“El ser humano es un animal en evolución, en una evolución más lenta, mucho más lenta de lo que avanza el progreso. Una evolución que dotó a nuestros antecesores de unos sistemas de respuesta automáticos llamados emociones que nosotros hemos heredado por filogénesis.
Porque las emociones son esto, el punto de encuentro entre el cuerpo y de la mente, algo físico y no algo mental. En una cultura donde ha sido prioritario el pensamiento, la razón, Antonio Damasio, uno de los neurocientíficos más reconocidos en la actualidad y Premio Príncipe de Asturias de Investigación en el año 2005, titulaba una de sus publicaciones más reconocidas como El error de descartes. Y es que este filósofo, Descartes, erraba a la hora de entender que nuestro pensamiento marcaba nuestra existencia ya que es nuestro cuerpo, entendido como el binomio cuerpo/mente, quien lo hace.
[…] Les comentaba que las emociones tenían como función la social, la comunicación, la relación entre personas, y eso es algo que considero que también debemos cuidar. No solo es necesario que se piense en el planeamiento y diseño urbano (Urbs), la dinamización de la actividad física en el entorno local (Civitas) y la regulación y administración (Polis) para potenciar el deporte en los municipios, para generar Hábitats para el deporte como se persigue en estos encuentros, sino que debemos poner en valor la emocionalidad que surge de ellos y en ellos, la emoción que surge en la relación y que como en el plano relacional crean entornos emocionalmente positivos para su desarrollo o no.
Podemos pensar que con diseñar y ejecutar las políticas para el deporte en los municipios lo tenemos todo hecho, más aún si tenemos el presupuesto para ello. Pero una vez ejecutadas queda la relación de los y las ciudadanas con las mismas, y esa relación se realiza a través de aquellas personas que están en el campo de batalla, en la prestación de los servicios, y esas personas son las que debemos cuidar y formar con especial atención ya que van a crear el marco de relación, de comunicación interpersonal con los usuarios. No podemos permitirnos que todo el esfuerzo realizado en el diseño se pierda en la realización, dejando la excelencia, la visión integral de la persona de lado.
Porque estas personas emocionan, generan estados emocionales y una cultura que favorecerá o entorpecerá la práctica deportiva. Con esto no quiero hablar en términos absolutos, o dando la impresión de que no se hace bien o que los y las ciudadanas no hacen deporte porque no tengan una sonrisa al entrar en un centro deportivo, por lo menos no es esa mi experiencia, sino que considero que, insisto, debemos poner en valor a estas personas que son las encargadas de dar la cara ante la ciudadanía y que deben comportarse de forma emocionalmente inteligente lo mismo que todos nosotros. Porque son personas que emocionan y que también se emocionan, lo mismo que ustedes, lo mismo que yo y que todos los seres humanos.
Pero todo esto que les he contado, y mucho que quedaría por decir, no tendría fundamento sin su puesta en práctica, sin su aplicación a diferentes contextos como es, en este caso, el de las políticas públicas para el deporte en los municipios. Y acuérdense de que no hablo solo en su definición, en su planificación, sino también en su realización, en el campo de batalla, en la prestación de los servicios, porque las personas somos seres que nos emocionamos. Las personas, con lo diferentes que somos en lo particular, somos iguales en lo fundamental, en nuestro funcionamiento, en nuestra constitución, seamos usuarios de servicios o prestatarios de los mismos, y en los dos, en todos debe recaer la responsabilidad de generar entornos emocionalmente positivos para alcanzar los objetivos previstos.
Sí, y ya me voy, pero antes quiero recordar que les decía que hablaríamos de cuerpo, mente, corazón y espíritu y con una referencia a este último quiero terminar ya que no me había atrevido a terminar con él. Y es que hay una cita de Juvenal que venía al pelo para esta conferencia, pero que por obvia, me daba un poco de pudor ponerla al principio… así que con ella termino. Decía el poeta Décimo Junio (Juvenal.
«Se debe orar a los dioses que nos concedan una mente sana en un cuerpo sano.
Pedir un alma fuerte que carezca de miedo a la muerte,
que considere el espacio de vida restante entre los regalos de la naturaleza
que pueda soportar cualquier clase de esfuerzos,
que no sepa de ira,y esté libre de deseos […].Te muestro lo que tú mismo puedes darte, con certeza de que la virtud es la única senda para una vida tranquila.»
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trabajo con equipos de fútbol de alta competencia quisiera que el jugador manejara mejor sus emociones en que me puedes ayudar gracias te escribo desde merida venezuela