar nuestros platos sin perder identidad, podremos entonces desarrollar nuestra empatía.
Y una vez puestos a cocinar, qué mejor que compartir y preparar platos en compañía, cocinar juntos y descubrir y crear nuevas recetas, disfrutando del trabajo en equipo y de los resultados. Desarrollamos entonces habilidades sociales, habilidades que nos permiten construir una comunidad.

Pero atención, el problema está cuando somos nosotros quienes no controlamos los condimentos y se nos pasa de amargo, o dulce, o salado… Cuando el “yo me lo guiso, yo me lo como” se transforma en un plato difícil de digerir. Es entonces cuando podemos llegar incluso a estar frente a un secuestro emocional.
Hay que ser consciente también, de que habrá más de una vez en la que me comeré algún plato que esté fatal, que me dejará mal el cuerpo… pero sin olvidar que los malos momentos pasan y la próxima vez ya sabré si tomarlo entero o simplemente probarlo.

Al final de cuentas, son los condimentos los que nos permiten saborear y resaltar los sabores de todos aquellos ingredientes que podemos llegar a cocinar y probar en nuestra vida.

Os deseo una vida “rica, rica y con condimentos”.

On egin!

¿Y tú?, ¿cómo condimentas tu vida?

Adriana Gabriela Racca

Creo en la cooperación, en el poder de las emociones, tengo una visión optimista del mundo (y creo que somos muchos los que pensamos así). Creo también que desde las experiencias, las historias y el juego se puede lograr un mayor impacto. Mediante la generación de ideas que accionan desde el co-razón facilito procesos de desarrollo de personas, equipos y organizaciones.

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  • Gracias Adriana por recordarnos estas enseñanzas de Goleman, sabias palabras. Bienvenida a este espacio!!!!

  • Muy original y creativa tu forma de plantear el concepto Inteligencia Emocional. Muchas gracias por compartirlo.

  • Buenas tardes. soy Guadalupe Villarreal Vega, De la escuela EPO 88.
    Su interpretación acerca de la inteligencia emocional para ver nuestra vida como una gran cocina, me parece interesante ya que a diario tenemos los conocimientos que adquirimos a diario ya sea en la escuela, trabajo y/o compañeros.
    Porque todos esos conocimientos que adquirimos nos hacen sentir emociones, que en la cocina serian los condimentos que dan sabor a la vida, y estos pueden ser variados, como bien lo dice hay muchos sabores desagradables que nosotros probamos la cual nos conlleva a una de las aptitudes de la inteligencia emocional, el auto-conocimiento si en algún momento nos toca uno de esos sabores lo tomamos de la mejor manera y es ahí en donde entra la autor-regulación, al igual que es tomado como un buen manejo de relaciones interpersonales en la que podemos actuar con correctas emociones hacia los demás. Y como bien dicen poseer inteligencia emocional significa aceptar las emociones que forman parte de quien somos, y como tal nos vuelven mas flexibles.
    Y luego después como Aristoteles decía: "Enojate con la persona indicada, en la medida correcta, en el momento oportuno, por el objeto adecuado y de una manera atinada."
    Como bien lo dice su texto nosotros mismos somos los que llevamos ese control de todos esos condimentos, y cuando no sabemos controlar lo dulce, amargo o salado.
    Y estar consciente de tener esa inteligencia emocional hacia las demás personas y pensar críticamente todas aquellas cosas por las que pasamos a diario, y estar consciente de que algunas veces probaremos platillos de otras personas que nos agraden o no.
    Ahora bien me pareció muy útil su información y como tal le agradezco por su tiempo al leer este comentario.
    Que pase buena tarde!

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Adriana Gabriela Racca

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