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El punto g (de graffiti) en China

'Adagio Assai' Los Angeles-USA - www.daleast.com

‘Adagio Assai’ Los Angeles-USA – www.daleast.com

El graffiti en China ya tiene su punto g. Firma bajo el nombre de DALeast. Es de origen chino pero vive en Sudáfrica y en su web dice que “actualmente es humano”.

Poco más se sabe de este Bansky chino que, como aquel, se ha rodeado de un aura de misterio y ha decidido hablar solo a través de sus murales. Animales o motivos naturales a partir de tiras metálicas; volumen hiperrealista en paredes planas.

Vienna-Austria www.daleast.com

Vienna-Austria www.daleast.com

Aquí podéis ver otras criaturas suyas. Su rastro se pierde por muros de ciudades como Viena, Londres, Nueva York – algunos recopilados aquí – y … Tudela.

Por lo demás, ya antes de que la aparición de este fenómeno haya puesto a China en el mapa mundial del street-art, en el Reino del Medio existía, y existe, una rica subcultura de artistas del mural y del graffiti. Un movimiento interesante más allá de lo estético, en cuanto a que resulta revelador de las distintas contradicciones que ahora mismo tensan, forjan y moldean los sueños de una parte de la China urbana : desde el amor-odio hacia todo lo que proviene de Estados-Unidos/Occidente, pasando por la necesidad de las nuevas generaciones de encontrar acomodo en otras formas de expresión sin despojarse del complejo sustrato cultural del país, hasta la (im)posiblidad de los jóvenes para dejar su impronta, en tanto individuos, dentro de la peculiar y restrictiva concepción de lo público del sistema chino.

Por si tenéis la oportunidad de que caiga en vuestras manos y os interesa el tema, existe un más que recomendable documental – Spray paint Beijing – muy reciente, y que recoge todas estas cuestiones a través de alguna de las voces más destacadas del graffiti en Pekín.

El tiempo del padre

El taxi avanza rápido. No hay tráfico y por eso apenas tiene que parar en un semáforo que hay a mitad de trayecto. Bajo la ventanilla, miro al cielo azul y me golpea la brisa. Miro a los lados, no hay nadie. En Pekín no hay nadie significa que no hay la multidud de otros días. Antesdeayer, hundido en el atasco, con la ventanilla subida para reducir en lo posible la dosis de P.M. 2.5 en los pulmones, este mismo camino me llevó tres veces más tiempo.

Dónde está la gente?

La línea 1, la roja, cómo si no, la que lleva a Tiananmen, está atestada. El 1 de Octubre todos quieren ir allí. Chinos que vienen de otras provincias. Unos van con bolsas, otros cuelgan fardos, otros llevan paquetes. Regalos para las visitas. Ruido, bullizo y carreras. Se nota que muchos no saben qué línea coger. Aquel joven consulta en un mapa qué salida tomar. Esa mujer duda si el vagón al que ha subido va en la dirección correcta.

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Los días de fiesta, como los de esta “semana dorada“, Pekín es una ciudad amable. La mole de cemento te concede una tregua. Espejismos de calles vacías en los barrios de las afueras; miradas de recién llegado en el metro. Como si se quisiese reconciliar contigo diciéndote: ¿vés? esta es una ciudad de extraños, aquí todos están de paso, aquí todos están más o menos perdidos.

En todo esto iba pensando esta mañana, después de haber pasado por una plaza de Tiananmen abarrotada y después de haber visto las fotos, históricas, algunas sorprendentemente en color, que acompañan al texto. Hay más y se pueden ver aquí. Merecen la pena todas pero yo me quedo con dos.

Xi Zhongxun a la derecha, padre del actual Presidente de la República Popular China Xi Jinping. Bo Yibo a la izquierda, padre del caído Bo Xilai (defenestrado por el Gobierno de Xi, hijo). Y me ha venido a la cabeza el primer volúmen de la serie Una vida en China (Li Kunwu – Astiberri): El tiempo del padre, en la que el autor cuenta que a su padre también le colgaron un cartel parecido al cuello y cómo tuvo que pasar 10 años alejado de su familia.

