Alex Aguilar ha investigado a fondo la industria de la pesa ballenera en la península Ibérica. Primero trabajó en factorías gallegas y luego se doctoró en biología con una tesis sobre la pesca de la ballena. Ahora se publica el libro “Chimán. La pesca ballenera moderna en la Península Ibérica”. Recoge los testimonios de una pesca especializada ya desaparecida.
Alex Aguilar es catedrático de biología animal y director del Instituto de Investigación de la Biodiversidad de la Universidad de Barcelona. Hizo la tesis doctoral sobre la pesca de la ballena. Después de 8 años de indagaciones y estudios publica: “Chimán. La pesca ballenera moderna en la Península Ibérica”.
La pesca ballenera moderna se realizaba primero en el estrecho de Gibraltar, con factorías en Algeciras y Ceuta. Terminó en 1971 para luego extenderse a Galicia donde permaneció hasta 1985.
Alex Aguilar trabajó entre 1978 y 1985 en las factorías de Cangas y Cee. Fue testigo de los últimos tiempos de esta industria. Ha recogido documentación de un oficio que ha desaparecido y sobre el que no había nada registrado. Para Alex ha sido una necesidad de dejar constancia a través de las 350 páginas de “Chimán. La pesca ballenera moderna en la Península Ibérica”.
Es un recorrido por seis décadas de caza ballenera que se calcula significó la muerte de 21.000 ballenas y cachalotes.
“Chimán” es la palabra con la que los balleneros gallegos denominaban a un ejemplar de gran tamaño.
Alex Aguilar ha consultado, entre otros, el archivo familiar de Carl Herlofson. En Noruega descubrió una gran documentación de la década de 1920. Él fue el que inició la pesca ballenera moderna en España. Primero montó una factoría ballenera en Islandia, luego se trasladó a las islas Hébridas en Escocia para dar el salto a España, donde, en apenas seis años, de 1921 a 1926, pescó en demasía, vaciando la zona.
Alex Aguilar nos comentaba que se pescaron 21.000 ballenas y cachalotes, el mayor número entre 1920 a 1950.
Se utilizaban barcos de vapor pues resultaban más sigilosos al acercarse a sus presas. Los arpones pesaban 80 kilogramos y se lanzaban desde unos cañones.
En Galicia salían a 60 millas de la costa en jornadas de 24 horas. Los buques tenían de 25 a 30 metros de eslora.
El declive y final de la industria ballenera llegó con la presión de los grupos ecologistas. En 1978 hubo un primer atentado en Corcubión y luego, en abril de 1980, un par de bombas hundieron dos de los tres barcos de IBSA.
En 1985 se firmó la moratoria de pesca de la ballena.
Entrevistamos a Alex Aguilar en el programa “La Casa de la Palabra” de Radio Euskadi el lunes 5 de mayo 2014.
Puedes escuchar el audio del programa:
