Inteligencia emocional

LA SUERTE Y LA VIDA ….EMOCIONAL

Por Javire Bárez

Tenía la intención de reiniciar este proceso de escritura bloguera con un tema de lo más actual e interesante y de vital trascendencia en las realidades sociales de estos nuestros días. El desempleo entre las personas mayores de 45 años.

Sin embargo, lo dejo para el próximo post,  porque el pasado viernes  me ocurrieron un par de cosas bonitas y ¿extraordinarias? y me gustaría compartir las sensaciones y emociones agradables que me hicieron sentir.

Cuando volvía caminado hacia mi casa, después de salir del trabajo, contento porque llevaba en la cabeza una buena idea,  una preciosa mariposa con su libre y alegre vuelo quiso acompañarme durante unos metros anunciándome la cercanía de la primavera y haciendo que en mi cara se dibujara una amplia sonrisa y percibiera una intensa alegría,.

Me dio por reflexionar, al tiempo que inspiraba profundamente,  cómo cualquier pequeño detalle que sucede en nuestras vidas, por insignificante que sea, puede estimular una emoción agradable y vivir ese momento intensamente. Me recordó la importancia del concepto emocional  “atención plena”.

Y un momento después, a los pocos metros, ya en la calle donde vivo, me encontré con un vendedor de la ONCE. Es su punto de venta habitual, yo suelo comprarle de vez en cuando algún cupón para el sorteo de los viernes, el “cuponazo” El viernes al verle, con la alegría que llenaba mi cuerpo, recordé que tenía el cupón del viernes anterior “sin mirar” (algún día me tocará y no me enteraré hasta pasados unos días, jeje,..).  Él lo consultó en su máquina de venta portátil (un gran avance tecnológico que facilita a las personas ciegas, o con graves problemas visuales,  desarrollar ésta actividad laboral), y… nada, no tenía premio.  En ese momento decidí comprar otro cupón para el sorteo de ese mismo día; comenzamos una breve conversación sobre la suerte en la vida.

Él me comentó, más bien susurró: para suerte la mía, aquí estoy vendiendo cupones porque de joven un accidente me “rompió la vida”.  Me contó que perdió la vista en un ojo, con el otro sólo ve parcialmente, le afectó a la voz, además de algunos problemas de movilidad.

“Y ahora tengo la suerte de poder “repartir suerte” a los demás. El accidente ocurrió, las secuelas ahí están, qué le vas a hacer?.  Hay que seguir adelante. Esto es la vida”.

Mientras le escucho me vienen a la cabeza tantas cosas, esto es gestión de las competencias emocionales intrapersonales, esto es conciencia emocional, regulación y sobre todo, autonomía emocional.  Pensamiento optimista, actitud positiva para afrontar tantas dificultades, aceptar la situación: “ya no se puede volver atrás, es lo que hay” . ¡Qué gran entereza! y automotivación para seguir adelante teniendo presente la palabra  “afortunadamente”…

Hoy no sé si me ha tocado el cupón, o no, no sé si tendré “esa suerte”.  Cuando hablo de suerte, me gusta comentar, que no suelo tener la suerte que quiero, pero siempre acabo  teniendo la suerte que necesito.

El pasado viernes tuve mucha suerte, había “fluído” en el trabajo durante toda la mañana, me fui a casa con una buena idea en la cabeza, a la que me dediqué durante toda la tarde, una mariposa había utilizado parte de su vuelo para acompañarme y el vendedor de la suerte me dio una lección de vida optimista.

Fue una recarga extra de energía emocional, una afortunada experiencia cotidiana, de las muchas que tenemos de forma habitual, sólo hay que estar atentos a lo que nos rodea, a quienes están y pasan a nuestro lado, observar y percibir las emociones propias y ajenas…. Ser conscientes de lo que pasa dentro de nosotros y en el entorno social en el que nos movemos, tengamos en cuenta que somos seres sociales, que vivimos en sociedad y compartimos actividad, espacio, tiempo y emociones sociales.

Hablando de la suerte y de la vida, os dejo unos fragmentos de una preciosa canción de Silvio Rodríguez, “La vida” que además hoy, he tenido la suerte de escuchar en la voz de Ainhoa Arteta:

“La vida de un pájaro en vuelo. La vida de un amanecer. La vida de un crío, de un bosque y de un río. La vida que me ha hecho saber. La vida del sordo y del ciego. La vida que no sabe hablar. La del triste loco. La que sabe a poco. La vida que me ha hecho soñar. La vida que pende de todo. La vida de cada emoción. La vida en exceso. La vida de un beso. La vida me ha hecho canción.”

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