Desahucios: se necesita un acuerdo social de gran alcance

Bueno, yo había puesto antes la tirita de que se hubiera hecho la herida más profunda al statu quo financiero. Porque esto ha sido solo un rasguño, no me esperaba tan poca valentía, la verdad. No se ha atrevido el Gobierno a dar el golpe de mano que la situación requería. Con este mero parche que supone el decreto Rajoy, de puro limitado e insuficiente, apenas surgirán los problemas estructurales que apuntaba en este post de arriba.

Esos saldrán a la palestra cuando las medidas sean mínimamente efectivas y resuelvan siquiera por un par de años el drama de los cientos de familias afectadas, y no solo de las que se encuentran en situación de máxima vulnerabilidad. El problema de las hipotecas afecta hoy a gente de clase media que se atrevió a comprar piso y hoy no puede pagarlo porque su situación laboral y la de su renta familiar ha empeorado drásticamente, y no solo a las capas más desfavorecidas y a las familias desestructuradas o con rasgos muy especiales y poco frecuentes.

Y las soluciones deben llegar a todos los afectados, en la medida que corresponda a cada uno, sí, pero no puede ser tan parcial e injusta.

Porque si no, estallará la olla; de hecho, lo está haciendo estos días. La postura solidaria de jueces y personal administrativo vinculado a lanzamientos de viviendas y desahucios, que exigen soluciones y se niegan a ser parte de un sistema injusto, es muy relevante y pone a la banca y al Estado en situación muy comprometida. Nunca había ocurrido algo así, que recordemos.

Pero, seamos realistas. Si se instauran las moras masivas en el pago de los créditos hipotecarios fallidos y se hacen las reformas -urgentes y necesarias, sí- en la ley hipotecaria tal y como exigen, con mucho apoyo social, las plataformas anti-desahucios y asociaciones de consumidores, el problema creado quizá sea tan o más grave como el “solucionado”: la UE no aceptará medidas que dañen la cuestionada solvencia y el futuro de los bancos y del conjunto del sistema financiero, y como se sabe estamos en manos de Alemania y de los dueños reales de la UE, donde cada vez pintamos menos como país. Y bancos y cajas, si se ablandan, con carácter retroactivo además, las condiciones para los contratantes de hipotecas, ellos -que están sometidos a las más duras condiciones, en materia de provisiones, por ejemplo, de su historia reciente-, restringirán aún más la concesión de créditos y los encarecerán todo lo que quieran, que para eso tienen y han tenido siempre la sartén por el mango. Su beneficio es intocable, si hay que subir las comisiones por cualquier servicio que presten lo harán, pero no arriesgarán un euro con los créditos; no olvidemos -se está viendo con los desahucios- que los clientes somos poco más que simples herramientas para su enriquecimiento. Y no es nada saludable para nuestra economía (ni para el empleo) que las contadas casas que se podrían vender o construir no se vendan ni se construyan por falta de financiación. Ah, es que las cosas son complejas, claro que sí. Y hay banca mala, malísima, pero hay otra que no ejecuta desahucios y que está (porque en su momento también lo estuvo, y no abusó del negocio fácil) a la altura de las circunstancias, supongo que lo saben. Y cuando lo que llamamos capitalismo funciona (o crea el espejismo masivo de que funciona), casi todos nos apuntamos a la fiesta consumista y nos ponemos a comprar incluso lo que no necesitamos, pensando en que la dicha (y el dinero, y el trabajo que nos lo proporciona, y los créditos…) nunca se va a acabar. Pero, ¿qué remedio tenemos para cuando falla, como ahora, y hace crak? Nosotros, como personas, ninguno, visto queda; y el sistema, tampoco. Estamos perdidos, sí. Y a fuer de sinceros, sigamos con este razonamiento tan incómodo. Aunque pueda ser impopular decirlo, el problema de las hipotecas (sí el de los desahucios, que debe resolverse cuanto antes) no es el único de nuestro país; y si me apuran ni siquiera el más importante ni urgente.

Hay algo que se llama desempleo, que, sinceramente, me preocupa bastante más.

Porque ese el padre de los problemas, amigos y amigas.

Pero, volviendo al drama de los desahucios, diré lo que pienso: se requiere un acuerdo nacional de largo alcance, que cuente con el respaldo de al menos de los dos grandes partidos políticos y de los más significativos de las nacionalidades históricas, con las asociaciones de consumidores y de afectados por las hipotecas, que sea aceptado por la UE (que ya defenderá a la banca, eso seguro) y que finalmente, sea aprobado por el conjunto de la ciudadanía. Porque este marrón de las hipotecas fallidas tiene un alcance, una dimensión que me temo aún no estamos viendo, y que todo apunta puede comprometer el conjunto de nuestra economía de los próximos años. De ahí la necesidad de un gran acuerdo sobre el asunto, porque nos afecta a todos, a los hipotecados que no pueden cumplir sus compromisos financieros, sí, pero también a los que han vivido de alquiler estos años de burbuja inmobiliaria y no han contribuido al desastre que ahora deben pagar: y a los que ya han terminado de pagar sus casas e incluso a quienes (alguno habrá) están pensando en comprarla. A problemas complejos, soluciones complejas e imaginativas, no queda otra; pongámonos a trabajar cuanto antes para dar con las claves que no spermitan ir atando cabos.

¿La música?

Rockero, sencillo y rotundo, es lo que nos exige la circunstancia hoy. ¿Iba bien la economía en los felices 90? Quién se acuerda. Éramos algo más jóvenes, sin duda, y sí recordamos, sin embargo, la música que nos gustaba, y del todo dentro de ella, a una banda norteamericana de curioso nombre, DINOSAUR Jr, que hacía oscuros y sucietes (en plan lo-fi, baja fidelidad) discos de indie-rock militantemente guitarreros y directos adornados con riffs y punteos casi heavys de puro exhibicionistas y prolongados, que tensaban el ambiente, te hacían mover la cabeza más que nada así de arriba a abajo y un poco hacia delante, y molaban cantidad. Y siguen haciéndolo hoy DINOSAUR Jr (los cincuentones Joe Mascis, guitarra y voz; Lou Barlow, bajo y voz; Murph, en percusiones)y, con canciones redondas como esta, “Don’t pretend you didn’t know” de su estupendo disco recién publicado ” I bet on sky”.

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