De esas fotos, de ese tiempo, al paseo en taxi de esta mañana solo van treinta, cuarenta, años.
Un país de extraños.
Para todos.
unavidaenchina

Sir Lawrence

Puso voz a los colores de un hongo atómico. Narró la guerra de Vietnam. Desde 1956 hasta 1973 informó de los mayores acontecimientos en el este de Asia, incluida la entonces hermética China y su Revolución Cultural.

Y lo hacía de forma única, a través de pequeñas escenas cotidianas. Así lo cuenta The Guardian:

Anthony Lawrence - Foto: The Guardian

Anthony Lawrence – Foto: The Guardian

” (…)Se valía de escenas del día a día para interpretar complejos sucesos políticos para una audiencia a miles de kilómetros, en el Reino Unido. Sus notas de radio en programas como From Our Own Correspondent fascinaron a muchos oyentes, incluido un joven John Humphrys (…)”

Periodistas que acercan. Periodistas que provocan. Periodistas que crean nuevos periodistas. Después de jubilarse en la BBC Anthony Lawrence se instaló en Hong Kong donde ha fallecido esta semana. Tenía 101 años.

¿Existen Anthony Lawrences hoy en China? Vivimos otro mundo, otros tiempos, todo está al alcance de todos y todo está contado…¿o no? 101 años… 101 East. La edad de Sir Lawrence me ha llevado hasta este programa. Una de las ventanas más atractivas que conozco para asomarse a lo que pasa en esta parte del mundo.

Por eso digo, sí quedan. En la televisión y sobre todo en la prensa escrita. Pocos, selectos, pero quedan. Aquí va una lista, mía, particular y absolutamente subjetiva, de cirujanos de la actualidad, maestros en lo suyo que han recorrido el mismo camino que el británico centenario, han pasado por China, y gracias a su estilo han pintado alguna de las crónicas más frescas de los últimos años. A quien busque grandes y pequeñas historias actuales sobre China les recomiendo que empiecen a tirar de la madeja por estos artículos y que luego, si quieren, buceen en otros anteriores y en los libros que han escrito.

Señores y señoras con swing, a través de sus correspondientes artículos-despedida. Periodistas que crean periodistas.

Evan Osnos – The New Yorker
A billion stories

John Garnaut – Fairfax Media
China inside out

Melissa Chang – Al Jazeera English
Goodbye to China, country of contradictions

Jonathan Watts – The Guardian
China: witenssing the birth of a superpower

Violencia, (sin) razón

La explosión mata a dos personas. Una de ellas, el mismo hombre que acaba de volar por los aires su carrito frente a un colegio en Guilin. Al parecer es un trabajador inmigrante de 44 años. Al parecer su hija había tenido problemas para ser escolarizada en ese centro.

En China los hijos de inmigrantes registrados en otras provincias no tienen derecho a la educación pública (ni a la sanidad, ni a otros muchos servicios).

Fotograma de la película "A touch of sin" de Jia Zhangke

Fotograma de la película “A touch of sin” de Jia Zhangke

Un hombre en silla de ruedas grita dentro de la Terminal 3 del aeropuerto de Pekín. Amenaza con activar un explosivo casero que dice llevar. Lo hace. El único herido es él pero la terminal se llena de humo y en el aeropuerto reina el caos. Al parecer protestaba por la falta de ayudas. Al parecer llevaba años denunciando que había quedado parapléjico a causa de una paliza propinada por unos guardias de seguridad.

En China el sistema de cobertura social es aún muy limitado. En China existen unidades parapoliciales llamadas Chengguan (城管). Se encargan del orden en la calle, actúan muchas veces al margen de la ley.

