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Dinero microbiano para una ronda de queso y cerveza “humanizados”

Investigadores del Centro de Genómica y Biología de Sistemas de la Universidad de Nueva York se fueron a un banco de Manhattan y pidieron 80 billetes de 1 dólar para estudiar lo que hay sobre el dinero. Pocas cosas hay en el mundo tan sobadas como los billetes, así que no es de extrañar lo que han encontrado: ADN de 3.000  tipos diferentes de microorganismos, de los cuales sólo está identificado el 20 por ciento.

La mayoría procedía de microbios inocuos pero también había otros ocupantes más molestos: las bacterias que producen acné, otras que producen neumonía y úlcera gástrica y otras más peligrosas, como Bacillus antracis,  el ántrax, que está entre los microbios que se usan como arma biológica. Los científicos del NPR señalan, en este sentido, que no hay que alarmarse demasiado porque se trata de una bacteria muy común en el sueño que las personas que trabajan con la tierra pueden portar habitualmente.

Incluso se identificaron genes de resistencia a antibióticos sobre los dólares que, a simple vista, seguro que no parecían tener tanto okupa. Pero no es de extrañar que los billetes estén tan llenitos de microbios, no estamos todo el día lavándonos las manos y, como dicen los investigadores, quienes llevan la cartera calentita instalada junto al pecho o en el bolsilo de los pantalones tiene ahí el caldo de cultivo idóneo para los microbios.

La cuestión no es sólo pensar en que todo este material microbiano está en los billetes, sino que ha pasado por nuestras manos. Este tema tan sugerente, el de nuestra estrecha relación con los microorganismos me recuerda otra historia, de la que me habló hace poco el microbiólogo Ignacio López Goñi, de la Universidad de Navarra, autor del blog MicroBio.

Se trata de una historia que contó en las charlas organizadas por Naukas en el certamen CocinArte, en Pamplona: la historia de cómo fabricar queso y cerveza con microorganismos procedentes del cuerpo humano.

Primero repasemos nuestros conocimientos sobre el proceso de fermentación. Los microorganismos responsables son bacterias, mohos y levaduras. Para los procesos que nos interesan, la fermentación alcohólica y la fermentación láctea,  tendremos que echar mano de algunos de ellos

Para hacer cerveza o vino, necesitamos levaduras que actúen sobre los hidratos de carbono de la cebada o de la uva. Generalmente se trata de azúcares como la glucosa, la fructosa o el almidón, de los que las levaduras obtienen energía en un  proceso en el que producen en alcohol etílico y dióxido de carbono. El alcohol viene a ser, por tanto, el desecho de microorganismos a los que les pirra el azúcar.

En el proceso de fermentación láctea pueden utilizarse diferentes tipos de bacterias y hongos. Las bacterias producen ácido láctico, descomponen la lactosa, que es un azúcar, y acaban haciendo que cuajen las proteínas de la leche. En esta primera fase obtenemos la cuajada que acaba madurando y convirtiéndose en queso por acción de más bacterias lácticas y hongos.

Lo curioso es que estos microbios producen reacciones similares en el cuerpo humano. Aunque un queso apestoso sea alabado por los gastrónomos y su equivalente odorífero en una persona provoque gestos de repugnancia, su origen es el mismo: ambos olores son causados por bacterias.  Para estos microorganismos somos un ecosistema, somos su mundo, y hay quien ha decidido aprovecharlos para crear sus propios productos gastronómicos.

Es lo que han hecho  la científica estadounidense Christina Agapakis y la experta noruega en aromas Sissel Tolaas en la instalación “Selfmade”  que abrieron en Dubín. En esta exposición mostraron 11 quesos realizados a partir de bacterias tonadas del cuerpo de diferentes personas. Los donantes son artistas y científicos que se prestaron a este singular experimento. Esta experiencia  no tenía como objetivo promocionar la producción comercial de nada parecido, sino llamar la atención sobre la relación que tenemos con las bacterias que nos habitan.

beardbeer-draft-printLo de la cerveza selfmade es otro cantar. Y a estas alturas puede que a alguno le estén dando ganas de cambiar de tema. En este caso sí es una iniciativa comercial. Su artífice es Rogue Ales , una cervecera artesanal norteamericana con vocación innovadora que ya no sabe qué hacer para seguir inventando. Su producto humanizado es una cerveza en cuya fermentación se utilizan levaduras cultivadas en pelos de la barba del maestro cervecero  John Maier, que tiene a bien no haberse afeitado desde 1978. En este tupido ecosistema, según los análisis del laboratorio, viven los retoños híbridos de levaduras de las que utilizan en la cervecera habitualmente y de otras levaduras silvestres.  Y ellas son los responsables de la fermentación de esta cerveza, llamada Beard beer, que se comercializa y anuncia con una foto del sonriente barbudo. Además dicen que es ideal para acompañar platos de carne de ternera, de cerdo, y para los postres.

