Siempre me ha dado una especie de vergüenza dirigirme al mundo de la empresa en términos de compasión, esperanza y consciencia. Sin embargo sigo convencido que son las palabras que debemos utilizar cuando hablamos de liderazgo empresarial o simplemente de liderazgo. Y en esta ocasión lo hago sin casi pudor tras volver a leer el libro de Richard Boyatzis y Annie McKee Liderazgo emocional.
En este libro se habla de liderazgo pero le da un sentido diferente a otras teorÃas y libros que sobre este tema he leÃdo, salvo Warren Bennis, centrándose fundamentalmente en tratar al lÃder como la persona que es y tratar también cómo puede mantener ese liderazgo, comenzando con su liderazgo personal.
Boyatzis y MacKee hablan  del estrés que conlleva el ejercicio del poder en una organización y más si además del poder se debe ejercer, como condición indispensable para ser un lÃder, una influencia clara.  El estrés es consustancial al ejercicio del puesto y por lo tanto debe ser regulado para no entrar en una espiral emocionalmente destructiva que conlleva la pérdida del liderazgo o lo que es peor a veces, que pueda convertirse en algo “toxico”.
Este estrés del poder al que se refieren los autores, genera, según los autores, un circuito neurofisiológico dañino que afecta al Sistema Nervioso Simpático (SNS) cuya activación excesiva y continuada en el tiempo provoca una caÃda del sistema inmunitario y otras enfermedades relacionadas como la hipertensión o la diabetes, teniendo también efectos en la conducta, el pensamiento y las emociones. Además tiene como efecto secundario la disminución del Sistema Nervioso  Para Simpático (SNPS) y cuya reactivación conllevará la superación de este tipo de estrés y provocará un cambio neurofisiológico, comportamental y emocional que renovará a la persona y renovará de esa forma su liderazgo.
La manera en la que se conseguirá esto será mediante  del ejercicio de la concienciación, la esperanza y la compasión. Concienciación de lo que uno es como persona. De desarrollar esa capacidad que nos permite estar completamente conscientes de todo lo que uno experimenta dentro de su ser (cuerpo, mente, corazón y espÃritu) y de poner atención completa a lo que está pasando a nuestro alrededor. Se trata también de crear y mantener la esperanza en el futuro. El pensamiento esperanzado es, como se indica en el libro, una mezcla de la expresión clara de propósitos, de determinación de un modo o vÃa de actuación y el logro del objetivo experimentando bienestar como consecuencia del proceso.  Cuando esto es colectivo, organizacional, podemos hablar de una esperanza, de una visión compartida y de un claro Efecto Pigmaión. Finalmente se trata de ejercitar la compasión, que es empatÃa y afecto en acción tanto con uno mismo como con los demás. Compresión y empatÃa hacia los sentimientos y experiencias de los demás, afecto por los otros y la disposición para actuar según esos sentimientos de afecto y empatÃa.
Como ven, se trata de un libro que habla, en definitiva, de que debemos personificar el cambio que deseamos para el mundo. Para poder ser lÃderes y mantener nuestro liderazgo, debemos generar una transformación personal y continuada para que podamos vernos conectados con nuestros valores, con nuestras fortalezas y nuestras debilidades, con nuestros sentimientos, con nuestras aspiraciones y con los demás… principalmente conectados con los demás siendo de esta forma mucho más auténtica nuestra vida.  Se trata de cuidar nuestro cuerpo, nuestra mente, nuestro corazón y nuestro espÃritu y de equilibrarlos… una tarea apasionante que puede ser un buen aprendizaje y proceso en la vida, bien sea para los lÃderes colectivos o para esa gran multitud que componemos los “lideres individuales”.
Como ven poca vergüenza trasmiten mis palabras cuando hablo a la empresa en términos emocionales pero…
¿Ustedes qué opinan?
- BibliografÃa
- BOYATZIS Richard y MCKEE Annie (2006): Liderazgo Emocional. Prólogo Daniel Goleman Barcelona. Ediciones Deusto
Pues eso, que ya no hay lider que pueda llevar sobre sus hombros y en solitario tanta presión por los cambios y el nivel de exigencia que se nos viene encima.
De ahà -también- la necesidad de un liderazgo compartido: un deporte de equipo le digo yo.
Y que no hay lÃderes inoxidables, de manera que, o bien se equipan con unas buenas baterÃas de energÃas renovables, como bien dices, o más pronto que tarde, la organización y el mismo sujeto acaban quemados.
Sostenibilidad emocional, amigo. Eso es lo único que nos mantiene funcionando bajo estrés. Eso y quien nos reciba como un niño cuando tenemos ganas de llorar y no queremos ir al cole por las mañanas.
De lo que comentas, Rogelio, yo quiero hacer especial hincapié en la concienciación. Ejercer influencia sobre los demás y ser reconocido como lÃder debe llevarnos a un permanente cuestionamiento, revisión y mirar hacia dentro para no olvidar que el liderazgo tiene más de servicio que de otra cosa. Para no caer en la autocomplacencia y no dejarnos hipnotizar por el poder.
El mundo de la empresa está compuesto por personas que luchan, aman, sufren, sienten una cosa y hacen otra, tanto en su trabajo como fuera de él, por lo que hablar de compasión, conciencia, o esperanza es necesario si queremos cambiar las cosas.
Tengo la sensación que la palabra lÃder en este momento se ha puesto de moda, y tal vez la usemos con ligereza. El auténtico lÃder, el genuino, que no lucha por convertirse en lÃder de libro, tiene que ser una persona Ãntegra, no tiene que haber división en ella, no puede sentir una cosa y hacer otra, tendrá una comprensión de las personas y de las circunstancias, que hará que de manera natural, aflore la inteligencia emocional, y pueda ver los hechos como lo que son.
Es verdad que el grado de exigencia en las organizaciones es muy alto, pero tal vez esta inteligencia natural le permita crear un verdadero equipo, basado en el compartir y asà dar valor al conjunto
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