Un hombre entra en un supermercado. Con el cuchillo que acaba de comprar ataca al azar a otros clientes. Mata a una mujer y hiere a otras 3 personas, incluido un bebé de dos años. Al parecer…

Todos son casos que ocurridos en los últimos 2 meses. Hay al menos una docena más, todos distintos, todos similares. “China lucha por comprender la avalancha de actos violentos al azar” , titulaba en un artículo el Washington Post.

Por fin, en Noviembre, se estrenará en China la última película de Jia Zhangke “A touch of sin”. “Hay muchos problemas sociales ante los que la gente al final se rebela y que dan como resultado grandes tragedias“- ha dicho el director en una entrevista con el New York Times.

China no tiene el problema de las armas de fuego de Estados Unidos. China tiene el problema de no dejar hablar de sus problemas. Ni de sus causas. Ver esta película proyectada en las pantallas de todo el país no cambiará nada pero da la sensación de señalar hacia la solución.

En el espejo

No bailamos al mismo son. No se puede comparar. No es lo igual. Es demagógico, ventajista. Y peligroso. Yo mismo lo he pensado muchas veces desde que estoy aquí y cada vez que alguien salía con el manido “Ya, pero es que en xxxx (donde x= cualquier país que uno sienta suyo, a ser posible en posesión la Q de calidad democrática) también se yyyyy (donde y= tortura ; funciona con corruptela ; discrimina ; o cualquier otro virus social con el que echar salsa al debate). Pero uno, que tiene más de junco que de roca, se ve indefenso ante los guantazos que nos arrea últimamente la deprimente realidad. Y acaba por plegarse. Porque ¿y si resulta que sí se puede comparar?

China y Europa, ¿bailando al mismo ritmo?

China y Europa, ¿bailando al mismo ritmo? |Foto: Hodei Arrausi

Porque un bebé en un desague se parece mucho a otro. Porque cada currito desesperado que ve que su puesto de trabajo se va al garete se parece mucho a otro. Porque cada reportaje que hacemos aquí sobre las consecuencias de no tener un sistema de salud público universal, hacen un eco cada vez más inquietante y familiar, rebotado en la actualidad de allá. Porque el gran garante contra los que nos espían resulta ser el mayor fisgón de todos. Porque nos estamos juntando pero por los extremos equivocados. Porque lo peor de China y lo peor de este mundo nuestro que nos desmoronan sin remedio están cada vez más cerca.

Pero no. No seamos demagogos, no seamos pesimistas. Aún nos quedan los derechos humanos, la separación de poderes. Tenemos una sociedad civil crítica, una clase intelectual que abre camino entre la tiniebla – descorazonador, otro guantazo a nuestras vigas maestras, el gürtel cultural lo llama Vila-Matas; ¡ay qué tristeza! ver que en lo de los libro prohibidos hasta finales del siglo pasado también nos encontramos – y una prensa fuerte e independiente que alerta de los fallos en el sistema. En eso todavía nos diferenciamos.

¿o no?

——
(el) meollo del pacto entre el Partido Comunista Chino y la clase media. Si valoras tus nuevas comodidades, no apoyes al populacho. Tus condiciones de vida sólo estarán garantizadas mediante el control central, que no debe cuestionarse, sobre todo en tiempos revueltos.
(…)
¿Hasta qué punto estaban ellos preparados para sacrificar sus libertades a cambio de prosperidad y seguridad?

Extractos del libro Libertad en Venta de John Kampfner

Barrer tumbas imaginarias

Escudo en la fachada de la cateldral de Nantang, Pekín | Foto: Hodei Arrausi

Escudo en la fachada de la catedral de Nantang, Pekín | Foto: Hodei Arrausi

Como un laberinto de espejos, las fachadas en China juegan a despistar. Las cosas no suelen ser lo que aparentan. Tras las puerta más carcomida puede estar la historia más brillante. El rostro más pétreo esconde la herida de un país.

REN YANLI nos está esperando en su portal. Ha accedido a darnos una entrevista para que hablemos de las difíciles relaciones China-Vaticano. Ren viste pantalón marrón de safari, chaleco y zapatillas. Mientras subimos por uno de esos bloques de triste cemento y despreocupada suciedad tan habituales en Pekín, pienso que  Ren parece un jubilado común. Un jubilado de los que ya han entendido que el misterio de una existencia feliz está en bajar al parque todas las mañanas a pasear al pájaro.

Pero resulta que Ren es una de las máximas autoridades en asuntos Vaticanos en China. Entramos a su modesto apartamento. El inofensivo jubilado me entrega su tarjeta de visita: Professore dell’ Istituto di Ricerca delle Religioni Mondiali dell’ Accademia Cinese delle Scienze Sociali – Cavaliere dell’ Ordine della Stella Solidarieta ‘italiana -Dottore di Ricerca dell’ Universita ‘Cattolica del Sacro Cuore di Milano Accademico dell’ Accademia Ambrosiana – Membro del Comitato Scientífcio della Fondazione delle Scienze Religiose Giovanni XXIII .

Al instante menguo dos palmos. Con un gesto mitad rubor mitad disculpa le entrego la mía, periodista, y maldigo por lo bajo al que impuso el protocolo de entregar tarjetas de visita en este país.

El apartamento del amable jubilado (a partir de ahora será ya el Profesor-Doctor-Cavaliere Ren) resulta ser una máquina de viajar. De Pekín a Italia en cuestión de segundos. En las estanterías hay decenas de libros sobre la iglesia católica, en las baldas fotos de él junto a prelados, políticos romanos y eruditos de la curia vaticana. Una reproducción de la Venus de Milo aquí. Una colección de cafeteras italianas allá.

El Profesor Ren fue de los primeros chinos con permiso del Gobierno para salir del país y profundizar en su estudios religiosos. Era 1980 y pasó 3 años en Milán. Después ha viajado infinidad de veces entre esas dos dimensiones paralelas: Roma y Pekín. Y así se convirtió en uno de los mejores conocedores de los entresijos Vaticanos en relación a China, al precio de desarrollar un profundo amor por Italia y una  fuerte adicción al café.

Nos sentamos. Roger pulsa el rec. Yang Hua está lista para traducir. El profesor Ren comienza a hablar. Yo hace tiempo que estoy dentro de la Fábula de Venecia.

Favola di Venezia - Hugo Pratt

Favola di Venezia - Hugo Pratt

El cavaliere Ren habla despacio; como hablan los curas, aunque él no lo es. El doctor Ren habla midiendo muy bien lo que dice y lo sobre todo lo que calla; como hablan los chinos de ciertos temas. El profesor Ren salta del chino al italiano y del italiano al chino para explicarnos sin inmutarse cosas sobre el nuevo Papa, los nuevos líderes chinos, las tensiones entre la iglesia oficial y la clandestina, los jesuitas y su arraigo histórico en China. Durante 30 minutos habla sin apenas variar el tono de frase a frase, quieto en la silla, sin gesticular, sin decir una palabras más alta que otra. Hasta que para. Yang Hua deja de traducir. Roger apaga la cámara.  Ya tenemos reportaje.

Entonces llega la pregunta. Esa que no suele tener sitio en los 90 segundos de noticia que nos dará el Teleberri. ¿Por qué alguien decide cursar estudios religiosos en la China que todavía se está sacudiendo el trauma de la Revolución Cultural? ¿Por qué dedicar una vida a estudiar el Concilio Vaticano II, algo que a priori en ese contexto histórico – estamos a finales de los 70 – reportará tan pocos galones, tan poco reconocimiento?

Y Ren, Ren a secas esta vez, contesta. Con un gesto expresivo a rabiar, casi más italiano que chino pero que le sale de las entrañas. Durante la revolución cultural me dieron una patada – y golpea al aire con su pie – para mandarme fuera de Pekín. Al campo – dice.

