Inteligencia emocional

LOS PADRES Y MADRES ROBOTS

Después del último post  que escribí que llevaba por título Los niños y niñas robots, un comentario que hizo un compañero del CIE sobre el mismo, me llevó a una reflexión que expreso aquí.

Serian mejores padres y madres ¿unos adultos humanoides que puedan crearse en el futuro? No al estilo de la película Yo Robot que protagonizó Will Smith, sino al estilo de la película Inteligencia Artificial a la que hacía alusión en el artículo anterior. Siguiendo con estas referencias cinematográficas, también podemos ver alguna idea al respecto, en la película: El hombre Bicentenario que protagonizó el ya fallecido Robin Williams.

Pensemos por un momento, si lográsemos crear unos humanoides que pueden esbozar algunas emociones, aunque sea de forma primitiva y básica (parece que se está logrando) y esto lo unimos a la racionalidad de un excelente sistema operativo. Esta combinación no generaría mejores decisiones y por lógica, ¿no se evitarían de esta manera los errores que comentemos los progenitores actuales con los más pequeños?

Cuando un padre y una madre toma una decisión, lo hace siempre tomando como referencia dos polos: uno es el que tiene que ver con las emociones radicadas en nuestras propias experiencias vividas como hijos. El otro extremo de este supuesto péndulo se encuentra en la información que vamos adquiriendo: artículos que leemos, experiencias que conocemos, la propia evolución socio cultural, etc. En ese movimiento pendular (que yo denomino Movimiento Emoin), radica la base de toma de decisiones en relación con la crianza de nuestros más pequeños. A modo de ejemplo: si nos situamos más en la parte de las emociones asociadas a nuestros recuerdos y poco en la información que tenemos, puede ocurrir que, como padre, le compre todos los caprichos que quiere a mi vástago, porque sentí de pequeño que mis amigos tenían más cosas que yo y eso me hacía sentir inferior, aunque a la vez sé que, como educador, esta decisión (cuando el péndulo se sitúa en la parte de información) puede generar un niño o niña egoísta con un pobre manejo de su frustración. Esa decisión que yo tomo influirá de una manera determinante en el comportamiento de ese menor. Si por el contrario, nuestra toma de decisiones educativas se basa demasiado en la información que tenemos y poco en nuestras experiencias emocionales como hijos e hijas, esto nos llevaría  a conectar y empatizar muy poco con las emociones de los menores.

La idea de una buena toma de decisiones, es encontrar el equilibrio y la cadencia del Movimiento Emoin adecuada y que nos permita tomar las mejores decisiones posibles. Al menos eso, es lo que parece que en un futuro no muy lejano nos ofrecerá la I.A. Esos humanoides, podrán manejarse de una manera mucho más acertada, generando un   equilibrio Emoin perfecto y que por esto mismo tomarán las mejores decisiones posibles en la crianza de los niños y niñas. Si esto fuese así, nuestro papel quedaría relegado a meros creadores de vida ya que de forma acertada (incluso seguro que habría una legislación al respecto) se trasladaría la responsabilidad de la educación de los más pequeños, a estos robots del futuro.

Si esto sucede así, esta educación robótica evitaría todos los problemas de comportamiento, violencia, inmadurez…en definitiva de salud mental  que nos encontramos en nuestros días con lo más jóvenes y por ende en su yo adulto. Se acabaría también con las consecuencias que producen esos progenitores negligentes y poco capacitados para educar. En definitiva, ¿serían mejores los niños y niñas criados así? ¿Serían más felices? ¿Lo seriamos nosotros? ¿Tendríamos una sociedad emocionalmente y comportamentalmente más sana?

 

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