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Los dientes revelan la división sexual del trabajo entre los neandertales

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Neandertales realizando sus tareas con la ayuda de la boca / CSIC

El estudio de las estrías y desconchones presentes en 99 dientes de neandertales revela que estas comunidades dividían algunas de sus tareas según su sexo. Esta es una de las principales conclusiones a las que ha llegado un estudio elaborado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y publicado en la revista Journal of Human Evolution.  Los investigadores Antonio Rosas y Almudena Estalrrich, del Museo Nacional de Ciencias Naturales, han analizado 99 incisivos y caninos de 19 individuos procedentes de tres yacimientos diferentes (El Sidrón en Asturias, L’Hortus en Francia y Spy en Bélgica).

Los análisis muestran que todos los individuos neandertales, independientemente de la edad, tenían estrías asociadas a su modo de vida en las piezas dentales. “Esto se debe a la costumbre de estas sociedades, como ocurre en algunos pueblos actuales, de usar la boca como una tercera mano en tareas como la preparación de las pieles y el troceado de carne, por ejemplo”, explica Antonio Rosas.

Pieza dental neandertal

Pieza dental neandertal

Lo que han encontrado es que las estrías detectadas en las piezas dentales de las mujeres adultas son más largas que las encontradas en los hombres adultos. Por eso creen que las tareas que realizaban eran diferentes.  Otra de las variables analizadas son los pequeños desconchones presentes en el esmalte dentario. Los individuos masculinos presentan mayor cantidad de mellas en el esmalte y la dentina de las piezas superiores, mientras que en los femeninos estas imperfecciones aparecen en las inferiores. No está claro qué actividades correspondían a las mujeres y cuáles a los hombres. Sin embargo, los autores del estudio apuntan que, al igual que en las sociedades cazadoras recolectoras modernas, las mujeres podrían haberse encargado de la preparación de las pieles y la elaboración de la vestimenta, mientras que el retoque de los filos de las herramientas de piedra parece haber sido una tarea masculina.

A pesar de estas evidencias de especialización del trabajo según el sexo los investigadores creen que probablemente se limitase a unas pocas tareas, ya que es posible que tanto hombres como mujeres participasen de igual manera en la caza de grandes animales.

Esta especialización del trabajo por sexos, muy similar a la de comunidades de nuestra especie incluso hoy en día, es un paso más en la aproximación a un concepto de seres evolucionados, no muy diferentes a homo sapiens. Hoy en día se sabe que cuidaban a los enfermos, enterraban a sus muertos, comían marisco e, incluso, tenían características físicas distintas a las esperadas: los había pelirrojos, y de tez y ojos claros. Se ha comprobado que eran mayporitariamente diestros y hay quienes apuntan s que tenía capacidad de producir pensamiento simbólico.

Almudena Estalrrich, Antonio Rosas. Division of Labor by sex and age in Neandertals: An Approach through the Study of Activity‐related Dental Wear. Journal of Human Evolution. DOI:
10.1016/j.jhevol.2014.07.007

Investigan la eficacia de las paredes vegetales como aislante acústico

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Ejemplo de fachada vegetal exterior

Zaloa Azkorra ingeniera agrónoma y profesora de la la Escuela Universitaria de Ingeniería Técnica de Minas y de Obras Públicas de la UPV-EHU está investigando las características que tienen las paredes vegetales y su potencial como aislante acústico y térmico. Por el momento, en una primera fase,  concluye que las paredes compuestas por vegetales tienen un gran potencial de absorción de ruido, tanto instaladas en fachadas exteriores como en paredes interiores.

Más ejemplos de jardines verticales

Más ejemplos de jardines verticales

Las paredes vegetales se componen de módulos vegetales: las plantas son introducidas en cajas de polietileno, y se mantienen mediante irrigación orgánica, es decir, las plantas son alimentadas y regadas por medio de un sistema similar al hidropónico utilizado en los invernaderos de Almería.

Sala de reverberación

Sala de reverberación – UPV-EHU

La prueba de absorción de ruido ha sido realizada en una cámara de reverberación (una cámara cuyas paredes poseen materiales que reflejan el ruido del mismo modo en todas las direcciones), utilizando varias frecuencias. De esta manera, se ha comprobado que las paredes vegetales tienen muy buen rendimiento tanto en frecuencias altas como en bajas en lo que a disminución de ruido se refiere (otros materiales utilizados en edificios, sin embargo, sólo tienen un buen rendimiento en frecuencias altas o bajas).

El siguiente paso de la investigación será estudiar las características de estas paredes vegetales como aislantes térmicos. Saloa Azkorra explica en esta entrevista en La mecánica del caracol que, aunque estas paredes tienen un coste de mantenimiento, sus ventajas van más allá del aislamiento. Contribuyen a la reducción de la contaminación atmosférica y son una aportación estética en nuestras grises ciudades.

El tormento de quedarnos a solas con nuestros pensamientos

Una prueba de resistencia física que pocos superan consiste en sentarse en una habitación vacía, sin ningún estímulo, sin móvil, sin libros y sin música, y ponerse a pensar. Un estudio realizado por las Universidades de Virginia y Harvard, y que se publica en la revista Science, confirma la escasa paciencia que tenemos a la hora de quedarnos solos con nuestros pensamientos. No hace falta realizar ningún estudio científico para comprobarlo, basta con observar a los viajeros en un vagón de metro, en el autobús o en el tranvía y contar quienes tienen la vista fija en la pantalla de su teléfono.

Lo que han observado estos científicos es que la mayoría de los voluntarios sometidos al tormento de no tener nada que mirar o escuchar, empezaban a ponerse nerviosos a partir de los seis minutos. Las pruebas se realizaron, por un lado, con un grupo de 413 estudiantes universitarios y, por otro, con118 personas entre los 18 y 77 años, seleccionados en un mercado de agricultores y en una iglesia.

Buena parte de los participantes declaró que durante el tiempo de aislamiento se sintieron incómodos, fueron incapaces de concentrarse o sus mentes se distrajeron. Incluso, cuando el experimento se trasladó a sus casas los voluntarios siguieron a disgusto. Un tercio de ellos confesó haber caído en la tentación de escuchar música o usar el teléfono móvil.

Los científicos no vieron grandes diferencias por edad o relacionadas con el hábito de utilizar smartphones por lo que concluyen que los omnipresentes teléfonos inteligentes no han acentuado nuestra tendencia a no querer quedarnos en soledad con nuestros pensamientos. Lo que sí son es una herramienta muy adecuada para llenar los vacíos, los tiempos de espera en el autobús o el dentista.

Los investigadores fueron más allá a la hora de comprobar estas conclusiones y plantearon a los voluntarios que podían abandonar su aislamiento antes de tiempo si se sometían a una pequeña descarga eléctrica. Un 67% de los hombres y un 25% de las mujeres optaron por el castigo.

¿Por qué nos cuesta tanto estar sin hacer nada?  La mente humana ha evolucionado para estar implicada en el mundo, explican estos científicos. A pesar de que tenemos la capacidad de desconectar mentalmente y centrarnos solo en nuestros pensamientos, por lo general, no solemos hacerlo con mucha frecuencia o durante períodos largos de tiempo.

Por cierto, como cada fobia tiene su nombre, el miedo a pensar se llama fronemofobia.

Los cetáceos sólo distinguen el sabor salado: la influencia de los genes en el gusto

dos-ballenas_2624288La mayoría de los animales vertebrados somos capaces de percibir en los alimentos cinco sabores: los tradicionales salado, dulce, amargo y ácido y el más novedoso umami, el producido por el glutamato monosódico, un aminoácido presente en las proteínas. Los cetáceos, sin embargo, solo percibirían el sabor salado, según un estudio de la Universidad china de Wuhan.

Los primeros en ser analizados fueron en 2012 varios ejemplares de delfines en los que se descubrió que los genes implicados en los receptores gustativos del azúcar y el umami no eran funcionales. Ahora, el estudio realizado por la universidad china, y publicado en Genome Biology and Evolution, revelan que al menos 15 especies de cetáceos sólo detectan el sabor salado, porque sólo los genes relacionados con este gusto son funcionales.