Esa patada, ese gesto instintivo, involuntario, es la única licencia gestual que Ren se permite. Luego, recuperada la calma, nos cuenta que en el campo le tocó trabajar, sufrir, pasar y ver pasar hambre. Y vuelve a callarse cosas que no hace falta decir. Fue en aquel destierro donde conoció a católicos perseguidos y fue ahí donde empezó a interesar por el estudio de la religión. Cuando China dijo adiós a aquel horror y el Gobierno puso en marcha la cátedra de estudios religiosos no se lo pensó. Sería su billete de regreso a la capital. Y el hasta luego a aquella herida.

Misa en la catedral de Nantang, Pekín | Foto: Hodei Arrausi

Misa en la catedral de Nantang, Pekín | Foto: Hodei Arrausi

Hoy en China se celebra el Qinming (清明节). El día de barrer tumbas. Una fiesta en la que visitar los sepulcros de los allegados y honrarlos con ofrendas. En China solo hay un cementerio dedicado a las víctimas de la revolución cultural. Está en la ciudad de Chongqing y solo lo pueden visitar los familiares de los que están allí enterrados. Esta vez corría el rumor de que las autoridades lo abrirían al público durante el Qinming. Pero parece que aún es demasiado peligroso. En China hay mucha gente que hoy habrá barrido tumbas imaginarias. Y muchos más que, igual que Ren, tan solo se permiten muy de vez en cuando un pequeño gesto, una patada al aire, que revela la herida abierta de todo un país.

El mundo se derrumba (y nosotros de trapitos)

Homenaje a Gila: los planes secretos de Corea del Norte | Foto: AFP

Homenaje a Gila: los planes secretos de Corea del Norte | Foto: AFP

Él mira al plano, muy atento. Ellos le miran a él, más atentos si cabe. Y el resto del mundo miramos la foto… ¿cómo miramos el resto la foto? No hablo ya de la instantánea en cuestión – esa que alguien, en un descuido tonto de estos que tiene la propaganda, filtró desvelándonos la trayectoria de los misiles; todo muy aterrador y todo muy con regusto ACME. De esa foto ya se ha dicho por ahí la única explicación posible. Estamos ante un sentido homenaje a Gila.

Me refiero al borroso fotograma que nos están dejando en los últimos meses los personajes principales de esta historia: Corea del Norte, Corea del Sur, Estados Unidos y China. Ensayos con misiles, pruebas nucleares, sanciones, amenazas, ejercicios militares, armisticios rotos… en apenas dos meses hemos asistido a una peligrosa espiral de acción-respuesta-acción. No es comedia ligera, ni asunto a tomarse a broma pero ¿de verdad estamos ante una de género bélico?

A juzgar por lo que más cerca me toca, por China, me atrevo a decir que no. Por una sencilla razón, y voy a la segunda foto. Sigue leyendo

Los gatos al sol

Ya estamos. Ya estamos en esa época del año en la que la calefacción central en China ha dicho adiós muy buenas pero las mínimas bajo cero se quedan a tomar la última. Y ahí andamos todos, quien más quien menos, como perros, o mejor, como los gatos al sol, rascando rayos de donde sea.

Los gatos al sol de Marzo en Pekín | Foto: Hodei Arrausi

Los gatos al sol de Marzo en Pekín | Foto: Hodei Arrausi

Pero como esto es igual que la subida de la luz, que pasa cada año, y como queda feo ir por la vida quejándose de nimiedades con la que está cayendo ahí fuera, uno mejor se calla y hace lo que  suele hacerse los días de frío, ir al cine, o en su defecto escribir de cine, que no es lo mismo pero es igual.

La delgada línea roja la dibujó Mao en los cincuenta, al considerar la calefacción un Instinto básico y universal… pero solo para los unos y no para Los Otros. Quedó pues definido que solo entre el río Huai y hasta montañas Qinling serían los hogares caldeados entre el 15 de Noviembre y el 15 de marzo. Amén.

