Amaia Zuriarrain y Cynthia Rodríguez. América en barcostop.

Amaia Zuriarrain y Cynthia Rodríguez llevan cuatro años conociendo mundo aprovechando distintas formas de viajar desde el barcostop hasta cuidar una casa en los Alpes a cambio de alojamiento. En su recorrido por América realizaron videos de mujeres que les han llamado la atención por su personalidad y proyectos originales. Nos citamos con Amaia y Cynthia en la ermita de Izaskun cerca de Tolosa.

Amaia Zuriarrain de Tolosa, editora de videos, y Cynthia Rodríguez de Valencia, periodista, trabajaban en Barcelona. Cansadas de tanto estrés, en enero 2020 compraron un billete de ida a Chile con la intención de hacer 12 países durante 12 meses alrededor del mundo. En ruta se propusieron realizar audiovisuales sobre mujeres de referencia. Al proyecto lo han denominado “Ni tierra ni mujeres”, un viaje documental ecologista, feminista y LGTBIQ+. También querían disfrutar de la naturaleza y pasar el tiempo juntas.

Les sorprendió el Covid y su plan original se transformó. El año sabático se ha convertido en una forma de vida que ya dura casi cuatro años. En su periplo descubrieron el barcostop que consiste en viajar de tripulante en un velero a cambio de trabajo a bordo. Por tierra y por mar han visitado Chile, Argentina, el Caribe, Centroamérica, México, Florida y Hawái.

Regresaron a vela desde de la isla de Antigua en las Antillas en un barco tripulado por 6 mujeres llegando hasta las costas de Italia. En el verano 2023 han sido marineras en el Ártico.

¿Cuáles son algunas de las protagonistas que habéis grabado en vuestros videos?

Cynthia. Una de ellas es la nadadora chilena Bárbara Hernández, conocida como la Sirena de Hielo, especializada en nadar en aguas gélidas como glaciares o lagos congelados. Diana Méndez, capitana de barco y pescadora artesanal a quien localizamos en Ushuaia (Argentina). Ella fue la primera que nos habló de la posibilidad del barcostop. Josefina Allendes bordadora natural en Chile. Rita Sellares, bióloga marina, restauradora de coral en República Dominicana. La chef Nera Murillo de Costa Rica que ha abierto dos restaurantes de comida cruda con los que está triunfando. Otro ejemplo son las mujeres de una empresa de cacao en la isla de Bocas del Toro en Panamá.

¿Cómo os iniciasteis en el barcostop?

Amaia. Estábamos en Ushuaia (Argentina) y queríamos cruzar a la isla de Navarino (Chile) que está en frente. Resultaba muy caro y Diana Méndez nos comentó la opción de acercarnos al puerto y preguntar si alguien nos pudiera llevar. Así conocimos a Michael y nos embarcamos con él por el canal de Beagle. Observamos orcas que no son fáciles de ver.

Cuando llegamos a la isla de Navarino conocimos a nuestro siguiente capitán, el escocés Robert Fox. Nos enseñó las técnicas de navegación desde cero y en inglés. Fue como una masterclass, estábamos estudiando y practicando las 24 horas en el barco sin vía de escape. Yo creo que aprendimos el 95% de lo que sabemos en navegación.

Cynthia. Hicimos una ruta circular. Partimos de Puerto Williams para navegar por el canal de Beagle. Dimos una vuelta a la isla Gordon en el archipiélago de Tierra de Fuego. Llegamos a una serie de accidentes geográficos a los que tan solo se llega por mar. Observamos la cordillera Darwin, ventisqueros, glaciares. Era invierno y estaba todo nevado, en algunas bahías el agua se congelaba, las temperaturas eran extremas y en consecuencia permanecimos una semana con el barco bloqueado en una bahía. Tuvimos que esperar a una ventana de buen tiempo para que los rayos de sol rompieran el hielo.

¿Cómo fue el salto del frío de la Patagonia al calor de República Dominicana en el Caribe?

Cynthia. Era 2020 y con la llegada de la pandemia la forma de viajar era más complicada. Vimos en los barcos una oportunidad de continuar moviéndonos. En internet, por medio de una aplicación de búsqueda de tripulación, dimos con una capitana que estaba en uno de los puertos de República Dominicana y allí nos fuimos. Estuvimos con ella un par de semanas ayudándole a reformar su barco que estaba en tierra. Mientras, íbamos conociendo a otros marinos y nos recomendaron a unos chicos neozelandeses que necesitaban editoras de video para su canal de You Tube en Florida. Volamos a nuestro siguiente destino para trabajar con ellos.

