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Egipto: la seguridad y la economía son ‘las prioridades’

Mikel Ayestaran, corresponsal de ETB, ha estado en el colegio Om Al Monimim en Giza, donde ha sido testigo de largas colas para votar en una jornada histórica. Así se vota a la sombra de las pirámides. La seguridad y la mejora en la economía son las prioridades para las mujeres con las que ha podido hablar.

Rusia está cambiando

Rusia está cambiando. Nos hemos hartado de decirlo en los informativos, a pesar de que hemos tenido que informar de detenciones, represión y fraude electoral. La sociedad rusa está cambiando y esta nueva etapa que se abre (seis años más de Putin en el Kremlin) arrastrará también inevitablemente a la clase dirigente. Moscú y San Petersburgo son la punta de lanza del cambio, las ciudades donde más ha subido la calidad de vida en los último años y donde se concentra la emergente clase media rusa.

La imagen de miles de ciudadanos denunciando libremente el fraude electoral en la plaza Pushkin de Moscú hubiera sido una imagen simplemente impensable hace cuatro años, cuando Dmitri Medvédev salió elegido presidente de la Federación Rusa en sustitución por excedencia constitucionalmente obligada de Vladimir Putin. Y la autorización de esas protestas, aunque el Kremlin no se dé cuenta de ello, también es un síntoma de apertura del sistema.

Eugene Save anoche momentos antes de las detenciones de la plaza Pushkin.

Evgeny Save anoche con el lazo blanco, momentos antes de las detenciones de la plaza Pushkin. Foto: M. Reparaz

Esa tímida apertura anima a jóvenes como Evgeny a salir a la calle con el lazo blanco en la solapa. Hace cuatro años la gente tenía demasiado miedo para protestar. Ahora lo hacen con orgullo, mostrando los símbolos de la oposición a la policía. “Yo no estoy en contra de Putin, simplemente estoy a favor de la libertad”, nos dice con calma mientras decenas de antidisturbios pasan junto a él, “y creo que la sociedad rusa se merece ya un poco de respeto”. Se refiere a las irregularidades, como el “voto en carrusel”, que denuncian los observadores y los interventores de la oposición.

Pero que nadie se engañe, porque la “primavera rusa” no es una revolución de la clase trabajadora. Al igual que las revoluciones pro-occidentales de Ucrania o Georgia, en Rusia el descontento social lo están aprovechando algunas élites políticas y económicas en su beneficio. El multimillonario Mijaíl Prójorov ha anunciado que creará un partido político para aglutinar a la oposición anti-Putin. Además, mucha de la gente que sale a las manifestaciones son ciudadanos con ingresos por encima de la media. Muchos de ellos han viajado al extranjero y constituyen lo que se empieza a conocer en Rusia como la nueva clase media.

“Putin y Medvédev representan la vuelta a los valores soviéticos, a la estabilidad y el orden, y eso conlleva la cultura de tratar a la población civil como si fueran niños, bombardeándolos con propaganda”, asegura Dasha, interventora de la oposición durante las elecciones. Eso explica la gran adhesión aún hoy de la clase trabajadora a Rusia Unida y a Putin como hombre fuerte del Kremlin.

Jóvenes del moviento Nashi, las juventudes del partido Rusia Unida. Foto: M. Reparaz

Jóvenes del moviento Nashi, las juventudes del partido Rusia Unida. Foto: M. Reparaz

Rusia Unida es una organización con fuerte apoyo de las bases. Es capaz de movilizar, como lo hizo anoche, a miles de seguidores en ciudades industriales y llevarlos a Moscú en autobuses. Yuri, obrero de Kazán, está contento porque muy pocas veces tiene la oportunidad de venir a Moscú: “Nos haremos unas fotos en la Plaza Roja, cantaremos y lo pasaremos bien, y después unas cuantas horas de autobús para volver a casa”. Para él Putin es el único político serio y solvente. “No me gustan los oligarcas jóvenes como Prójorov… quieren llegar al poder solo porque se han aburrido de ser multimillonarios”, nos dice antes de despedirse y dirigirse junto a la marea humana hacia las celebraciones de la plaza de la Revolución, en las inmediaciones del Kremlin.

No sin mi playlist

Además de las pegadizas canciones de sus mítines… ¿Cuál es la música que acompaña a los candidatos en estos días de campaña? ¿Qué es lo que no puede faltar en el ipod de los aspirantes a ocupar el Eliseo? Antes, estas eran preguntas que algunos podían hacerse, y que muchas veces no obtenían respuesta. Hoy día, los candidatos nos desvelan sus gustos musicales sin que se los preguntemos siquiera. Hacerlo, entra dentro de las nuevas estrategias de marketing político.