Por eso un día como hoy en Pekín la vita e dolce ma non tropo, todos al frío sol de invierno y todos soñando con casas como colosos en llamas y odiando al que dijo la sandez aquella de las bicicletas y el verano cuando todos sabemos que la bicicleta de Pekín es para todo el año. Y las manos se quedan Frozen, dentro, fuera, a un lado y al otro de la cama y piensas esto no es Vivir. Que sí que vale, que la Naturaleza Muerta va despertando tímidamente pero esto ya va demasiado largo, que parece que llevemos siete años en el Tibet de lo largo que es el invierno aquí. Y huir es de cobardes pero qué bien estaría una gran evasión o ya puestos coger el Último tren a casa o a cualquier otro sitio más templado … qué sé yo… para perderse en Tailandia, por ejemplo.

Lo dicho, que no vamos a utilizar este espacio para quejarnos de poder hacer nubes de vaho con la boca dentro de casa cuando China está llena de noticias frescas. Sin ir más lejos, todos los links de este post pueden abrirse sin problema en China porque el gobierno acaba de levantar la censura sobre la web de Imdb. Y hablando de tijeras, en el artículo hay, que yo sepa, dos películas censuradas y una que tiene el honor de ser la más taquillera de las historia en China. ¿Adivináis cuáles?

Mi hakka (me la robaron)

Tulou Hakka de Yonding, Fujian | Foto: Hodei Arrausi

Tulou Hakka de Yonding, Fujian | Foto: Hodei Arrausi

La azafata nos da la bienvenida abordo.  Me sonríe. Es alta, coronada por un moño pefecto, como todas las azafatas chinas. El vuelo Pekín- Xiamen despega a su hora.  Por delante me esperan cuatro días para explorar la zona de Yonding, provincia de Fujian, territorio de la minoría Hakka y de sus espectaculares tulou. Perfecto.  Me recuesto en mi asiento y me relajo con los cascos música del avión puestos.

Con los primeros acordes y antes de que el moño de la azafata haya acabado de señalarnos todas las salidas de emergencia caigo dormido.

¿Te gusta?

Perdón? – me giro y respondo. A mi lado está sentado Xi. Sí, Xi. Xi Jinping.

Digo que si te gusta la canción. La que canta es mi mujer.

Vaya marrón. Un presidente, por muy campechano que sea, no puede hacer eso. Sentarse en clase turista e ir consultado a diestro y siniestro sobre su señora esposa, eso, está feo. Pero mientras pienso cómo respondería sin responder un chino, me vuelve a tomar la delantera.

Yo sé que es buena y ahora que soy presi todo el mundo me presiona para que ella no deje los escenarios pero a mi, en realidad, me va más Manolo. Manolo es muy grande y muy chino. Fíjate en su canción. Mi jaka. Mi hakka. Es buenísima. Por eso voy a Yonding, porque quiero organizar un concieto de Manolo dentro de un tulou, que son como plazas de toros. Imagínatelo allí, entonando Mi Jaca o Mi carro. Eso sí que es revolucionario.

Me revuelvo incómodo en el asiento. La imagen me trae sudores frios. China no es así. China es un país serio, con unos políticos serios. Aburridos y serios. Aquí los presidentes no hacen posados a pecho descubierto, ni sus señoras  aprovechan el reinado para vender discos y películas, y cuando juegan a ser varoniles cazadores de elefantes y osos lo hacen como tiene que hacerse: sin que la plebe nos enteremos.

Resuelto a salvaguardar la integridad de este país y alejarlo  de la decadencia chusquera acierto a decir:

No señor presidente. Es un error, China está bien como está, con su picaresca, sus sobres y sus enredos de palacio bien tapados. Si Manolo actúa en un tulou… ¿qué será los siguente? ¿Dosmil chinos coreando a viva voz mevvvvva me mavvva me vvaaa en el Teatro Nacional de Pekín?