Las mutaciones responsables de esta incapacidad de saborear ocurrieron hace 53 millones de años, después de que el ancestro común de todos los cetáceos existentes en la actualidad evolucionara para adaptarse a la vida en el océano.  El hecho de que los cetáceos traguen a sus piezas enteras, sin masticar, que es el momento en el que saboreamos la comida, puede haber tenido algo que ver en esta evolución. Pero, ¿pueden por esta razón prescindir de los sabores?

En este caso encontramos un ejemplo de cómo la evolución ha llegado a un punto en el que puede originar problemas. Percibir el sabor amargo, ayuda a distinguir cuando hay algún elemento tóxico en el alimento, ya que las toxinas naturales suelen tener este gusto.

Eubalaena_glacialis_with_calfDado que los cetáceos descienden de animales terrestres hervíboros capaces de distinguir frutos inmaduros y venenosos, los científicos se preguntan si la pérdida de esta capacidad vino porque en el mar ya no les era tan útil.  Pero entonces ¿Por qué mantener la sensibilidad por lo salado? Los autores de este estudio piensan que estos receptores podrían intervenir en la regulación de los niveles de sodio, un elemento muy presente en el medio marino y que ayuda a mantener la presión sanguínea. 

Lo cierto es que la incapacidad para percibir tóxicos mediante el gusto es un problema para los cetáceos. Se han dado casos de animales que nadan en manchas de petróleo porque no distinguen su mal sabor o de cetáceos envenenados tras comer peces que se habían elimentado de algas tóxicas.

Este estudio sobre el sentido del gusto me ha hecho recordar la entrevista en La mecánica del caracol a Alfonso Jiménez, autor del blog La ciencia también es cultura que hace un tiempo escribió este post: sobre la forma en la que los genes determinan cómo percibimos los sabores y, en consecuencia, qué alimentos nos gustan más o menos: “Mamáaa no me guztan la’zpinacaaa” o los genes determinan los sabores.

Según cuenta, alimentos como las espinacas, coles, endivias, o bebidas como la tónica, el café o la cerveza, contienen flavonoles, una sustancia que peribimos con sabor amargo. Solo que hay personas que aprecian este sabor y otros que no lo soportan. El gen para el sabor amargo, conocido como TAS2R, aparece en el genoma humano en unas 25 copias que se diferencian unas de otras en una sola de las mil dos letras ATGC que forman su secuencia.

Las variaciones de las 50 copias que tenemos del gen por célula (ya que cada célula contiene dos genomas completos) determinan la enorme variabilidad que podemos tener de estos receptores. Vamos, que el mismo alimento no nos sabe igual a dos personas, aunque contemos con toda la población mundial para hacer la comparación. Estas diferencias parecen ser las causas de la predilección que sentimos por ciertos alimentos, y la manía que tenemos a otros. Está bien poder decir que no me gusta el café, no por no haberlo probado insistentemente, sino por causas genéticas
 

 

 

Dinero microbiano para una ronda de queso y cerveza “humanizados”

Investigadores del Centro de Genómica y Biología de Sistemas de la Universidad de Nueva York se fueron a un banco de Manhattan y pidieron 80 billetes de 1 dólar para estudiar lo que hay sobre el dinero. Pocas cosas hay en el mundo tan sobadas como los billetes, así que no es de extrañar lo que han encontrado: ADN de 3.000  tipos diferentes de microorganismos, de los cuales sólo está identificado el 20 por ciento.

La mayoría procedía de microbios inocuos pero también había otros ocupantes más molestos: las bacterias que producen acné, otras que producen neumonía y úlcera gástrica y otras más peligrosas, como Bacillus antracis,  el ántrax, que está entre los microbios que se usan como arma biológica. Los científicos del NPR señalan, en este sentido, que no hay que alarmarse demasiado porque se trata de una bacteria muy común en el sueño que las personas que trabajan con la tierra pueden portar habitualmente.

Incluso se identificaron genes de resistencia a antibióticos sobre los dólares que, a simple vista, seguro que no parecían tener tanto okupa. Pero no es de extrañar que los billetes estén tan llenitos de microbios, no estamos todo el día lavándonos las manos y, como dicen los investigadores, quienes llevan la cartera calentita instalada junto al pecho o en el bolsilo de los pantalones tiene ahí el caldo de cultivo idóneo para los microbios.