En La mecánica del caracol tenemos una sección llamada Mundo Micro, en la que el microbiólogo Guillermo Quindós nos cuenta todo tipo de curiosidades sobre este apasionante mundo de los microbichos. Aquí tenéis algunos de los espacios emitidos hasta el momento. Y este es el blog de Guillermo: Mikrobios.

Arcoiris cósmico en los anillos de Saturno

Saturn_s_rainbow_rings_largeEn 1610, el año en el que Galileo Galilei observó por primera vez con un telescopio los anillos de Saturno, era imposible prever el espectáculo que cuatro siglos después nos ha dejado la sonda Cassini. Esta es la imagen tomada el 30 de junio de 2004 de la sección de uno de famosos anillos que, por cierto, están bautizados con las primeras siete letras del alfabeto. La fotografía corresponde, concretamente, al anillo C y al principio del anillo B, y en ella se puede apreciar esta especie de arcoris cósmico, que abarca unos 10.000 kilómetros de superficie. Los distintos colores de los anillos se deben a variaciones en su composición: los tonos turquesa se corresponden con partículas de agua helada prácticamente pura, mientras que los rojizos indican la presencia de más contaminantes.

El famoso y complejo sistema de anillos observado por Galileo Galilei está formado por millones de partículas de hielo en las que se mezcla polvo y algún otro compuesto químico, con un tamaño muy diverso que va desde una micra hasta varios metros. Sobre su origen hay dos teorías:

  • Los anillos proceden de una luna de Saturno. Cuando su órbita se acercó más de la cuenta al planeta acabó destrozada y los fragmentos permanecieron alrededor del planeta hasta nuestros días. En 2013 la científica planetaria Robin Canup, del Southwest Research Institute en Boulder, Colorado (EE.UU.) creó detalladas simulaciones informáticas para explicar la formación de los anillos. Los fragmentos de la desaparecida luna, que mediría en origen entre 1 y 50 kilómetros de diámetro, formaron un sistema de anillos de hielo con una masa hasta 1.000 veces mayor a la actual.  Posteriormente, las innumerables colisiones convirtieron estos trozos más grandes en partículas más pequeñas.
  • Los anillos serían restos de la materia original que componía la nebulosa donde se formó el planeta. de ser así, los anillos serían tan antiguos como el planeta y se habrían formado al mismo tiempo que el resto del sistema solar.

    Por cierto que los anillos fueron bautizados a medida que se iban descubriendo, de manera que el orden de las letras alrededor de Saturno es D, el anillo más próximo a este gigante gaseoso, seguido por C, B, A, F, G y E.

    Y próximamente veremos por qué se puede decir que Saturno es un planeta con Txapela.

 Fuente: Agencia Espacial Europea

Cuando nuestros sentidos nos engañan

Una de las verdades de la vida que tenemos que asumir es que nuestro cerebro nos engaña, nuestros sentidos nos engañan y nuestro cuerpo nos engaña. Como explican los neurocientíficos Susana Martínez Conde y Stephen Macknick en su libro Los engaños de la mente, las cucharas que se doblan, las sillas que desaparecen ante nuestros ojos, los pañuelos que cambian de color, la paloma en la jaula y el conejo en la chistera no son sino ilusiones ópticas. La magia es un engaño de la mente y algo especialmente fácil de hackear es nuestro sistema visual, formado por ojos y cerebro.

Cada ojo equivale a una cámara de un megapixel. No parece gran cosa, la verdad, lo que pasa es que nuestra imagen del mundo es tan rica y detallada debido a los procesos de relleno que hace el cerebro para completar el cuadro. Y claro, el relleno a veces es una interpretación libre de nuestra cabecita.

Un truco que aparece como ejemplo en el libro. Una mujer aparece en el escenario con un vestido rojo. El vestido, eso no lo sabemos, está sujeto con hilos y velcro sobre otro vestido exactamente igual, pero de color blanco. El mago hace que descienda el nivel de luminosidad, se abre una trampilla, tira del hilo, el vestido rojo desaparece y lo que parece un burdo truco es magia para el público que ha visto como el vestido cambiaba de color en un latido.

