Inteligencia emocional

Y se llama tristeza

Una simple llamada marca un surco imborrable.

Y el vinilo entra en bucle. Y la aguja de tu tocadiscos vital, patina. Intentas levantarla para saltar al siguiente tema, pero ella se agarra obstinada a ese surco.

Y la canción suena rayada. Una y otra vez te habla de “paraísos perdidos” (Ivan Ferreiro).

Un triste “ring” -a destiempo-, te despierta de tu anestesiante hiperactividad diaria.

Y se llama tristeza.

Resulta irónico. “Cuán presto se va el placer, cómo, después de acordado, da dolor”. ¿Verdad? Las creías paralelas, y resultaron ser vecinas, puerta con puerta, en tu día a día y en tu corteza cerebral (cuerpo cingular).

Y, de repente, todo se enlentece. Se aquietan tus pensamientos. Tus músculos y sus movimientos. Tu corazón y sus latidos. Y todo se repite, en bucle. Disco rayado.

Y lloras, porque estás triste. Y estás triste, porque lloras.

Y tu tono se hace más grave. Tu volumen vital, más bajo. Y se extiende el gris.

Y te repliegas y con ella te arropas. Y te preguntas qué sientes, y qué es para ti la tristeza. Y te duele porque-con esa respuesta- respondes a quién eres.

E intentas salir del barro tirando de tu propia coleta. Hacia arriba. Como el barón de Münchhausen. Porque quieres pasar página. Porque esa sensación de amargura te incomoda. Y te sientes frágil en este mundo de “likes” y de positividad. Y no tienes vacuna.

Intentas descifrar su código QR pero no tienes la app necesaria. Y rebuscas en tu “Google play” sin encontrarla. Porque no hay app disponible. Sólo versiones “beta”. Y tendrás que crear tu prototipo, y probar, y fallar para poder acertar. Do it yourself!

Pasar página… Pero no puedes hacerlo, sin leer la anterior. Sin ella, no hay forma de dar sentido al relato. Te perderías en tu trama.

Y tienes que leer esa página completa. Y con las arrugas, como surcos de lo leído, escribir la siguiente. Con grandes signos de admiración.

Porque el futuro, no está escrito.

Porque vivir es jugar.

Y mañana también saldrá el sol.

Un pensamiento sobre “Y se llama tristeza

  1. Mc

    Y porque nadie nos ha enseñado a ser adultos….. Porque intentamos evitar y evitarles esa parte dura que es crecer y porque decir lo que, sentimos y expresar lo es debilidad……

    Por ello siempre hay que ver más allá …. Y llorar para sanar!!!

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