Copiando a Obama, en Francia el primero en detallar sus nueve temas musicales imprescindibles, ha sido Sarkozy. Hace pocos días que nos pasó por Facebook y Twitter, su playlist hecha en Deezer. Los medios franceses dicen que en ella ‘no hay sorpresas’, vamos que es previsible cien por cien. Otros menos políticamente correctos tachan de ‘carroza’ una selección en la que no llegan ni a la mitad, los temas grabados en este siglo.

PLAYLIST DE SARKOZY

La lista que ha hecho el candidato socialista, sin embargo, no podía ser más actual. Poco después de que la red se hiciese eco de los gustos musicales del candidato Nicolas, Francois Hollande ha contratacado publicando sus 10 canciones en un blog cultural. Pincha aquí para ver la playlist de Hollande.

Entre las dos listas, no coincide ni una sola canción, y eso que los dos candidatos tienen la misma edad. En lo único en lo que están de acuerdo, es en dejar claro que les gusta el ‘made in France’. Así, cada candidato tan sólo se permite el lujo de elegir un único tema anglosajón. Después ya están los temas de marcado mensaje político y los más personales, como una canción de amor que Carla Bruni dedicó a Sarkozy tras su boda.

Mientras llega la visita de esta tarde de Sarkozy a tierras vascas -a las 13:10 lo esperan en Itsasu, y a las 14:30 en Baiona-, os dejo con las ‘listas TOP GAZTEA‘ de los candidatos a las presidenciales francesas. ¿Creéis que coincidir con ellos en gustos musicales, podría llegar a decantar vuestro voto para uno u otro lado?

Ebadi, enemiga del pueblo

Shirin Ebadi es persona non grata para las autoridades islámicas que recibieron con gusto la noticia de su salida del país tras las elecciones de 2009. Ahora algunos jóvenes ligados al régimen se dedican a publicar biografías ‘verdaderas’ sobre la abogada y Premio Nobel de la Paz 2003. La última se ha presentado esta semana y se titula algo así como ‘Caballería de mujeres’. Hoosein Alavi es el autor del libro de ‘investigación’ para el que ‘no ha sido necesario una entrevista cara a cara con Ebadi porque todos sabemos quién es’.

La primera mujer musulmana en recibir un galardón tan importante es ‘una figura intrascendente dentro del país’, teoría que Alavi basa en que ‘nadie fue a esperarle al aeropuerto después de recibir tan sonado galardón, nadie’. La definición de Ebadi para el ala dura del régimen responde a una mujer ‘aristócrata, fiel seguidora del Shá, al servicio del sionismo y, por lo tanto, una enemiga del pueblo en toda regla’.ebadi

Pero lo que más molesta a Alavi de la abogada es que ‘mientras alardeaba de tener una organización de derechos humanos en Teherán, nunca soltó una lágrima por los niños masacrados en Gaza por las bombas de Israel, ni tampoco muchos antes cuando nos caían los misiles de Sadam‘. Ejemplos sobre los que nunca ha preguntado a Ebadi, pero que presenta como verdades absolutas.

El ‘gran juego’ iraní

El rial está en caída libre y en las casas de cambio de la calle Ferdosi lo celebran cada día con una orgía de dólares. Miles de personas se juntan en esta céntrica calle de Teherán para vender sus riales al mejor postor y hacerse con divisas. El negocio no es nuevo, pero ni los más antiguos de la zona habían visto semejante fluctuación en la moneda en tan corto espacio de tiempo. Es la economía paralela, el poder del bazar sobre los mercados oficiales, el poder de la gente que maneja el dinero en efectivo, que cuenta los billetes uno a uno, los huele y guarda en cajas hasta llenar almacenes enteros.

Es el único tema de conversación. La caída del rial desde la firma de Barack Obama a favor de las sanciones al Banco Central ha eclipsado todo lo demás. “Es como si el régimen hubiera provocado esto para que nadie tenga preocupaciones políticas”, sugería un cambista que se frotaba literalmente las manos ante el futuro próximo en el que seguirá amasando una fortuna con la venta de moneda extranjera. A falta de mes y medio para las elecciones parlamentarias el clima en Teherán es extraño, la gente dice no preocuparse por la política, pero todos tienen un ojo puesto en la pelea entre ultraconservadores que mantiene enfrentada a la cúpula del sistema como nunca había ocurrido desde el triunfo de la revolución.

