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En el espejo

No bailamos al mismo son. No se puede comparar. No es lo igual. Es demagógico, ventajista. Y peligroso. Yo mismo lo he pensado muchas veces desde que estoy aquí y cada vez que alguien salía con el manido “Ya, pero es que en xxxx (donde x= cualquier país que uno sienta suyo, a ser posible en posesión la Q de calidad democrática) también se yyyyy (donde y= tortura ; funciona con corruptela ; discrimina ; o cualquier otro virus social con el que echar salsa al debate). Pero uno, que tiene más de junco que de roca, se ve indefenso ante los guantazos que nos arrea últimamente la deprimente realidad. Y acaba por plegarse. Porque ¿y si resulta que sí se puede comparar?

China y Europa, ¿bailando al mismo ritmo?

China y Europa, ¿bailando al mismo ritmo? |Foto: Hodei Arrausi

Porque un bebé en un desague se parece mucho a otro. Porque cada currito desesperado que ve que su puesto de trabajo se va al garete se parece mucho a otro. Porque cada reportaje que hacemos aquí sobre las consecuencias de no tener un sistema de salud público universal, hacen un eco cada vez más inquietante y familiar, rebotado en la actualidad de allá. Porque el gran garante contra los que nos espían resulta ser el mayor fisgón de todos. Porque nos estamos juntando pero por los extremos equivocados. Porque lo peor de China y lo peor de este mundo nuestro que nos desmoronan sin remedio están cada vez más cerca.

Pero no. No seamos demagogos, no seamos pesimistas. Aún nos quedan los derechos humanos, la separación de poderes. Tenemos una sociedad civil crítica, una clase intelectual que abre camino entre la tiniebla – descorazonador, otro guantazo a nuestras vigas maestras, el gürtel cultural lo llama Vila-Matas; ¡ay qué tristeza! ver que en lo de los libro prohibidos hasta finales del siglo pasado también nos encontramos – y una prensa fuerte e independiente que alerta de los fallos en el sistema. En eso todavía nos diferenciamos.

¿o no?

——
(el) meollo del pacto entre el Partido Comunista Chino y la clase media. Si valoras tus nuevas comodidades, no apoyes al populacho. Tus condiciones de vida sólo estarán garantizadas mediante el control central, que no debe cuestionarse, sobre todo en tiempos revueltos.
(…)
¿Hasta qué punto estaban ellos preparados para sacrificar sus libertades a cambio de prosperidad y seguridad?

Extractos del libro Libertad en Venta de John Kampfner

A la “Bastilla VIP” le toca volver a la realidad

Así se vivió la toma de la Bastilla en la zona VIP. Protagonista número uno del video, Arnaud Montebourg, a quien entrevistamos en la serie de reportajes que hemos hecho para las presidenciales. La cosa se calienta hacia el final del clip.

Montebourg "on fire" au coin VIP du PS à Bastille par rue89
El baile me recuerda bastante al de Marine Le Pen, la noche de la primera vuelta. Entonces decíamos que “ella baila sola”, y acabadas las presidenciales está claro que ya no baila sola. Pero Marine Le Pen “c´est pas fini”, como dirían por aquí. Por mucho que la izquierda haya vuelto al Elíseo, tenemos ultraderecha para rato. Porque si en 2002, Le Pen padre fue la pesadilla de los socialistas, en 2012 lo ha sido para Sarkozy. Dicho de otro modo, Le Pen hija ha contribuido a la victoria socialista. El repetitivo mensaje antisarkozysta de la ultraderecha se ha traducido sobre todo en voto blanco (que ha alcanzado una cifra casi record del 5,8%) y en algún que otro apoyo a Hollande. El Elíseo será socialista, pero el país no. Tras la victoria, al equipo de Hollande le toca ahora poner los pies sobre la tierra, y recapacitar sobre qué se está haciendo para que las propuestas de Le Pen sigan captando adeptos. La primera prueba de fuego, la tienen con las legislativas, en junio.

