Vicente Malpica de Granada y Joan Mira de Alicante han realizado durante tres meses la Ruta del Samurai. Se ha tratado de recordar la expedición diplomática y comercial que realizara el samurai Hasekura Tsunenaga y su sequito hasta Sevilla en 1614. Tan grande era el deseo de Joan por visitar Japón que uno vez cumplida la misión prologo el viaje en tiempo y espacio.

La expedición de Hasekura Tsunenaga llego por mar desde la ciudad de Sendái hasta el pueblo de Coria del Río. Tanto él como los miembros de su embajada tuvieron una serie de  descendientes que hoy en día conservan sus rasgos orientales e incluso el apellido “Japón”. En Coria hay más de 600 vecinos apellidados de esa manera y una estatua que recuerda el hecho histórico.

Vicente Malpica había cruzado en moto Canadá durante ocho meses. A su siguiente desafió le llamo “La ruta del samaurai”.

Joan Mira en Noche Buena de 2009 hizo una lista de deseos para cumplir el siguiente año. El primero de ellos era visitar el Japón.  Se entero dela expedición que preparaba Vicente y se unió a ella. El problema es que no sabia montar en moto ni tenia el carné.

Antes de partir no poseian muchos medios, ni económicos, ni logísticos. Para ellos era una incógnita en donde dormirían, como se alimentarían, si acertarían con la ruta o se perderían.

A lomos de una BMW G S800 y Yamaha Téneré salieron el 4 de junio 2010 a orillas del río Guadalquivir junto a la estatua en honor a Hasekura Tsunenaga en Coria del Río. Les quedaban por delante cerca de 100 días de camino y unos 25 mil kilómetros, 13 países de dos continentes.

Fueron desde la punta sur de Europa hasta el norte alcanzando Helsinki. Pasaron por Francia, Bélgica, Holanda, Alemania, Dinamarca, Suecia y en ferry llegaron a Finlandia. Hasta ahí todo fue bien pero en la frontera con Rusia ya comenzaron los problemas. Estuvieron 11 horas para poder pasar.

Me comentaba Joan que los moteros no tienen muy buena fama en Rusia y no consiguen hospedaje con facilidad. Así que aquella noche durmieron en la calle. Por carreteras en malas condiciones siguieron hasta San Petersburgo. Le paro la policía y tuvieron que sobornarle. Fueron hasta Moscú y por carreteras de rectas interminables se adentraron en Siberia. El paisaje era tan monótono que fue una alegría encontrarse con los montes Urales.

En Ekateremburgo se estropeo una de las motos. Llegaron a Novosibirsk y en Omsk Joan cumplió 30 años.

Dormían a salto de mata. Hostales, gasolineras, a la intemperie, en las tiendas nómadas en las estepas de Mongolia, en la playa en Japón y también utilizaron el couch surfing acogidos en los sofás de diferentes hogares.

Pasaron por Mongolia para volver de nuevo a Rusia por el lago Baikal. Penetraron en el lejano oeste de Rusia hasta Vladivostok. En ferry pasaron  la costa occidental del Japón hasta llegar a Sendái en donde fueron recibidos por las autoridades del ayuntamiento.

Joan siguió en solitario hacia el sur del Japón durante dos meses. Coincidió con una amigo alemán fanático del país nipón que prepara un libro sobre las cien mejores montañas de Japón.

Vicente y Joan llevaron la bandera de la paz de Nicolás Roerich, uno de los mentores de la expedición es el Museo Bandera de la Paz Nicolas Roerich, enclavado en las montañas de Bedia en Bizkaia.

Joan Mira nos relato la aventura en La Casa de la Palabra del jueves 18 de noviembre 2010.

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