De los reformistas no hay noticias
. Los dos líderes de las elecciones de 2009 –Mir Husein Musavi y Mehdi Kerrubi– permanecen en arresto domiciliario y sus más estrechos colaboradores están encerrados en Evin. Su ausencia, sin embargo, no resta emoción a unos comicios en los que el presidente Mahmoud Ahmadineyad y los suyos luchan por hacerse con el control del parlamento, ahora en manos de los fieles al Líder Supremo. La lucha por el poder está más al rojo vivo que nunca, una partida que se juega en las alturas, detrás de las cortinas y usando las calles de una Teherán vestida de invierno con las montañas teñidas de blanco hasta muy abajo como tablero donde se resolverá el control del sistema.

El carrusel y la tinta invisible

Si sólo el 1% de las irregularidades denunciadas ayer en las elecciones parlamentarias rusas fueran ciertas, sería suficiente para llevarse las manos a la cabeza. La Comisión Electoral Central ha aceptado algunas de estas denuncias cómo válidas. Entre ellas, las más inverosímiles, las que parecen ideas propias de la T.I.A de Mortadelo.

En varios colegios electorales se detectó ayer el uso de bolígrafos con tinta invisible, quedando invalidadas cientos de papeletas en las que, al cabo de un rato, desaparecía la opción elegida.

Otro timo, el clásico de hacerse el despistado e introducir en la urna nada menos que ocho papeletas, pegadas entre sí con saliva.

Creía que lo había visto todo en los esfuerzos por conseguir más presencia en un parlamento cuando hace unos años entrevisté a una candidata belga que ofrecía felaciones a cambio de votos, pero en Rusia están mucho más organizados.

Palizas a los interventores que levanten la voz ante las irregularidades de los colegios, carreteras rurales cortadas misteriosamente sin que cayera un sólo copo de nieve, exigencia a los trabajadores de las fábricas de que se comprometan por escrito a votar al partido oficialista, bajo pena de ser despedidos, y mi favorito; el “carrusel”.

Se trata de montar a un montón de seguidores de tu partido en autobuses, y hacerles votar con cupones falsos, en uno, y otro, y otro colegio electoral. Y no hablamos de situaciones registradas sólo en la lejana Kamchatka. En Moscú observadores voluntarios siguieron ayer la pista a unos cuarenta “carruseles” y lo denunciaron en cada ocasión a la policía del distrito correspondiente. Y si te he visto no me acuerdo.

La mayoría de las denuncias son contra Rusia Unida pero también el propio partido de Putin ha denunciado irregularidades y abusos en diversos puntos del país. Y si en lugar del 1 o el 10%, la mitad o las tres cuartas partes de las irregularidades fueran ciertas? Y si se hubieran tenido en cuenta? Quizá Putin mantendría hoy la mayoría de dos tercios del parlamento o muchos de los que se hacen cruces por el fraude electoral podrían haber quedado en evidencia.

Primavera árabe, invierno islamista

“Tengo mucho miedo. Van a ganar seguro y pronto empezarán los problemas”, Issa es cristiano. Su taxi luce una cruz que cuelga del retrovisor desde el que mira a los ojos de su pasajero para confesar sus temores. Nos dirigimos al cuartel general de los Hermanos Musulmanes. Después de toda una vida en la clandestinidad, la hermandad ocupa ahora un edificio de seis alturas en el barrio de Al Muqatam, a las afueras de la capital. En la puerta de acceso un cartel reza “Nosotros llevamos el bien a toda la gente”, no hay seguridad ni vigilancia de ningún tipo. Una vez dentro un portero regordete me estrecha la mano y me señala a las fotos de los nueve líderes que ha tenido el grupo en su historia que cuelgan de la pared. Desde el fundador, Hasán Al Banna, hasta Mohamed Badia.

Hay que esperar unos minutos. Llega el obligado té y tomamos asiento en unos tresillos versallescos herencia del anterior inquilino, el mobiliario no pega con el carácter austero de la hermandad. Mahmoud Ghozlan hace acto de presencia a la hora pactada. El portavoz de los Hermanos Musulmanes y miembro del Comité Ejecutivo es profesor de Bioquímica en la Facultad de Agricultura de la Universidad de Zagazig. Con traje oscuro, pero sin corbata, repasa sus años en la cárcel durante la época de Hosni Mubarak antes de abordar el futuro próximo del país.

