Inteligencia emocional

Empatía y simpatía

El ser humano adecúa sus emociones, sus conductas y sus ideas a lo que imagina sobre el mundo mental del otro. Este proceso requiere aptitud sensorial para percibir los indicios y señales emitidos por el cuerpo del otro y una aptitud neurológica para conventirlos en signos que formen una representación del mundo del otro. El adivinar o delirar dependerá del grado de competencia social del individuo y concretamente del grado de eficacia y eficencia de su competencia empática.

Representarse en el mundo que se representa el otro permite comprenderlo, pero no neceseriamente experimentarlo. Esta es la diferencia existente entre simpatía y empatía.

La simpatía requiere un contagio emotivo que se intercambia entre dos individuos, mientras que la empatía exige una representación compartida entre dos sujetos. La evolución del cerebro nos permite abstraer cada vez mejor la información recibida del entorno lo que en consecuencia hace posible la simpatía y por tanto el contagio de las emociones. Esto supone la filogénesis de la empatía, y un ejemplo primario es la conducta del bebé frente al espejo. Desde las primeras semanas de vida, el bebé percibe una forma infantil que le produce un regocijo mucho más que intenso que cuando divisa a su madre. La simpatía no es analógica, pasa de un cuerpo a otro como contagio. Por ejemplo, cuando una madre está deprimida, se desorganizan sus conductas, lo cual desorganiza el mundo sensorial del bebé.

La empatía, sin embargo, es una construcción en dos etapas: la empatía emocional, parecida a un pensamiento analógico (comprendo lo que experimentas), sirve de base a una empatía de abstracción (comprendo lo que comprendes). Esta posición imaginaria de uno mismo en los pensamientos, afectos y reacciones del otro es en suma lo que denimonamos empatía. Cuando la empatía permite compartir las emociones del otro, la creación de ese intermundo puede expandir a los protagonistas o ponerles obstáculos.

Cuando todo se desarrolla en buenas condiciones, los encuentros empáticos intermundos permiten una fantástica ampliación de la conciencia de los protagonistas, en cambio en otras ocasiones, estos intermundos creados por la empatía no son siempre igualmente compartidos. Esta distribución se registra en las relaciones en las que uno de los dos altera o cura al otro, precipitándose uno en el mundo del otro: “Desde que te amo, ya no se quién soy”.

En conclusión, para convertirnos en seres empáticos necesitamos de la integridad de todos los estadios de la construcción del aparato psíquico y el proceso de enseñanza-aprendizaje de la competencia emocional que nos permita crecer en nuestra conciencia en cada ocasión que habitemos en un mismo mundo emocional.

 ¿Permaneces pasivo en el mundo compartido del otro, hasta el punto de dejarte despersonalizar?

2 pensamientos sobre “Empatía y simpatía

  1. bustos justina rosa jrositabustos@hotmail.com Argentina

    TODO LO QUE ME SIRVE PARA CRECER Y ENTERARME Y ENTENDER A COMPRENDER MIS COMPORTAMIENTOS Y ORANIFAR MIS PENSAMIENTOS PARA LUEGO PONERLOS EN EJERCICIO GRACIAS POR COMPARTIRLA GENTE ME INTERESA MUCHO

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