El truco está en que una luz intensa que luego disminuye deja al público momentáneamente cegato y que, durante el tiempo en el que el vestido ha estado iluminado, las neuronas de nuestra retina especializadas en distinguir el color rojo se han adaptado, se encuentran cómodas viendo su color favorito… tanto que cuando el vestido iluminado desaparece durante un lapso de tiempo seguimos viendo ese color. Es como cuando miramos una bombilla, o un aparato que desprende luz y cerramos los ojos o miramos a otra parte. La huella fantasma de la bombilla sigue ahí varios segundos después.

Ilusiones ópticas aprovechadas por los magos hay unas cuantas.. aunque todo esto viene al hilo de una noticia que se basa más en el tacto que en la vista. Se trata de un llamativo estudio realizado por neurocientíficos de la Universidad de Bielefeld en Alemania, el Instituto Max Planck de Cibernética Biológica en Alemania, y la Universidad de Milán-Bicocca en Italia, que revela lo asombrosamente fácil y rápido que es hacer pensar a una persona algo tan absurdo como que su mano es de mármol. Si nos ponemos en situación podríamos intentar repetirlo en casa.

Vamos a ver, necesitamos dos ayudante y una persona con ganas de experimentar esta sensación tan rara. El conejillo de indias debe sentarse en una mesa con los brazos extendidos sobre ella. Le vamos a vendar además los ojos para que se quede más impactado. El ayudante número 1 debe darle golpecitos con un objeto en una mano. El estudio dice que utilizaron un martillo pero este instrumento parece un poco exagerado, así que pongamos que usamos una espumadera.

Mientras el ayudante número 1 golpea al conejillo en una mano con la espumadera, el segundo ayudante golpea al mismo ritmo un pedazo de mármol, aquí sí, con un martillo. Ambos ayudantes deben estar compenetrados porque el truco está en que cuando el objeto de estudio sienta el golpe, oiga un entrechocar de piedra. Si todo sale como es debido, en cuestión de minutos, el sujeto de estudio comenzará a sentir sus manos más rígidas, pesadas y duras, menos sensibles, y poco naturales. Vamos, la mano se le ha convertido en mármol, o al menos así la sentirá.

La explicación de nuevo tiene que ver con lo fácil que es hackear nuestros sentidos. Para percibir nuestros cuerpos y el mundo que nos rodea, nuestro cerebro combina constantemente la información recibida por diferentes sentidos con el conocimiento previo obtenido de la memoria. Sin embargo, la composición de nuestro cuerpo nunca cambia, el cerebro no pierde tiempo recordando que estamos hechos de carne y hueso.

Esta novedosa y extravagante ilusión corporal, la de tener una mano de mármol, demuestra que el material del que percibimos que está hecho nuestro cuerpo, puede variar rápidamente gracias a una ilusión sonora. Esta sorprendente plasticidad perceptiva podría explicar por qué las prótesis pueden ser asimiladas rápidamente por el usuario como una parte integrante de su cuerpo, o por qué la gente experta en el manejo de una herramienta sienten que esta es una prolongación de su cuerpo.

La entrevista con Susana Martínez Conde en La Mecánica del Caracol sobre este tipo de cuestiones se puede escuchar aquí.

Mundo Micro: Un vistazo al apasionante mundo de los microorganismos

Casi desde el comienzo del programa La mecánica del caracol hemos contado con el catedrático de microbiología de la UPV-EHU Guillermo Quindós para hablarnos del fascinante mundo en el que se mueven virus, bacterias, protozoos y hongos. Algunas de las historias que nos ha contado en estos últimos años pueden no ser aptas para personas escrupulosas (como el programa que hicimos sobre la presencia de microbichos en teléfonos móviles, lavabos, picaportes…) pero son, sin duda, muy apropiadas para entender cómo funciona nuestro organismo, las relaciones entre seres vivos y el ritmo de la naturaleza. Esta temporada Guillermo se animó a preparar una serie de historias breves sobre los temas más diversos: salud, biotecnología, incluso historia. Esta sección se llama Mundo Micro y aquí presentamos sus primeros frutos:

El extraño caso del señor que se emborrachó sin beber alcohol:  Un ciudadano estadounidense llega a un hospital en estado de embriaguez jurando no haber probado el alcohol. Tras 24 horas en observación vieron que el nivel de alcohol en sangre con el que había entrado, 0,32 gr./l. había bajado hasta 0,12 gr/l. Seguía presentando alcohol en su organismo sin haber probado ni gota. El culpable podría ser, al parecer, un hongo, una levadura concretamente llamada Saccharomyces cerevisiae, que habría crecido de forma excesiva en su estómago.