La cuestión no es sólo pensar en que todo este material microbiano está en los billetes, sino que ha pasado por nuestras manos. Este tema tan sugerente, el de nuestra estrecha relación con los microorganismos me recuerda otra historia, de la que me habló hace poco el microbiólogo Ignacio López Goñi, de la Universidad de Navarra, autor del blog MicroBio.

Se trata de una historia que contó en las charlas organizadas por Naukas en el certamen CocinArte, en Pamplona: la historia de cómo fabricar queso y cerveza con microorganismos procedentes del cuerpo humano.

Primero repasemos nuestros conocimientos sobre el proceso de fermentación. Los microorganismos responsables son bacterias, mohos y levaduras. Para los procesos que nos interesan, la fermentación alcohólica y la fermentación láctea,  tendremos que echar mano de algunos de ellos

Para hacer cerveza o vino, necesitamos levaduras que actúen sobre los hidratos de carbono de la cebada o de la uva. Generalmente se trata de azúcares como la glucosa, la fructosa o el almidón, de los que las levaduras obtienen energía en un  proceso en el que producen en alcohol etílico y dióxido de carbono. El alcohol viene a ser, por tanto, el desecho de microorganismos a los que les pirra el azúcar.

En el proceso de fermentación láctea pueden utilizarse diferentes tipos de bacterias y hongos. Las bacterias producen ácido láctico, descomponen la lactosa, que es un azúcar, y acaban haciendo que cuajen las proteínas de la leche. En esta primera fase obtenemos la cuajada que acaba madurando y convirtiéndose en queso por acción de más bacterias lácticas y hongos.

Lo curioso es que estos microbios producen reacciones similares en el cuerpo humano. Aunque un queso apestoso sea alabado por los gastrónomos y su equivalente odorífero en una persona provoque gestos de repugnancia, su origen es el mismo: ambos olores son causados por bacterias.  Para estos microorganismos somos un ecosistema, somos su mundo, y hay quien ha decidido aprovecharlos para crear sus propios productos gastronómicos.

Es lo que han hecho  la científica estadounidense Christina Agapakis y la experta noruega en aromas Sissel Tolaas en la instalación “Selfmade”  que abrieron en Dubín. En esta exposición mostraron 11 quesos realizados a partir de bacterias tonadas del cuerpo de diferentes personas. Los donantes son artistas y científicos que se prestaron a este singular experimento. Esta experiencia  no tenía como objetivo promocionar la producción comercial de nada parecido, sino llamar la atención sobre la relación que tenemos con las bacterias que nos habitan.

beardbeer-draft-printLo de la cerveza selfmade es otro cantar. Y a estas alturas puede que a alguno le estén dando ganas de cambiar de tema. En este caso sí es una iniciativa comercial. Su artífice es Rogue Ales , una cervecera artesanal norteamericana con vocación innovadora que ya no sabe qué hacer para seguir inventando. Su producto humanizado es una cerveza en cuya fermentación se utilizan levaduras cultivadas en pelos de la barba del maestro cervecero  John Maier, que tiene a bien no haberse afeitado desde 1978. En este tupido ecosistema, según los análisis del laboratorio, viven los retoños híbridos de levaduras de las que utilizan en la cervecera habitualmente y de otras levaduras silvestres.  Y ellas son los responsables de la fermentación de esta cerveza, llamada Beard beer, que se comercializa y anuncia con una foto del sonriente barbudo. Además dicen que es ideal para acompañar platos de carne de ternera, de cerdo, y para los postres.

En La mecánica del caracol tenemos una sección llamada Mundo Micro, en la que el microbiólogo Guillermo Quindós nos cuenta todo tipo de curiosidades sobre este apasionante mundo de los microbichos. Aquí tenéis algunos de los espacios emitidos hasta el momento. Y este es el blog de Guillermo: Mikrobios.

Cuando nuestros sentidos nos engañan

Una de las verdades de la vida que tenemos que asumir es que nuestro cerebro nos engaña, nuestros sentidos nos engañan y nuestro cuerpo nos engaña. Como explican los neurocientíficos Susana Martínez Conde y Stephen Macknick en su libro Los engaños de la mente, las cucharas que se doblan, las sillas que desaparecen ante nuestros ojos, los pañuelos que cambian de color, la paloma en la jaula y el conejo en la chistera no son sino ilusiones ópticas. La magia es un engaño de la mente y algo especialmente fácil de hackear es nuestro sistema visual, formado por ojos y cerebro.