Ahora sí: “le changement c´est maintenant”

Como cuando Iruñea espera al txupinazo, anoche la izquierda francesa esperaba a las 20:00 para ver la cara de su presidente en los informativos franceses, confirmar la victoria y empezar a festejar alto y claro algo que ya llevaban horas celebrando. Porque desde las 18:00 más o menos, en las redes sociales la victoria de Hollande era ya un secreto a voces. Lanzado el txupin, la ilusión de los seguidores del presidente “normal”, se contagiaba al ritmo de la pegadiza canción que los socialistas han usado a lo largo de la campaña:

En la sede socialista, todos esperaron fieles hasta escuchar por la tele la primera reacción del presidente electo Hollande, que hablaba desde el pueblo en el que ha hecho toda su carrera política. Y después ¡a la Bastilla! Un recorrido a pie, entre bocinazos de contentos conductores, militantes con banderas de todos los colores, y el grito de guerra “vamos a ganar” convertido ya en “hemos ganado”, que repetían en una y otra esquina. Entrar a la plaza era casi misión imposible, y ver lo que pasaba en el escenario, todavía más complicado. Pero daba igual. Cuando los gritos se acercaban a uno, todos estallaban de alegría, sin saber muy bien por lo que tocaba gritar, aplaudir o silbar en ese momento. No sé como fue en el 81 con Miterrand, porque aún no había nacido, pero la de ayer fue una noche apasionante en París. Aquí os dejo unas fotos:

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Moi président de la République…

La frase del debate de ayer ya tiene rap. Hacia el final del cara a cara, durante largo rato, Hollande explicó el tipo de presidencia que él quiere y la que no traga. Fueron tres minutos en los que Sarkozy parecía haberse marchado a tomar café, mientras Hollande fustigaba con dureza el ejercicio de poder que ha caracterizado al conservador. Al socialista le han preguntado si se había preparado ese “broche final”, y el asegura que no… Yo dudo que no estuviese pensado. Hasta 16 veces dijo lo que haría si él fuese presidente y ése fue uno de los momentazos de la noche. Con música todavía suena mucho mejor.

Ella baila sola

Ha llegado el cara a cara anunciado por todas las encuestas, pero ha llegado con una invitada sorpresa: la ultraderecha de los Le Pen. Mientras los socialistas de Hollande miran con prudencia a los resultados de la primera vuelta y los conservadores de Sarkozy ponen cara de “aquí no ha pasado nada”, con los mejores resultados de la historia del Frente Nacional, por ahora Marine Le Pen es la única que tiene algo que celebrar. Anoche lo demostró, en la pista de baile.

Su padre ya nos dijo en la entrevista de la semana pasada: “os apuesto lo que queráis a que la extrema izquierda saca muchos menos votos que mi hija”. Menos mal que no nos fiamos en los sondeos y no aceptamos la apuesta, porque igual que en 2002, 10 años después, el clan de los Le Pen sigue haciendo temblar a las encuestas.

Imágenes de Putingrado

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Nizhny Novgorod, la antigua Gorki, sigue siendo un feudo comunista a pesar del paso de los años. Sin embargo, aunque los resultados electorales del Partido Comunista de Gennady Zyuganov son notables (19% de los votos en la provincia), aquí las elecciones también las gana Vladimir Putin. El poder de Rusia Unida y los agentes de Putin también es mayor que en la capital. Sin embargo, en la calle nos encontramos con opiniones rotundas: “Gorki es una ciudad obrera, y aquí no votamos a oligarcas ni a capitalistas moscovitas”, nos dice un trabajador de la fábrica de automóviles. Bienvenidos al cinturón rojo de Rusia.

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La fábrica de automóviles de Gorki (GAZ – Gorkovsky Avtomobilny Zavod) ha sido desde 1932 la base de la economía local. Aquí se fabrican camiones pesados, furgonetas, autobuses, turismos y uno de los símbolos de la Unión Soviética: el Volga, el Cadillac ruso. Montados en autobuses GAZ, cientos de trabajadores de la fábrica acudieron el domingo a Moscú en una excursión organizada por Rusia Unida. Agitaron banderas tricolores en las celebraciones mientras a Putin se le saltaban las lágrimas.

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Gorki, a unos 500 kilómetros de Moscú, era una de las “ciudades cerradas” de la URSS. Las autoridades locales no permitían el acceso a extranjeros, e incluso los ciudadanos soviéticos necesitaban un permiso especial para entrar. Pero esta ciudad también tiene una historia de contestación y movilización social. En 1988, dos años después de la catástrofe de Chernóbil, grandes manifestaciones consiguieron cerrar una planta nuclear. Actualmente nos dicen que hay una embotelladora de refrescos en su lugar. Las manifestaciones anti-Putin aquí no son tan numerosas como en la capital, pero últimamente se han multiplicado las protestas de jóvenes que denuncian los excesos de la policía política contra grupos anarquistas. Denuncian detenciones arbitrarias y torturas.