Pese a los años de persecución, el partido creado por la hermandad es el mejor organizado y el máximo favorito en los comicios. Ghozlan lo sabe y pide “respeto a la democracia”. Su propuesta para Egipto pasa por la “aplicación de la sharia, pero solo para la población musulmana, su entrada en vigor no afectará a las minorías a las que no solo respeteramos, sino que protegeremos con especial énfasis” y a nivel internacional piensan “revisar los términos del acuerdo de paz con Israel porque es injusto. El nuevo parlamento que salga de las urnas debe revisar el texto”. Dos mensajes claros que provocan desconfianza entre la población no musulmana del país y encienden todas las alarmas en el vecino estado judío.

De confirmarse la victoria de la hermandad, Egipto se sumaría al camino abierto por Túnez y que pronto puede seguir Libia. Los tres países del norte de África donde han triunfado los procesos revolucionarios están ahora en pleno proceso de transformación política hacia una especie de democracias islámicas dirigidas por la hermandad. “El caso de Egipto es especial porque es aquí donde está la sede central, la madre de todo el movimiento. Compartimos idearios y hemos compartido durante años torturas, exilios forzados y clandestinidad. Cada país es independiente, no se puede aplicar la misma forma de gobierno aquí o en Túnez, lo importante es responder a las necesidades de la población”, asegura Ghozlan que explica su éxito en “el conservadurismo de la población en todo el mundo árabe, es muy complicado que Occidente trate de imponer su modelo porque aquí la mayor parte del pueblo vive en base a tradición y religión”.

La nueva cara del mundo árabe ya se ha dejado notar también en la Liga Árabe que después de toda una vida sin capacidad ejecutiva ha adoptado unas sanciones sin precedentes contra el régimen sirio. “Las revoluciones han sacudido al antiguo pensamiento, ahora ya no tenemos que callarnos ante los crímenes”, piensa Ghozlan que muestra su solidaridad con los miembros de la hermandad activos en territorio sirio en estos momentos a los que el presidente Bashar Al Assad señaló como “terroristas”.

Uganda, el próximo paso

Yoweri Museveni, 25 años en el poder. (Foto: Barry Malone)

Yoweri Museveni, 25 años en el poder. (Foto: Barry Malone)

La Cooperación Inter-Partidos (IPC) ha denunciado que las elecciones de Uganda han sido un fraude masivo y ha puesto en cuestión el papel que han-hemos jugado los observadores internacionales que hemos asistido al evento. Los gobiernos occidentales han evitado ser fotografiados en la campaña del NRM (sabido que pese al discurso pro-democrático que le consagró en el poder a Museveni tras la tentativa de fraude electoral de Obote en 1986, pende contra él un sumario caliente de persecuciones contra la oposición y violaciones de derechos humanos que ponen en tela de juicio la línea correcta), pero han apoyado la reelección de Muzee y los observadores han cumplido el expediente dando el visto bueno al evento y disfrutando de una semana gastos pagados en Uganda con tratamiento de señor, hasta pequeños regalos que nos hicieran no darnos cuenta de lo que en el fondo piensan de nosotros.

Hay muchos negocios en juego en el lago Alberto, nadie quiso arriesgarse a perder su tajada, así que visitaron a Kizza Besigye, a Norbert Mao y a los demás candidatos de la oposición, les escucharon y les hicieron un guiño por si acaso. Fueron elecciones “desequilibradas”, los cargos tenían libre acceso a los fondos públicos y los vaciaron libremente para asegurar la reelección. La ministra de finanzas se lamentaba en el periódico East-African del desfalco que ha sufrido la vaca lechera. A la amenaza de la inflación viene a sumarse un momento en el que la oposición va a tener que organizarse socialmente para resistir contra el discurso que trata de gobernar el país.

La gente lista comenta en la pequeña pantalla el 70% de votos que ha logrado Museveni. Oí decir a Andrew Mwenda que en el contexto institucional ugandés la Comisión Electoral merece un 10 de puntuación, mientras los batallones militares se pasean por los barrios neutralizando toda ventura de revueltas en la imaginación. Tal vez los ugandeses creyeron que si Museveni no ganaba las elecciones volverían a la guerra y a la dictadura militar, o simplemente que no valía la pena ir a votar. Ahora si el régimen opta por continuar con la represión de los activistas de los derechos humanos, la voz de la resistencia será más y más penetrante y calará más profundo en las conciencias, nosotros no podemos sino confiar en la sensatez de las Ugandas pensando que cada vez sean ellos quienes decidan el próximo paso.