Miguel Ángel Navarro, Alain Zamorano y Eneko Fernández. Voluntarios en Arregy, Haití. Testigos de tres ciclones

Lanbí Elkartea nació hace seis años para apoyar diversos proyectos en la localidad de Arregy en Haití. La iniciativa partió del antiguo scout de Portu. Desde hace tiempo en la Casa de la Palabra entrevistamos a los jóvenes de Lanbí que visitan estas tierras caribeñas pues son de las pocas personas que traen noticias del que es considerado el país más pobre de América. Ayer lunes (6/10/2008) estuvieron en el estudio Miguel Ángel Navarro de Lanbí Elkartea, Alain Zamorano y Eneko Fernández de Arregy Alde. Han sido testigos de los tres ciclones que han asolado Haití de finales de agosto a septiembre: Gustav, Hanna e Ike.

  

Miguel Ángel Navarro es la quinta vez que visita la localidad de Arregy. Cuando pertenecía al scout de Portugalete, sus amigos y él, comenzaron apoyar varios proyectos de desarrollo en este pueblito situado en las montañas. Dieron charlas y se les unieron otros grupos como el que se creo en Ortuella con el nombre de Arregy Alde.

La estancia ha coincidido con el paso de los huracanes Gustav, Hanna e Ike. Cada cual más virulento y destructivo. Haití ha quedado arrasado, sobre todo la parte norte. Gonaive, la segunda ciudad más grande del país ha quedado en parte enterrada por el barro. Haití es un país que sufre un grave problema de deforestación. Al llover torrencialmente las aguas corren libremente y arrastran sin obstáculos las tierras.

En la ciudad de Jacmel, cerca de Arregy, el río aumento en tres sus dimensiones y la dejo cubierta de barro.

En las zonas rurales se han perdido las cosechas. Muchos campos cultivables se han convertido en un desierto de piedras arrastradas por el agua.

Se calcula que los tres ciclones han dejado 500 victimas mortales y un millón de damnificados. Según estos testigos “el panorama general es desolador”.

Miguel Ángel nos comentaba que el Gobierno de Haití no tiene capacidad de reaccionar ante la catástrofe. Gran parte de la población carece de televisiones e incluso radio por lo que no hay manera de prevenir ante la llegada de un ciclón.

Alain, Eneko fueron testigos del paso del Gustav y Hanna y Miguel Ángel del Ike. Vivieron los huracanes encerrados en la casa comunal construida por Lanbí. Sentían gran impotencia por los destrozos que sucedían fuera. Cuando pudieron salieron al rescate de familias, ayudaron en limpiar carreteras y buscar alimentos.

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