Cada ojo equivale a una cámara de un megapixel. No parece gran cosa, la verdad, lo que pasa es que nuestra imagen del mundo es tan rica y detallada debido a los procesos de relleno que hace el cerebro para completar el cuadro. Y claro, el relleno a veces es una interpretación libre de nuestra cabecita.

Un truco que aparece como ejemplo en el libro. Una mujer aparece en el escenario con un vestido rojo. El vestido, eso no lo sabemos, está sujeto con hilos y velcro sobre otro vestido exactamente igual, pero de color blanco. El mago hace que descienda el nivel de luminosidad, se abre una trampilla, tira del hilo, el vestido rojo desaparece y lo que parece un burdo truco es magia para el público que ha visto como el vestido cambiaba de color en un latido.

El truco está en que una luz intensa que luego disminuye deja al público momentáneamente cegato y que, durante el tiempo en el que el vestido ha estado iluminado, las neuronas de nuestra retina especializadas en distinguir el color rojo se han adaptado, se encuentran cómodas viendo su color favorito… tanto que cuando el vestido iluminado desaparece durante un lapso de tiempo seguimos viendo ese color. Es como cuando miramos una bombilla, o un aparato que desprende luz y cerramos los ojos o miramos a otra parte. La huella fantasma de la bombilla sigue ahí varios segundos después.

Ilusiones ópticas aprovechadas por los magos hay unas cuantas.. aunque todo esto viene al hilo de una noticia que se basa más en el tacto que en la vista. Se trata de un llamativo estudio realizado por neurocientíficos de la Universidad de Bielefeld en Alemania, el Instituto Max Planck de Cibernética Biológica en Alemania, y la Universidad de Milán-Bicocca en Italia, que revela lo asombrosamente fácil y rápido que es hacer pensar a una persona algo tan absurdo como que su mano es de mármol. Si nos ponemos en situación podríamos intentar repetirlo en casa.

Vamos a ver, necesitamos dos ayudante y una persona con ganas de experimentar esta sensación tan rara. El conejillo de indias debe sentarse en una mesa con los brazos extendidos sobre ella. Le vamos a vendar además los ojos para que se quede más impactado. El ayudante número 1 debe darle golpecitos con un objeto en una mano. El estudio dice que utilizaron un martillo pero este instrumento parece un poco exagerado, así que pongamos que usamos una espumadera.

Mientras el ayudante número 1 golpea al conejillo en una mano con la espumadera, el segundo ayudante golpea al mismo ritmo un pedazo de mármol, aquí sí, con un martillo. Ambos ayudantes deben estar compenetrados porque el truco está en que cuando el objeto de estudio sienta el golpe, oiga un entrechocar de piedra. Si todo sale como es debido, en cuestión de minutos, el sujeto de estudio comenzará a sentir sus manos más rígidas, pesadas y duras, menos sensibles, y poco naturales. Vamos, la mano se le ha convertido en mármol, o al menos así la sentirá.

La explicación de nuevo tiene que ver con lo fácil que es hackear nuestros sentidos. Para percibir nuestros cuerpos y el mundo que nos rodea, nuestro cerebro combina constantemente la información recibida por diferentes sentidos con el conocimiento previo obtenido de la memoria. Sin embargo, la composición de nuestro cuerpo nunca cambia, el cerebro no pierde tiempo recordando que estamos hechos de carne y hueso.

Esta novedosa y extravagante ilusión corporal, la de tener una mano de mármol, demuestra que el material del que percibimos que está hecho nuestro cuerpo, puede variar rápidamente gracias a una ilusión sonora. Esta sorprendente plasticidad perceptiva podría explicar por qué las prótesis pueden ser asimiladas rápidamente por el usuario como una parte integrante de su cuerpo, o por qué la gente experta en el manejo de una herramienta sienten que esta es una prolongación de su cuerpo.

