El ultramarationano Ramón Álvarez nos comenta su intervención en el Spartathlon. Dicen que es la carrera más dura que hay sobre el planeta. Consiste en correr desde Atenas a Esparta 245,3 kilómetros en 36 horas como tiempo limite. Se sigue al detalle el recorrido que realizo el soldado mensajero Filipides en el año 490 a. de C.

Ramón Álvarez relató en La Casa de la Palabra (18/3/2010) su experiencia en el Spartathlon. Se celebra, desde 1982, durante dos días el último viernes de septiembre.

Esta basado en la descripción que realizo Heródoto de la ruta que siguió el soldado mensajero Filípides. Este era un hemerodromo, es decir, un soldado corredor de larga distancia que cumplía la función de mensajero. Durante las Guerras Médicas, el ejercito de Atenas se enfrentó con el de Persia. Los atenienses enviaron a Filípides en busca de la ayuda de los espartanos.

En la actualidad se sigue meticulosamente esta ruta histórica. De manera que se cruzan autopistas, instalaciones urbanas, campos de viñedos, olivares y se asciende al monte Parthenio de 1200 metros. Los 245,3 kilómetros hay que hacerlos en menos de 36 horas, al igual que lo hiciera Filípides. Se debe pasar por el kilómetro cien en menos de diez horas. 

La salida se realiza desde el Partenón de Atenas y la meta es en el stadium de Maratón, en donde los corredores deben de tocar los pies de la estatua de tres metros del rey Leónidas. Todos los que terminan la agotadora carrera son considerados ganadores. Se les concede de forma ceremoniosa el agua sagrada de Olimpia, la corona de laurel y un medallón.

El santanderino Ramón Álvarez participo en la edición de 2003. Por motivo de una mala señalización se perdió en varias ocasiones. Finalmente termino el Spartathlon en 26 horas y fue el séptimo en llegar a la meta.

La organización se compromete en llevar a los atletas al hospital una vez alcanzada la meta. Ramón desecho gentilmente la invitación y se fue al hotel a ducharse.