Próximo concierto de Julio Iglesias en Pekín | Foto: Rita Álvarez

Próximo concierto de Julio Iglesias en Pekín | Foto: Rita Álvarez

El golpe de las ruedas al tocar suelo en Xiamen me despierta. Miro a mi lado. Xi no está. La azafata con su moño sigue ahí. Me debe haber visto muy mala cara porque me ofrece un vaso de agua. Vaya susto. Aturdido aún por esa conversación llena de imágenes grotescas bajo del avión.

Las siguentes dos horas las pasaré en un autobús que me llevará hasta Yonding, tierra de los Hakka. Pero ya no viajo solo: me acompañan Manolo, Julio, Sarko, la Bruni, Xi  y su señora Peng .Y ahí que nos vamos todos, de tulou en tulou, cantando a siete voces mi hakkaaa me la robaron anoche mientras dormía

Qué suplicio. Qué disgustos  le da a uno la actualidad. Qué empeño en ser modernos. A este paso me van a robar la ilusión, la inocencia y hasta la cartera en este país.

Interior de un tulou | Foto: Hodei Arrausi

Interior de un tulou | Foto: Hodei Arrausi

Acrobacias linguísticas

Los tópicos funcionan un poco como el bastón del ciego. Tac, tac, tac. Con ellos va uno reconociendo los bordes del camino sin riesgo a escurrirse por lo desconocido. Cuando se vive en otra galaxia convertido en un alien la ventaja de ir guiado por los tópicos es evidente: evitan que tropecemos y que seamos arrollados por una cultura que sigue su camino sin importarle en exceso si en ese momento nosotros la estamos cruzando. La desventaja, que te impiden explorar el lado más bestia de la vida. Y ahí suele estar lo más interesante.

Tópico uno: los chinos son buenos haciendo acrobacias. Tópico dos: los chinos son malos creando, innovando. Del primero no voy a decir nada pero en el descansillo de mi escalera aún no he visto a nadie hacer ni un triste pinopuente. Al segundo hacía tiempo que tenía ganas de hincarle el diente.

Hincarle el diente con la boca. Con el lenguaje, para ser exactos. Y la disculpa me la ha dado esta noticia: Pekín investiga a Coca Cola por espionaje. Coca Cola. Kokou kole. La felicidad en la boca. Toma ya.

Logotipo Coca Cola China

Logotipo Coca Cola China

Cuenta la leyenda del márketing que cuando la fórmula mágica llegó a China su marca fue traducida como Kekoukela. Error, pues Kekoukela significa algo así como “muerde el renacuajo de cera”. Así que los expertos en la materia jugaron y jugaron con 40.000 caracteres del mandarín hasta que cantaron bingo: 可 (ke) 口 (kou) 乐 (le). La felicidad en la boca. Toma ya. Y riete tú del tate aquí hay tomate.

Otras famosas traducciones maestras de marcas extranjeras son Cola Cao -Gao le Gao-alto, alegre y alto (si alguien se muere por saber como suena la canción del colacao en chino, hagan clic, que paramos un minuto para la publicidad).

Continuamos.

Reebook – rui bu – pasos rápidos. O Colgate – gao lu jie – revela una limpieza superior. Y seguro que hay más. El mandarín permite hacer miles de acrobacias como estas. Ideales para jugar, adaptar, sugerir, o provocar con el lenguaje. En la misma línea son legendarios y parte fundamental de la comunicación oral los Chengyu, los atsotitz o refranes chinos. También la red está plagada de piruetas del lenguaje para saltar la censura o de neologismos para describir las últimas tendencias sociales.

Si el lenguaje es la forma que tenemos de mirar el mundo, de entenderlo y de contarlo, China, me parece a mi, tiene un potencial creativo e innovador extraordinario. Otra cosa es que se fomente o no.