La entrevista con Susana Martínez Conde en La Mecánica del Caracol sobre este tipo de cuestiones se puede escuchar aquí.

Comprueban daños en ratones provocados por el humo de tercera mano

La revista Plos One ha publicado la investigación desarrollada por investigadores de la Universidad de California, en Riverside (Estados Unidos) para analizar los efectos en ratones del denominado “humo de tercera mano”, efectos como daños en órganos e hiperactividad . Este residuo, el “third-hand smoke” en inglés, proviene del “humo de primera mano” que emite el cigarrillo y del “humo de segunda mano” que exhala el fumador.

Su existencia fue documentada en 2010 por investigadores del Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley,  en California , con Mohamad Sleiman,  como autor principal. Un hallazgo que fue publicado en la revista PNAS.  Según sus estudios, estos residuos reaccionan con las sustancias contaminantes del aire en ambientes interiores y producen peligrosos compuestos que pueden causar cáncer. La nicotina presente en el humo puede interaccionar con el ácido nitroso presente en el aire  y forma las nitrosaminas, sustancias que se encuentran en muchos alimentos, como pescados, cerveza, alimentos fritos y carnes. Algunas nitrosaminas producen cáncer en animales de laboratorio  y se cree que aumentan el riesgo de cáncer en humanos. Estas sustancias se depositan en muebles, tapicerías o en la ropa de las personas que están en un ambiente de fumadores.

El equipo de investigadores dirigido por Manuela Martins-Green, profesora de Biología Celular en la Universidad de California, estudió los efectos de estos residuos en ratones de laboratorio, bajo condiciones que simulaban la exposición en seres humanos. Las conclusiones a las que han llegado son que se producen daños significativos en el hígado y en los pulmones, que estos ratones mostraban hiperactividad y que sus heridas tardaban más tiempo en curarse.

Los ratones expuestos al humo de tercera mano en el laboratorio mostraron, concretamente, niveles más altos de lípidos y tendencia a desarrollar la enfermedad del hígado graso no alcohólico, precursor de la cirrosis y del cáncer. En los pulmones el humo de tercera mano simula la producción de colágeno en exceso y niveles elevados de citoquinas inflamatorias (pequeñas proteínas implicadas en la comunicación celular), lo que sugiere propensión a la fibrosis con implicaciones para enfermedades inducidas por la inflamación, como la enfermedad pulmonar obstructiva crónica y asma. Además, se dieron casos de heridas con mala cicatrización, similares a las observadas en fumadores que han pasado por alguna operación de cirugía. Por último, los ratomes sometidos a pruebas en el laboratorio dieron muestras de hiperactividad.

Estudios realizados sobre el humo de tercera mano indican que estos residuos pueden permanecer en las superficies de una habitación incluso 8 semanas después de que el fumador se haya ido de la vivienda. Incluso acaba llegando a las habitaciones en las que no se fuma habitualmente. Según los científicos, los niños son particularmente susceptibles a este humo de tercera mano porque es probable que respiren estas superficies de forma cercana o incluso las chupen

¿Tiene base genética el miedo a las matemáticas?

A menudo se oye hablar a personas “de ciencias” del escaso pudor que tienen las personas “de letras” a la hora de reconocer su incultura matemática. Desconocer quién fue Velázquez o quien escribió “Romeo y Julieta” pueden considerarse indicio de incultura palmaria pero si hablamos de derivadas o integrales o nos liamos con las medidas de superficie siempre queda el recurso de decir “es que yo soy de letras”. Aparte del debate sobre qué significa ser de letras o de ciencias, sobre el que se puede charlar largo y tendido, está la cuestión del pavor que muchas personas sienten ante las matemáticas y sobre la que han realizado un estudio en Estados Unidos. La investigación, realizada en la Universidad de Ohio y publicada en  Journal of Child Psychology and Psychiatry,  viene a decir que el miedo a las matemáticas sería debido a la suma de factores genéticos y ambientales.