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Puede que Nizhny Novgorod no sea una ciudad representativa de la sociología rusa. Pero es la cara de la clase trabajadora de este país. Y aquí, a orillas de los ríos Oka y Volga, el cambio que se respira en Moscú queda lejos. Seguramente acabará llegando, pero necesitará tiempo.

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Memorial del Ejército Rojo, Nizhny Novgorod. Foto: M. Reparaz

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Pescadores sobre el Volga. Foto: M. Reparaz

Rusia está cambiando

Rusia está cambiando. Nos hemos hartado de decirlo en los informativos, a pesar de que hemos tenido que informar de detenciones, represión y fraude electoral. La sociedad rusa está cambiando y esta nueva etapa que se abre (seis años más de Putin en el Kremlin) arrastrará también inevitablemente a la clase dirigente. Moscú y San Petersburgo son la punta de lanza del cambio, las ciudades donde más ha subido la calidad de vida en los último años y donde se concentra la emergente clase media rusa.

La imagen de miles de ciudadanos denunciando libremente el fraude electoral en la plaza Pushkin de Moscú hubiera sido una imagen simplemente impensable hace cuatro años, cuando Dmitri Medvédev salió elegido presidente de la Federación Rusa en sustitución por excedencia constitucionalmente obligada de Vladimir Putin. Y la autorización de esas protestas, aunque el Kremlin no se dé cuenta de ello, también es un síntoma de apertura del sistema.

Eugene Save anoche momentos antes de las detenciones de la plaza Pushkin.

Evgeny Save anoche con el lazo blanco, momentos antes de las detenciones de la plaza Pushkin. Foto: M. Reparaz

Esa tímida apertura anima a jóvenes como Evgeny a salir a la calle con el lazo blanco en la solapa. Hace cuatro años la gente tenía demasiado miedo para protestar. Ahora lo hacen con orgullo, mostrando los símbolos de la oposición a la policía. “Yo no estoy en contra de Putin, simplemente estoy a favor de la libertad”, nos dice con calma mientras decenas de antidisturbios pasan junto a él, “y creo que la sociedad rusa se merece ya un poco de respeto”. Se refiere a las irregularidades, como el “voto en carrusel”, que denuncian los observadores y los interventores de la oposición.

Pero que nadie se engañe, porque la “primavera rusa” no es una revolución de la clase trabajadora. Al igual que las revoluciones pro-occidentales de Ucrania o Georgia, en Rusia el descontento social lo están aprovechando algunas élites políticas y económicas en su beneficio. El multimillonario Mijaíl Prójorov ha anunciado que creará un partido político para aglutinar a la oposición anti-Putin. Además, mucha de la gente que sale a las manifestaciones son ciudadanos con ingresos por encima de la media. Muchos de ellos han viajado al extranjero y constituyen lo que se empieza a conocer en Rusia como la nueva clase media.

“Putin y Medvédev representan la vuelta a los valores soviéticos, a la estabilidad y el orden, y eso conlleva la cultura de tratar a la población civil como si fueran niños, bombardeándolos con propaganda”, asegura Dasha, interventora de la oposición durante las elecciones. Eso explica la gran adhesión aún hoy de la clase trabajadora a Rusia Unida y a Putin como hombre fuerte del Kremlin.

Jóvenes del moviento Nashi, las juventudes del partido Rusia Unida. Foto: M. Reparaz

Jóvenes del moviento Nashi, las juventudes del partido Rusia Unida. Foto: M. Reparaz

Rusia Unida es una organización con fuerte apoyo de las bases. Es capaz de movilizar, como lo hizo anoche, a miles de seguidores en ciudades industriales y llevarlos a Moscú en autobuses. Yuri, obrero de Kazán, está contento porque muy pocas veces tiene la oportunidad de venir a Moscú: “Nos haremos unas fotos en la Plaza Roja, cantaremos y lo pasaremos bien, y después unas cuantas horas de autobús para volver a casa”. Para él Putin es el único político serio y solvente. “No me gustan los oligarcas jóvenes como Prójorov… quieren llegar al poder solo porque se han aburrido de ser multimillonarios”, nos dice antes de despedirse y dirigirse junto a la marea humana hacia las celebraciones de la plaza de la Revolución, en las inmediaciones del Kremlin.

