Inteligencia emocional

LA TORTURA DE LA DUDA

Una de las crisis existenciales más importantes del ser humano es la provocada por la duda. La indecisión continua se convierte en una verdadera tortura y en una gran fuente de sufrimiento. La batalla mental sobre qué decisión tomar, el análisis perpetuo y la incapacidad de decidir o resolver a menudo conllevan la llamada parálisis por análisis.

Habitualmente acompañó a personas que quieren hacer un cambio profesional pero que se sienten incapaces de llevarlo a cabo. En el campo de las relaciones de trabajo, conocer los impedimentos inconscientes que impiden tomar la decisión es clave. Debemos Indagar sobre la relación que ha habido con su familia de origen, con el trabajo, el dinero, y averiguar cómo fue la relación con su figura paterna de referencia, ¿si estuvo presente en su vida? ¿si le reconoció, le impulso? ¿Si valoraron sus logros? La dificultad para hacer cambios en el entorno laboral reside en un quiebre de la confianza en uno mismo y en la vida.

 

La otra gran dificultad dubitativa que nos acompaña en la vida son las relaciones afectivas. Es frecuente que se aproximen a la terapia personas que tienen dificultades en su relación de pareja. La mayoría saben que su relación no les hace felices, pero se siente incapaces de romperla. Y es que inconscientemente romper con la pareja, “es romper con la madre” a la que siento y debo lealtad.

Hace poco alguien me confesaba, “ayer me encontré con mi ex mujer y aún me sentía culpable por haberla dejado después de diez años. El precio que pagué por mi libertad fue la culpabilidad”. Y en efecto, la libertad de ser uno mismo conlleva responsabilidad y “abandonar al clan y su juego de lealtades”, de esta manera, dejar atrás esta “falsa lealtad” es lo que nos convierte en seres adultos y maduros. Cuando nos quedamos en una relación que no nos hace felices nos quedamos en el niño que se victimiza y que está indefenso ante las vicisitudes de la vida.

Sentir culpa por dejar a alguien es narcisista, es no ver al otro, no ver su poder, ni su capacidad, ni su fortaleza para superarse. Debajo de esa culpabilidad subyace la creencia que eres el artice de la relación y que de alguna manera la sigues controlando. Queremos relaciones estables cuando la inestabilidad es la columna vertebral de una relación afectiva.

Cuando alguien me pregunta sobre como decidir, siempre aconsejo hacer un proceso terapéutico profundo, en el que habrá que atravesar el valle del dolor del cual no podemos escapar, para después poder aplicar bien la fórmula de la coherencia.

Formula de la coherencia

1.- Cuéntate la verdad. Si no hubiera terceras personas implicadas, sin hacer daño, si nadie se enterará de nada, ¿tú qué harías?

2.- Atraviesa la verdad. No es tan peligroso como lo imaginabas y los resultados son buenos parar todos los implicados, aunque no lo parezca.

3.- Define tu visión. Mira la persona que quieres ser y que quieres dejar de ser. Imagina la persona en que quieres convertirte.

4.- Ve a la acción. No decidir es una forma de elegir, que siempre va en contra de ti.

 

¡Busca tu coherencia! A veces, nos pasamos media vida inmersos en las dudas, peleados con la razón y con nosotros mismos, y se nos olvida vivir.

 

 

 

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