En este tipo de estudios se suelen utilizar gemelos idénticos para indagar hasta donde llega la predisposición genética y donde comienza la influencia del entorno. En este caso el trabajo se realizó con 216 parejas de gemélos idénticos y 298 parejas de mellizos. Se les hizo un seguimiento desde su entrada al colegio, a los cinco o seis años, hasta los 15 años. Durante todo ese tiempo fueron sometidos a seguimiento por parte de los investigadores, que buscaban conocer cómó iba evolucionando su relación emocional con las matemáticas y sus aptitudes en cálculo y lectura.

Entre sus conclusiones está que las experiencias vividas no bastan por sí solas para explicar situaciones de ansiedad ante problemas de álgebra o geometría. A su juicio, la genética influye en un 40 por ciento de los casos estudiados en los que se produjo ansiedad ante las matemáticas. Las dificultades para resolver los problemas incrementan la ansiedad y ésta, a su vez, aumenta la angustia, creando un círculo vicioso. Y tener anisedad no impide resolver un problema, pero dificulta el aprendizaje. Claro que eso se puede aplicar a cualquier materia…¿por qué especialmente con las matemáticas? ¿No hay predisposiciones genéticas hacia otras asignaturas? Cuantas dudas…

 

Crean el primer pulmón artificial con células madre humanas

Uno de los grandes retos de la medicina es conseguir órganos artificiales para realizar trasplantes sin tener que depender de un donante. Hasta el momento se han conseguido crear a partir de células madre órganos más o menos funcionales, como un hígado o incluso un cerebro. Prototipos a los que se ha sumado ahora el pulmón artificial que han reconstruido en la University of Texas Medical Branch

Los pulmones son órganos muy delicados y complejos, formados por células diferentes en su estructura externa y en los tejidos internos. Las donaciones de pulmones no son suficientes ante la necesidad de tratar ciertas enfermedades que precisan un trasplante. A menudo los pacientes mueren al no poder realizarse la operación a tiempo o sufren problemas de incompatibilidad con el órgano donado.

El objetivo del equipo que dirige Joaquim Cortiella es fabricar pulmones artificiales para trasplantes. En 2010 consiguieron crear un pulmón a partir de células madre embrionarias de ratón. Para ello sometieron a las células de un pulmón de roedor a varios procesos de congelación y descongelación y utilizaron luego el órgano deteriorado como carcasa para hacer crecer en ella nuevas células.

Esta técnica ha sido probada ahora con los pulmones de dos personas fallecidas. Uno de los órganos fue sometido al mismo proceso que en el caso del roedor para, después, utilizar células sanas del otro pulmón sobre el esqueleto pulmonar resultante, El órgano quedó inmerso durante cuatro semanas en una solución nutritiva para permitir el desarrollo de las nuevas células hasta la formación de un nuevo pulmón. La experiencia se repitió dos veces para verificar su éxito. Su próxima meta es probar la actividad de este pulmón en un cerdo.

A la izquierda, el pulmón antes de su reconstrucción, a la derecha, tras la operación

A la izquierda, el pulmón antes de su reconstrucción, a la derecha, tras la operación

Este trabajo abre la puerta a la futura utilización de pulmones artificiales para trasplantes, aunque los investigadores reconocen que harán falta más investigaciones para llegar a este objetivo. Calculan que dentro de unos 10 años será posible crear este tipo de pulmones para su uso médico.

Artículo y vídeo sobre la investigación en CNN

Fabrican una batería de ión litio ultraflexible gracias a la técnica del origami

Investigadores de la Universidad de Arizona han desarrollado una batería de ión litio que puede plegarse, estirarse, encogerse y deformarse a voluntad sin perder su capacidad energética. La clave está en su diseño, basado en las técnicas del arte japonés del origami, consistente en plegar el papel sin tijeras ni pegamento para obtener figuras de intrincadas formas.

En la demostración que se ve en este vídeo puede verse como la batería, que está fabricada con los mismos materiales que cualquier otra de ión litio, se estira, se encoge, incluso se enrolla alrededor de un dedo sin perder su capacidad, tal y como se ve en el multímetro eléctrico al que está conectada. Para desarrollar la batería los investigadores han usado la técnica de plegamiento Miura, que ya se ha utilizado en la construcción de paneles solares para ingenios espaciales. Los investigadores de la Universidad de Arizona consideran que el proceso de fabricación de esta batería es compatible, en cuanto a materiales y técnica, con los ya existentes.