Inteligencia emocional

¿Y a ti qué te parece?

¡¡¡¡Hola gente del mundo!!!!

En el momento que sentimos la inquietud de ir más allá de nuestras propias limitaciones y entregarnos en cuerpo y alma al descubrimiento de nuestras propias capacidades, una llama de energía y esperanza se enciende dentro de nosotros.

El proceso ya ha empezado, aquello que nos hace mover se ha abierto paso entre las tinieblas de las rutinas sombrías de la vida cotidiana.

Parece, en ese momento que ya está claro hacia dónde queremos dirigir nuestras vidas. Clarificar cuál o cuáles son las metas es el paso siguiente antes de comenzar el viaje.

La meta es un objetivo que nos planteamos nosotros con el fin de satisfacer alguna necesidad o como consecuencia de mejorar una situación desagradable en nuestras vidas. En todo momento y en cualquier situación estamos constantemente cumpliendo metas, satisfaciendo necesidades sean estas más o menos básicas, como comer, beber o relacionarnos tanto como más complejas o de identidad superior como podrían ser el desarrollo personal o la búsqueda de alguna manera de trascender en el tiempo.

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Estas metas u objetivos se transforman en los faros que iluminan el camino por donde vamos a transitar. Cuando las metas son de escaso recorrido como las más básicas y en el supuesto que vivamos en una situación de fácil adquisición de las mismas, no suponen en principio un esfuerzo mayor ni físico ni intelectual, sin embargo cuando las metas suponen superar ciertos retos, las estrategias, esquemas, criterios y el conjunto de nuestras capacidades se van a poner a prueba para conocer si vamos a poder conseguir estas mismas metas.

La puesta a punto, todos de alguna manera hemos realizado un viaje que en el que hemos tenido que hacer ciertos preparativos, pues en la realización de nuestras metas ocurre igual.

Antes de lanzarse a realizar las acciones necesarias para la consecución con éxito de nuestras metas, debemos preguntarnos qué necesito para conseguirlo.

Aunque hay multitud de factores que pueden influir en llevar a cabo una meta, nos vamos a fijar exclusivamente en las facultades propias.

En el conjunto de capacidades, habilidades, destrezas y competencias de una persona a la hora de llevar a buen término una acción.

Dentro de este conjunto está entre otras, la motivación, el liderazgo, la resiliencia, la capacidad de frustración, la disciplina… todas ellas están basadas en un conglomerado de creencias que tenemos sobre las mismas y sobre nosotros mismos.

Así la asunción de un reto, supone la creencia de que estamos capacitados para superar dicho reto con solvencia, pero no siempre es así. Uno de los enemigos del éxito puede ser la sobrevaloración de nuestras capacidades, que a su vez puede esconder un cierto grado de optimismo irreal.

Aunque muchas de las metas que nos planteemos dependen de nosotros, otras el éxito o no dependerá de la voluntad de otras personas ajenas a nuestras metas, con intereses diferentes y con motivaciones privadas.

El futuro un camino incierto es. Yoda.

Parece que hemos descubierto una de las múltiples posibilidades que existen antes de llegar a la meta. Los problemas son una de las condiciones inherentes a la consecución de cualquier objetivo planteado. Ya que está demostrado estadísticamente que no hay nada que salga a la primera o que aun saliendo se pueda repetir de continuo. Por lo que asumir que existen estos problemas y transformarlos en retos, nos ayudara a la hora de establecer cuál va a ser nuestra actitud frente ellos.

Esta actitud está relacionada íntimamente con el aprendizaje, nadie sabe de todo en todo momento. Por lo que cuando iniciamos el camino hacia estas nuevas metas, también iniciamos un camino de aprendizaje.

Esto nos va a suponer un esfuerzo mayor no solo de tiempo sino también intelectual ya que con toda seguridad se va a dar una confrontación de paradigmas, entre los que ya tenemos y los que debemos asimilar para continuar el camino con éxito.

La no asimilación de estos nuevos paradigmas podría provocar la no consecución de las propias metas. Fíjese que no utilizo la palabra fracaso.

Fracasar es no tener éxito u obtener un  resultado adverso, sin embargo a esta palabra se le ha dado otra atribución que no tiene por qué ir aparejada de continuo. Frustración.

La emoción de estar frustrado conlleva asociados pensamientos de minusvaloración sobre la persona y sus acciones. Transformar estos pensamientos es clave fundamental para continuar en el camino.

Nuestra capacidad para estar frustrados será un indicativo de nuestra capacidad de esfuerzo ya que como hemos visto anteriormente los problemas forman parte de viaje.

Mayor es el éxito cuanto mayor es la adversidad a la que te enfrentas.

Unido a esta serie de dificultades están las propias de pensar de una determinada manera. Albert Ellis estableció un serie de pensamientos irracionales sobre la base de cómo observamos el mundo, como nos vemos a nosotros y como vemos a los demás. Todas ellas tras una apariencia de obligaciones de cómo deberían de ser las cosas.

Ser conscientes de estos tipos de pensamientos y transformarlos si es necesario, posibilitaran  el alcance de los objetivos.

En el apartado de competencias habrá que poner especial interés aquellas que tengamos que adquirir o aquellas que tengamos que transformar. Para ello tendremos que poner atención en aquellos resultados que no están  acorde con lo esperado. Teniendo en cuenta dos aspectos, lo que depende de nosotros, lo que no, y la capacidad de influencia que tengamos en el entorno.

