Inteligencia emocional

La percepción y construcción emocional del tiempo

   

                                   “El tiempo es una ilusión”
                                                        A.    Einstein. 

Aunque los días tienen 24  horas y los años 365 días, no todos percibimos el tiempo de igual manera. La concepción del  tiempo  con la que operamos ahora  no ha sido la misma a través del desarrollo de la humanidad, tampoco los niños nacen con ella. La dimensión  del tiempo va desarrollándose  progresiva y laboriosamente durante los primeros  años del niño, a medida que maduran  las funciones operativas de la mente infantil- afirma Piaget.  Quienes han tenido niños cerca pueden constatar este hecho: primero aparece la noción del ahora, luego el futuro inmediato, de lo que está apunto de suceder, en lenguaje verbal, por ejemplo “mañana”,  puede representar  la constelación de futuro hasta que se alcanza  la noción de pasado, presente futuro en su más amplia gama.  Pareciera  entonces, que una vez alcanzada  cierta  madurez neurológica (a los 7 u 8 años de edad) las percepciones serían bastante similares. Nada más lejano de la realidad.

Hablamos pues del tiempo subjetivo o psicológico  como marco temporal  de las representaciones  de la realidad. ¿Cuántas veces al cambiarnos de entorno cultural sentimos  que  el tiempo se acelera o ralentiza?  ¿Cuántas veces ante circunstancias determinadas  nos parece que el tiempo vuela  o es una eternidad? De modo que  el abanico perceptivo  o estimación temporal es bastante amplio.

Lo que sentimos y pensamos también son alimento de esa percepción y construcción temporal. En situaciones embarazosas, desagradables, poco motivadoras, si se está aburrido, melancólico, sin expectativa de ocurrencia de grandes acontecimientos, el tiempo parece como expandido o dilatado, ejemplos: una clase que interesa poco, una reunión  que se torna no agradable, una enfermedad, la idea de que no tiene sentido  lo que se hace; mientras que  la novedad, el interés, la relevancia del acontecimiento, la creencia de  que irán bien las cosas, si estamos  a gusto, alegres, felices aparecen  como en un lapso menor ( tiempo contraído), e  incluso la dimensión del eje temporal cambia.  Piensa por un momento en que esta semana todo irá muy bien y no fallarás y comprueba tu perspectiva con respecto a si piensas lo contrario.

Pero, si por ejemplo,  el aburrimiento, la abulia, la nula capacidad  de asombro…la creencia  que ya tienes todo visto es   recurrente en tu vida la experiencia temporal  aparecerá como más efímera. Los estudiosos del tema han comprobado en esta línea que el tiempo puede  acelerarse  subjetivamente con la edad. “Si quieres que parezca que tu vida ha durado más, lo que tienes que hacer es perseguir cosas nuevas, necesitas probar cosas nuevas todo el tiempo, conducir por un nuevo camino cuando vuelves a casa… Si siempre  almacenas recuerdos  nuevos parecerá que tu vida ha sido más larga- afirma  el neurocientífico David Eagleman. 

 No hay que olvidar el papel de las emociones en los recuerdos y la memoria. La grabación de los acontecimientos internos están  asociados a una vivencia subjetiva enmarcados temporalmente. Se sabe que se recuerda más aquello que ha sido relevante, que se ha vivido con mayor intensidad emocional. Cuando hacemos balance autobiográfico a menudo se presenta un eje lineal: pasado, presente  y futuro, siguiendo tal vez la unidireccionalidad  del tiempo como hecho físico. Desde tal perspectiva es cierto que los hechos se suceden, pero la percepción de los mismos puede  variar  subjetivamente. Así pues, desde  el presente  puede crearse  una nueva percepción del pasado, nuestra mente puede viajar, cambiar  y mirar desde otras emociones aquello que  incluso no fue agradable y ello puede cambiar  y construir  nuevas imágines  que sirven como guía para el presente. Aunque parezca extraño desde esta experiencia subjetiva el presente  está construyendo el pasado.

Asimismo tu mente puede viajar hacia el futuro: cuando  haces planes  para  un año, dos, cinco, diez,  no sólo  estás viendo con optimismo lo porvenir ( contando con que vas  a vivir  ese tiempo), sino que  se está creando un espacio  temporal virtual  en el que se puede crear  y desarrollar proyectos. Así el futuro imaginado crea una disposición emocional  hacia el presente que encuentra más sentido.  Sin embargo,  el imaginarse  el futuro  a largo plazo, pensar, planificar para el porvenir, no es algo que surja automáticamente en todo ser humano por el hecho de poseer un cerebro humano, aunque éste posea la capacidad neurofisiológica para hacerlo (córtex BA10, según Snow, 2003, apud Simon,Vincent). He aquí, el reto personal y cultural, ¿Cuántas veces nos quedamos  anclados en un momento de nuestras vidas, en una percepción determinada?  A veces siquiera nos damos el beneficio de la duda para intentar  alinear nuestros acontecimientos temporales.

 

 

¿Podrías poner ejemplos en que el cambio de la percepción de los hechos a través del tiempo ha facilitado  el curso de los acontecimientos presentes?

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