Marisa Mestres, recuerdos del Orinoco.

Marisa Mestres (Barcelona, 1928). Su niñez se desenvuelve en un ambiente bohemio, al ser sobrina del pintor Félix Mestres, en cuyo estudio pasa mucho tiempo rodeada de artistas como Santiago Rusiñol o Salvador Dalí. Era una niña de bien que no había matado una mosca y por amor siguió a su marido de espíritu aventurero. Ha vivido 50 años en América, en varios lugares de Venezuela, Santo Domingo (República Dominicana) y Atlanta (Estados Unidos). Ha cruzado el Atlántico en más de 100 ocasiones. Es pintora, abrió una galería de arte en Santo Domingo, fue actriz y como capitana de yate ha tomado parte en regatas internacionales. Ha escrito “El Orinoco y yo” en donde relata la vida en familia en la Guayana de Venezuela a partir de 1958.

 

El marido de Marisa Mestres fue ingeniero jefe de Macagua I y II en el río Caroni, la Guayana venezolana, por aquel entonces la central hidroeléctrica más grande el mundo. La presa de Asuán no existía aún.

Partió con cuatro hijos (el mayor tenía siete años y el más joven uno) al encuentro de su marido en primavera de 1958. Durante siete años vivió en la selva.

Algunos animales eran de temer. Abundaban las onzas, jaguares, pumas, cunaguaros, boas, caimanes, rayas, tembladores, pirañas, arañas venenosas, tairas, osos, chigires, nutrias, vampiros, monos, mapurites, armadillos, alacranes, etc. Había una gran variedad de serpientes con las que se tropezaron más de una vez. Las mariposas se veían en multitud.

Todo era impactante para ella que venía de Barcelona y estaba acostumbrada a una vida burguesa. Marisa confiesa: “Desde mi niñez siempre le tuve pánico a cualquier insecto, incluso a las moscas. Más de un año me costó poder dormir de un tirón”.

Nació una nueva hija, Patricia. Con el tiempo se adaptó al entorno. Relata: “Empecé a permitirme el lujo de leer sentada en el saloncito exterior, mientras las gigantes ratas pasaban junto a mis pies sin inmutarme. Conseguí entenderme con un cachicamo y saqué valor para espantar a una serpiente terciopelo que perseguía a mis hijos. Incluso me acostumbré a dormir oyendo los quejidos de dos murciélagos, aprisionados en las telas metálicas del balcón del dormitorio (…). Perdí hasta la costumbre de revisar las sábanas por medio a los escorpiones.”

De esta manera, Marisa Mestres afirma: “Comencé a ser parte de aquella selva tan fascinante y de una vida tan llena de secretos y de sabiduría natural”.

Todas las mañanas mataba serpientes (la mayoría de picaduras mortales) con un viejo machete, labor que hacía siempre antes de salir a jugar con las niñas al improvisado jardín.

Marisa Mestres ha recuperado sus diarios de la selva para redactar “El Orinoco y yo” (Editorial Arcopress).

Emitimos la entrevista con Marisa Mestres en el programa de Radio Euskadi “Levando Anclas” del 1 de febrero de 2015.

Puedes escuchar el audio del programa: http://www.eitb.tv/es/radio/radio-euskadi/levando-anclas/2514928/2935254/marisa-mestres-el-orinoco-y-yo-isla-elefante-en-la-antartida/

 

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