Inteligencia emocional

La parálisis por miedo al cambio

Desde hace años acompaño a personas en proceso de cambio personal y profesional. Los procesos suelen ser de dos tipos: un grupo está conformado por quienes tienen que asumir una decisión externa (han sido despedidas de su trabajo, rupturas sentimentales…) y el otro grupo son ellos los que tienen que tomar una decisión porque algo en su vida no funciona.  Las personas del primer grupo sufren un impacto la mayoría de las veces profundo y doloroso, pero en breve tiempo lo superan y salen fortalecidas.

En cambio, las personas que tienen que decidir sobre su rumbo y permanecen un largo tiempo en una relación personal o laboral que no les satisface, en algunos casos, incluso sufriendo acoso laboral acaban devastadas. He presenciado como personas que después de estar de baja más de un año por ansiedad y acoso laboral retornan a su trabajo. Existe una incapacidad para resolver, un miedo paralizante, que es muy dañino.

La parálisis por análisis es muy frecuente, con el tiempo va unida a un proceso de somatización importante, el cuerpo grita cuando la emoción es acallada. Y es muy habitual que incluso esas enfermedades con el tiempo adquieran un carácter crónico.

El primer paso para resolver nuestro conflicto interior es encontrar el dilema, el dilema real no el que nos contamos cada uno (te enoja que tu pareja vea la televisión o lo que realmente te enfada es que no te preste atención y eso te lleva al dolor que no seas vista por ella). La pregunta real de nuestro conflicto es la ventana abierta a la solución y eso lleva su tiempo, trabajo personal y honestidad con nosotros mismos.

El segundo paso es afrontar el miedo e ir a la acción. Detrás del miedo está nuestro aprendizaje, nuestro éxito profesional y personal. Dejamos de tener miedo cuando comenzamos a contrastar la información, la mayoría de nuestros miedos no son reales y están basado en nuestro sistema de creencias. Por eso, es importante contrastar la información con profesionales, el noventa por ciento de las cosas que nos preocupan jamás suceden.

No es verdad que las grandes hazañas son de hombres valientes. La diferencia reside en la actitud de combate. El miedo es de valientes, el truco para tener coraje es un dilema de inteligencia y para afrontarlo se necesita actitud de combate. Es necesario los tres pasos: reflexión, decisión y acción.

La mayoría de las personas se quedan paralizadas por análisis. Es frecuente pensar que el problema está fuera, de esta manera se convierten en víctimas y no hacen responsables de lo que les está sucediendo y no hacen nada para solucionarlo y no hay éxito.

Nuestra capacidad resolutiva reside en nuestro compromiso con nuestro objetivo, estar en la indecisión continua es muy autodestructivo y agotador, pero por loco que parezca tiene una ganancia, mientras no decidamos no hay error. Y esa falsa seguridad creemos que es mucho mejor que confundirnos.

El coraje está en la acción. Sólo en la acción esta la solución. Rumias, rumias un problema y no lo solucionas.  El coraje es cuando pasas del pensamiento a la acción. Haz todo lo que puedas con lo que tengas, donde estás, haz. Sí tienes miedo, haz el amor al miedo.

Es importante liderar con autenticidad tu vida, la autenticidad es la valentía para ser imperfecto, vulnerable y poner límites. La autenticidad te devuelve tu poder.

La Brújula de la autenticidad tiene tres pasos:

  1. Cuéntate la verdad. Sí no hubiera terceras personas implicadas, sin hacer daño, sí nadie se enterará , sí confiarás en t,  qué harías?
  2. Atravesar la verdad. No es tan peligroso como lo imaginas.
  3. Define tu visión. Mira que persona quieres ser, qué quieres dejar. Imagínate y empieza actuar como la persona que has soñado.

 

Los cambios no dependen del saber, sí uno se para en el camino y no quiere seguir adelante es porque busca seguridad donde se pide valor y libertad, donde la verdad ya no deja otra elección que dar el paso.

Ayer soñé que era valiente

que cambiaba mi vida,

hoy me he pintado los labios de rojo

y he dado el primer paso.

 

 

 

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