Desde hace algunos años en Etxanobe madrugamos el 6 de enero para hacer el roscón. No queda más remedio que comenzar temprano, porque nos gusta agasajar a nuestros clientes. Pero al día siguiente, el roscón está muerto. Se ha endurecido, ha quedado seco y se desmigaja. Aunque en el restaurante tenemos un truco sencillo que consiste en cortarlo en rodajas y meterlo en una tostadora. De esta manera, en su interior el almidón se activa y el gluten se vuelve elástico, así el rosco se ablanda y recupera su jugosidad. En su exterior se produce la reacción de Maillard y la caramelización forma una costra crujiente y exquisita que aporta nuevos sabores y aromas. Así disfrutaremos de nuevo del rosco, aunque también podemos dejar volar la imaginación, y rociarlo con un generoso chorro de aceite de oliva, rallar sobre él chocolate, untarlo con confitura de naranja amarga o ponerle mantequilla.
La crepe es una receta de origen francés, que se presta para dar variedad y…
Hay muchas maneras de preparar el pollo, aunque normalmente en casa se opta (quizás por…
En el mundo de la pasta hay tanta variedad, y en el mundo de la…
El azúcar es muy importante en esta receta porque necesitamos un toque dulce para equilibrar el amargor…
Que ricos son los champiñones y si van rellenos más, en esta receta usamos…
Os presento esta maravillosa receta de Michel Roux, es una receta para verdaderos amantes de…