Además de aprender a navegar, habéis hecho un curso de buceo ¿En dónde os enseñaron y cuáles han sido las experiencias en los fondos marinos?

Amaia. Nos fuimos a Centroamérica para navegar por el Caribe. Nos atrapó con su agua excepcional, ritmo pausado y agradable, islas bonitas, mucha naturaleza y buceo. Sacamos el título de buceador profesional en un centro de Panamá. En México dimos un curso de apnea. Para mejorar nuestras habilidades nos echamos a la mar en Baja California coincidiendo con la temporada de la migración de las ballenas del norte hacia el sur. Tuvimos la gran oportunidad de nadar con ellas y escuchar su cántico. También fuimos afortunadas de hacerlo con lobos marinos.

Navegasteis durante medio año por las Antillas haciendo charters y tiempo después os apuntasteis a cruzar el Atlántico en un barco tripulado solo por mujeres ¿Es algo excepcional?

Cynthia. El mundo de la navegación continúa siendo muy de hombres, especialmente en rangos altos, así que para empezar la excepcionalidad comienza porque la capitana sea mujer y además armadora-dueña-del barco. Ella es Chloe Need, patrona del “Moonflower 3”. Éramos tres inglesas, una neozelandesa y nosotras dos.

Amaia. Hubo días que se acercaba la tormenta tropical con olas de 5 metros. El barco era como una lavadora. Imposible dormir. El hecho de ir al baño era difícil y más aún cocinar. Las necesidades básicas no estaban cubiertas y había que mantener el ánimo y sacar una sonrisa.

Cynthia. En el puerto, antes de zarpar, recibíamos comentarios como: “¿Vosotras 6 vais a cruzar el Atlántico? ¿No seria mejor que os quedarías en el Caribe paseando en bikini?”. Obviamente, pensábamos que no, debíamos demostrar 10.000 veces que somos capaces de hacerlo y mejor de lo que te imaginas. Finalmente lo logramos por todo lo alto, conseguimos un buen ambiente entre nosotras, los astros se iluminaron y fue sin duda una de las mejores experiencias de nuestra vida.

La convivencia suele ser lo más complicado cuando te embarcas en un espacio tan pequeño. ¿Cómo hacíais para aseguraros la confianza con las personas con las que ibais a navegar?

Amaia. Hay que tener en cuenta que en un barco convives 24 horas sin ningún tipo de escape si estás en alta mar. No tienes tiempo para ti, ni espacio, ni privacidad. Diría que la convivencia es lo más difícil en la práctica de navegar.

Después de tres años por América navegando en cuatro barcos distintos, el pasado verano os embarcasteis en el “Tilvera”, un velero de 22 metros de eslora y dos palos que navega en el Ártico por las islas Svalbard ¿Otra vez en lugares extremos y salvajes?

Amaia. Hemos navegado en un barco muy especial hecho a medida por el mismo capitán, el islandés Heimir Harðarson. Estuvimos en Svalbard, bajamos a los fiordos de Noruega, las islas Lofoten y de ahí a Islandia. Otra vez hemos estado en un lugar extremo, con mucho frío, disfrutando de la naturaleza y a la vez hemos sentido pena porque hemos comprobado en directo lo presente que en esas latitudes está el cambio climático.

En América para evadiros de tanta navegación cada cierto tiempo viajabais por tierra con la mochila ¿En general, habéis estado muy expuestas como mujeres siendo pareja?

Cynthia. Para evitar situaciones incómodas muchas veces hemos ido como dos amigas no demostrando públicamente que somos pareja. Por ejemplo, no ir de la mano o no tratarnos de forma cariñosa en público. Como mujeres es mejor prevenir que curar. Por ejemplo, no somos muy nocturnas. Sí es verdad que hemos evitado que el miedo nos condicionara para viajar, navegar o para perseguir nuestros sueños.

Nosotras, antes de embarcarnos, preferimos convivir unos días con la tripulación antes de salir de puerto. Si nos transmiten buena energía tiramos hacia delante y si dudas, es que no.

Amaia. Como pareja no hemos tenido una mala experiencia. Con nuestros videos queremos dar visibilidad en las redes para que otras se animen a viajar juntas.

Texto: Roge Blasco

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