Si la consecución de una meta depende de la aceptación o no por parte de terceras personas esta meta es solo posible si los otros la aceptan por lo tanto ya no depende de nosotros y así debe ser visto.

La limitación se encuentra en la capacidad de la persona de aceptar los fracasos como éxitos transitorios con el aprendizaje que acarrean.

Un fracaso es una forma menos de errar en el camino hacia el éxito.

El otro aspecto es aprender nuevas formas de influencia como medio para conseguir nuestros objetivos.

El liderazgo… es la capacidad de influenciar en los demás y en uno mismo para que llevar a cabo una determinada conducta.

La influencia en los demás requiere de aprender cuales son las motivaciones internas del grupo o personas y eso implica desarrollar nuevas competencias asociadas al grupo o persona objetivo.

Sin embargo a nivel personal la influencia está dirigida hacia la motivación, persistencia y resiliencia que uno es capaz de mantener en el tiempo.

Mantenernos en  un estado motivado nos hará tomar una perspectiva más favorable de nuestras acciones, persistir firme en la ejecución de las tareas y superar las adversidades saliendo fortalecido de las mismas son cualidades necesarias para desarrollo de las acciones inherentes a la consecución de objetivos.

De todas las causas por la que una persona puede tirar la toalla, el miedo es la principal

El miedo es una emoción que lleva con nosotros desde los inicios de la especie humana y es la responsable de que hoy estemos aquí, ya que sin él, probablemente seríamos una especie extinta de la tierra.

La función del miedo es la de protegernos frente cualquier amenaza relacionada con nuestro bienestar, integridad física o psicológica.

Pues bien… la sola consideración de un resultado adverso dentro del proceso de acciones para el desarrollo de las metas puede activar de forma involuntaria esta emoción, ya que este resultado interpretado de una manera específica – si sale mal va a dañar mi ego, autoestima… – conlleva la activación de la protección de nuestra persona en todos sus aspectos.

En algunos casos la mal interpretación de los resultados como algo que supera las capacidades del individuo puede generar ansiedad anticipatoria, lo que comporta el cese de las acciones necesarias.

Como hemos dicho anteriormente, son las creencias sobre la persona las que posibilitan las técnicas de afrontamiento de las diferentes situaciones que se van extendiendo a lo largo del camino.

No hay mayor enemigo que el que está dentro de ti.

Como superar el miedo… difícil pregunta… si nos atenemos a la función que tiene el miedo, la solución para evitarlo sería retarlo, observar las consecuencias e interpretar los pensamientos y por ende las emociones que han producido este miedo.

De no ser “para tanto” habremos eliminado unos de los miedos que hayamos tenido sobre ese  hecho en particular. Tan fácil y tan difícil.

Normalmente no es tan fácil, si recordamos cuales la función del miedo, la de protegernos de amenazas sobre nuestra persona, podremos actuar sobre otro de los elementos que configuran el miedo, la protección.

Como cualquier animal y vegetal de la tierra tenemos un instinto muy desarrollado de supervivencia, hasta ahí todo correcto pero además como especie evolucionada, añadimos a ese desarrollo la consciencia de existir.

Y es la propia consciencia sobre la existencia la que por  otro lado la que nos provoca un cierto malestar, existir si pero como. De ahí la preocupación por el bienestar.

La definición de bienestar, se podría explicar como un estado de equilibrio donde las necesidades particulares de cada uno están satisfechas. Que cada cual le ponga características individuales. Homeostasis.

Recordamos que el bienestar esta relacionado con aspectos físicos- nutrición, salud…- aspectos psicológicos como la felicidad, el concepto que tengamos de nosotros y la autoestima, entre otros. Pero es este último el que más influencia puede  tener sobre nuestra conducta y actitud, ya que es la valoración que tenemos de nosotros. Así sea la valoración que tengamos así será  nuestra conducta.

Por lo tanto y en relación de las amenazas de las que nos protege le miedo, la autoestima que tengamos sobre nosotros y el cómo interpretemos los resultados en función de la repercusión que tengan en todos los aspectos que nos configuran así será nuestras acciones.

Por ello dependiendo donde pongas el foco de atención, esta podrá ser inhabilitante o no. El foco es la presunción que lo que nos va a pasar es algo catastrófico e insoportable para nuestras vidas y además va a ser un carácter permanente e inmutable. Visto desde esa perspectiva nadie se atrevería a poner en juego su autoestima, sin embargo como la autoestima estriba en la valoración que nosotros hagamos de los hechos que nos acontecen, esa valoración si puede ser objeto de cambio.

Identificar cuáles son las pérdidas que derivan de los resultados obtenidos por nuestras acciones, qué emociones van acompañadas, sobre qué reglas actúan o cuales pueden ser vulneradas.

Este proceso introspectivo nos lleva a un autoconocimiento de nuestras capacidades y limitaciones, nos lleva a entender cuáles son las motivaciones internas, conocer los porqués de nuestra vida y cuáles son las acciones que hay tomar para tomar un rumbo diferente.

Para ello la posición “estar abierto a…” es la más aconsejada para poder realizar cualquier cambio. Estar abierto a, significa abrir la posibilidad a poner en duda cualquiera de las cualidades que nos configuran y con ello cuestionar bases, creencias, valores y rasgos de nuestra personalidad que puedan ser el objeto de los obstáculos que impidan nuestros objetivos.

¿y a ti qué te parece?

 

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