– La conspiración de los necios: la historia del doctor Ignaz Semmelweis. A mediados del siglo XIX un médico que trabajaba en el Hospital General de Viena entendió por qué la mortalidad de las parturientas de una de las dos salas de maternidad era mucho mayor que en la otra. Ignaz Semmelweis comprobó que las mujeres morían tras ser atendidas por médicos o estudiantes que habían realizado autopsias y que, sin lavarse las manos, atendían posteriormente los partos. La recomendación de lavarse las manos fue un gran avance, aunque como explica Guillermo Quindós, al doctor Semmelweis le costó la vida. Los médicos fueron muy reticentes ante esta petición y su defensor acabó ingresado en un hospital psiquiátrico. Murió debido a la infección que sufrió como consecuencia de una paliza.

– El microbioma: El 90 por ciento de nuestras células provienen de microorganismos…somos un auténtico ecosistema para los microbios que nos habitan. En esta píldora Guillermo explica las expectativas que se ponen en las investigaciones sobre el microbioma, compuesto por entre 300 y 1.000 especies de microbios diferentes.

– Terapia antimicrobiana con oro y plata. El nitrato de plata se utiliza para prevenir que los niños adquieran infecciones durante el parto pero en la actualidad se investiga el uso de nanopartículas de estos metales para que sirvan como vacunas o como antimicrobianos. El oro y la plata pueden interferir con la estructura del microorganismo, incluso con su metabolismo. Lo curioso es que, además dle tamaño, la forma también importa, y estas nanopartículas son más efectivas cuando tienen forma cúbica.

– La prodigiosina: Serratia o el bacilo prodigioso. Alejandro Magno conquistó Tiro gracias a la ayuda extraordinaria de un bacilo que provocó manchas rojas en el pan, lo que fue considerado como un augurio que les anunciaba la victoria. Esta bacteria crece en harinas y produce un pigmento rojo llamado prodigiosina. La presencia de estas manchas en hostias consagradas se han tomado como señales divinas.

– Candida Albicans: una levadura muy poco cándida. Esta levadura de nombre bondadoso aparece en lugares como boca o genitales y puede provocar una candidiasis oral o una vaginitis. En personas con el sistema inmunitario debilitado pueden provocar serios problemas a nivel de riñón, hígado o cerebro.

Estas charlas microbianas pueden escucharse en este podcast especial de Mundo Micro. Ya está en marcha la segunda tanda de programas, así que seguiremos informando sobre este universo oculto a nuestra vista.

Cómo seguir esta noche el paso del asteroide 2014 DX110

A las 22:06 horas de hoy el asteroide 2014 DX110 pasará a una velocidad de casi 15 metros por segundo a menos de 350.000 kilómetros de la superficie terrestre, una distancia inferior a la que nos separa de la luna.  Se trata de una roca de un tamaño de 30 metros de diámetro, el tamaño de un edificio de oficinas. La NASA vigila este objeto ya que tiene una probabilidad entre 10 millones de impactar contra la Tierra el 4 de marzo de 2046, aunque faltan datos todavía sobre el recorrido de su órbita.

El 2014 DX110 fue descubierto el pasado 28 de febrero por científicos en Hawai aunque no es la primera vez que nos visita. Para poder apreciar este fenómeno, el usuario necesitará de un telescopio siempre y cuando las condiciones sean propicias para ello. Afortunadamente hoy en día cualquier evento puede seguirse a través de internet.. y este no podía ser menos. The virtual telescope project tiene preparado el seguimiento del paso de este asteroide.

¿Por qué en un eclipse de sol los árboles proyectan formas de medias lunas?

 

eclipseEsteba Esteban, del Aula de Astronomía de Durango, me ha enviado esta imagen tan curiosa después la charla que mantuvimos hace unos días en La mecánica del caracol sobre su libro “¿por qué al mirar el cielo se pueden encontrar tantas sorpresas?”. Entre historias sobre la luna, el sol, los planetas y las estrellas salió a relucir esta peculiar forma de visionar los eclipses de sol: a través de los juegos de luces y sombras que se forman a través de los árboles.

eclipse2Es un efecto espectacular y poco conocido de los eclipses de sol durante la fase parcial y recibe el nombre de efecto pinhole. Cuando los rayos procedentes de una fuente luminosa atraviesan un pequño agujero, éste hace la función de una lente y proyecta la imagen de la fuente de luz.

En este caso, los huecos que udan entre las hojas son los que hacen de lentes y cada uno de ellos proyecta la imagen del sol eclipsado. Según el momento en el que se encuentre el fenómeno, la imagen del sol aparece con forma de media luna o de circunferencia. Lo que hace de este efecto una imagen espectacular es que cada árbol proyecta decenas de imágenes de este tipo en el suelo. Imaginemos el efecto en un bosque, parque, o en una calle arbolada.