Archivo por meses: febrero 2013

La caja de fotos de la abuela (3): el barrio

Carteles anunciado el desalojo de los hutongs de Gulou

Carteles anunciado el desalojo de los hutongs de Gulou | Foto: Hodei Arrausi

Es como empeñarse en peinar, maquillar y vestir a una abuelita para que parezca una jóven de 20 años y luego pedirle a esa jóven que nos cuente la historia del barrio o de la ciudad. No tiene sentido.

Nos lo decía el otro día en una entrevista uno de los responsables del Centro de Protección del Patrimonio Cultural de Pekín. Una de esas personas aparentemente corrientes que de repente mutan – hasta parecer que van a salir volando de la energía que trasmiten – cuando hablan de lo suyo. Y lo suyo, ahora mismo, es que uno de los barrios que mejor guarda el espíritu del viejo Pekín (老北京) siga siendo eso, un barrio, y no un monumento más a la actual dinastía: la de los negocios, la del turismo y las franquicias de cartón-piedra.

Tejados alrededor de la torre del tambor de Pekín

Tejados alrededor de la torre del tambor de Pekín | Foto: Hodei Arrausi

El ayuntamiento ya ha puesto fecha para desalojar el barrio. Pekín crece, las ciudades se transforman y todo el mundo tiene derecho a vivir mejor. Algunos también creen que eso no está reñido con mantener formas de vida locales. Por eso, a lo mejor,  los callejones de Gulou y sus partidas de mahjong al sol del mediodía resistirán un tiempo más. A lo peor no, y la próxima vez tengamos que destapar la caja de fotos de la abuela para poder ver aquel barrio que se resistía a ser enterrado.

Vista del distrito de negocios de Guomao, Pekín

Vista del distrito de negocios de Guomao, Pekín | Foto: Hodei Arrausi

No es farmacia para Eufemiano

Grabábamos hace unos días una entrevista en una farmacia para los informativos cuando me encontré con el cartél de la foto (disculpad que esté al revés, a ver si lo soluciono cuanto antes). Las farmacias en China cuentan, frecuentemente, con un mostrador de medicina occidental y, en el mismo local, otro de medicina tradicional (中医):

Campaña contra la venta de productos dopantes

Campaña contra la venta de productos dopantes

frente a la aburrida asepsia de las cajetillas blancas y los botes de plástico, esos cajones de madera cubriendo una pared entera, que al abrir desprenden mil olores, y que dejan entrever raíces, hongos secos y plantas parecen cuando menos puertecitas a algún mundo imaginado por Lewis Carroll.

En esas estaba, decía, venciendo la tentación de meter la mano en uno de esos cajones para probar una seta y ver si seguía con la entrevista pero al otro lado de la pared y con el Gato Cheshire, cuando di con el cartel en cuestión.

El póster es parte de una campaña del gobierno de Pekín y viene a recordar a potenciales deportistas amantes del atajo que en esa farmacia de productos dopantes ni hablar. Según me explicó más tarde Yang, nuestra traductora, hace unos años adquirir estos productos en farmacias era bastante sencillo. Ahora no tanto.

Me vienen a la memoria: los corredores de marathon, Ye Shiwen – la niña pez que nadó tan rápido como Tarzán en Londres 2012, o estas mismas semanas, con el culebrón RSOC apuntando a China y con informaciones que dejan caer que Eufemiano hacía, supuestamente, la compra semanal en China … ¿cuántas veces ha recaído sobre las proezas de los deportistas chinos la sospecha del dopaje?

Farmacia con medicina tradicional en Pekín

Farmacia con medicina tradicional en Pekín

Una pena que lo que primero nos venga a la cabeza al pensar en deporte chino sea el pinchazo del dopaje y no, por poner un ejemplo, los aguijonazo de Lin Dan. Lin Dan, Super dan, como le conocen sus seguidores. El rey del bádminton, un jugador que con 28 años lo ha ganado todo en uno de los deportes más populares en China. Una mina ganando medallas y haciendo ganar millones de yuanes a sus patrocinadores. Así es, Bádminton y millones. En China es posible.

Dejo un video por si a alguno le pasa como a Kobe Bryant, que se ha dado cuenta que lo del deporte-negocio en China es cosa seria como para ser invisible o no saber por dónde van los gustos aquí; y sobre todo para tener una disculpa para desvelar uno de los fundamentos de todo evento deportivo en este país.

Atentos a los momentos entre punto y punto (hay unos cuantos bien sonoros hacia el 14:30). Jia You! 加油! Efectivamente. Así de bien suena nuestro aupa! en mandarín.

Optimismo animal o conejo, dragón, serpiente

Conejo, Dragón, Serpiente. Con este ya he tenido la suerte de celebrar tres años nuevos lunares en China. Tres aldabonazos a tres años distintos. El conejo auspicia un año excelente, decían, de lo mejor, decían. Y tú ibas y te lo creías, por respeto, porque eras el nuevo, acabas de llegar y porque quién eras tú para llevar la contraria a una cultura milenaria. Luego vino la añada del dragón: inmejorable, el sumun, lo más, decían. ¿Ah sí, también? ¿Seguro? Bueno, va. Y te lo volvías a creer porque un dragón siempre impone más que una rata o un cerdo.  Pero que sea la última, el año que viene toca regulín, como poco.

aldaba en hutong

aldaba en hutong

Así esta vez que reconozco  que venía algo predispuesto en contra, hastiado de tanto optimismo zodiacal, de eruditos en la matería que confirmaban mis sopechas: el de la serpiente, bueno, bueno, bueno, bueno de verdad. Para los que practicamos el integrismo escéptico  en asuntos horóscopales resulta algo molesto escuchar año sí año también, que este sí, que este va a ser la repera.

Más que nada porque, a qué negarlo, Pekín tiene sus cosillas. No hablo de los grandes temas que llenan titulares. Hablo de cosas cotidianas, las que, por ejemplo, te hacen plantearte si quieres ver crecer a tus hijos en una ciudad que, día sí día también, parece vivir con un filtro de los de instragram. Por cosas como esa va uno perdiendo la mirada transparente del conejo hasta apenas reconocerse en un ser de lengua viperina que se queja y va dando patadas al aire.

Por eso aún no me explico muy bien lo que me ha pasado. Hoy he mudado mi piel. He reptado por el fondo de mis principios. Que ahora me gusta el horóscopo, vamos.

Primero, anoche, vi a mis vecinos quemar sus ahorros, literalmente. Resulta que los anteriores años nuevos los he pasado en zonas de restaurantes o de barrios con mayor poder adquisitivo. Este estaba dentro del segundo anillo, en uno de esos barrios formados por bloques grises con barrotes en las ventanas de triste regusto soviético. En un Pekín más real, con menos dinero, menos lujo, menos “segunda pontencia económica mundial”. Pero con la misma ilusión prendiendo cada mecha. Y allí había muchas mechas y mucha, mucha, pólvora. Me gustó. Buen presagio.

Además tirar petardos a diestro y siniestro en esta ciudad reconcilia un poco con la mesura, el control y el silencio emocional que predomina el resto del año.

puesto incienso

puesto incienso

Después, por la mañana, ha tocado trabajar: templos, parques, incienso, ofrendas, multidudes. Lo normal. Hasta que, en medio del parque de la tierra (地坛), me he encontrado con un anciano sichuanés:

“¿Por qué cree que este va a ser un buen año?” – pregunta, original, el periodista

“Porque la serpiente es el pequeño dragón. Es el dragón antes de que tenga alas y surque los cielos. El del dragón es un buen año así que el del pequeño dragón también lo será” – responde el abuelo, sin despeinarse, antes de disolverse entre la multidud

Optimismo puro. Optimismo zodiacal sin tapujos. Inútil rebuscar contraargumentos cuando enfrente hay una historia así de rotunta, simple, bonita.

Hemos seguido trabajando, luego hemos comido unos chuanr (串儿) rodeados de gente, y creo que entonces hasta el sol a calentado un poco más. Así que he decidido que, a la porra, que me gusta el horóscopo optimista. Que vamos a darle un mordisco al año.