Futuro incierto

Estamos donde se temía tras el primer rescate de Grecia: Italia, la 3ª economía del euro está al borde del abismo. Ayer me lo comentaba Iratxe Etxebarria, de la radio: “¿Te acuerdas de cuando decían que no habría dinero si caía un país grande?”

Pues aquí estamos, Italia es un país grande y tiene una deuda del 120% de su PIB. Es socio fundador de la UE y no hay dinero para rescatarlo porque Merkel y compañía no han querido rascarse el bolsillo y esperan que sean los chinos (!) los que pongan el dinero para salvar nuestra moneda.

En los últimos diez años, la economía italiana se ha mantenido estancada, gracias a Silvio Berlusconi. Su dimisión es lo único bueno de todo esto y hasta podría provocar una singular reacción de simpatía popular por los llamados “mercados” (la gente a la que se le debe dinero).

Lo primero que me sorprende es que esa gente haya tardado tanto en dejar de fiarse, a pesar de que Italia no crece y de que su gobierno no ha adoptado una sola medida de austeridad hasta julio de este año (cuando eran más duros, por ejemplo con España, con una deuda relativamente baja).

Y lo segundo, es una pura coincidencia: Berlusconi cae menos de un mes después del linchamiento de su colega Gadafi (al que, por cierto, no dudó en “traicionar” él mismo, por utilizar su vocabulario). Comparo a los dos personajes y me llaman la atención las similitudes: tiranos, vividores; ambos tenían harenes y ambos parecían muñecos, de tantos retoques. Y hasta tienen la misma mirada asesina.

¿Habrá llegado la primavera árabe a Italia? No, han sido los mercados.

Por cierto, he usado un buscador para la foto de Berlusconi. También salen chicas desnudas y hasta Kaká en su etapa en el Milán.

“Berlusconi, escápate”: una salida para il cavaliere

Parece que esta vez sí, Silvio Berlusconi tiene las horas o los días contados. Las cuentas de 2010 han pasado el voto del parlamento esta tarde y abren el camino para los presupuestos de 2011, sin cuya luz verde Italia se derrumbaría y estaría mucho más cerca de necesitar un rescate.

Eso sí, la de hoy no ha sido una votación más, si no la puntilla para “Il Cavaliere”. Berlusconi ha dicho estar deseoso de que llegara la votación para poder mirar a la cara de cada uno de los diputados que le han traicionado. Ha tenido que mirar a once caras. Once diputados de su coalición que lo abandonan, y le quitan la mayoría absoluta en el parlamento. Sin esa mayoría, Berlusconi está avocado a presentar su dimisón al presidente italiano, Giorgio Napolitano o convocar elecciones anticipadas para enero. Colocar a uno de sus delfines al frente del país, como le pide su aún alíado Umberto Bossi de la Liga Norte, es la opción intermedia. Así, Berlusconi permanecería en la sombra pero prácticamente con el mismo poder, muy del estilo de su gran amigo Putin.

Pero no todo son penas para Silvio, la compañía Ryanair, siempre ávida de publicidad impactante, ofrece al primer ministro una forma de “escaparse” de la que se le viene encima. En su página italiana Ryanair invita a Berlusconi a salir, salir de Italia, salir del gobierno y salir de vacaciones al mismo tiempo.

www.ryanair.com/it

Una forma más de promocionarse pero una señal más también de que puede que esta vez vaya en serio para Berlusconi. La pregunta de muchos en Italia es si lo bueno por conocer será mejor que el Berlusconi conocido.

La carta de un transit-camp de Kivu sur

Todavía se me hace difícil contar la historia de estos refugiados ruandeses en la RDC sin tomar postura en el conflicto. La versión que da de su historia el otro concreto que aún encontramos en este campo de tránsito es para el gobierno de Kigali “literatura que ya ha sido extirpada de la realidad”. El gobierno de Ruanda propone que no es ya la etnia sino la habilidad de los individuos lo que ordena la sociedad, y justifica los persecuciones judiciales y políticas de la fiscalía general de la república en la necesidad de exigir la democracia y proteger el futuro de la nación. En las narrativas de los “New Times”, si se vieron obligados a bombardear los campos de refugiados del este de la RDC es porque en ellos se organizaban cuadros militares EX-FAR e Interahamwes que eran responsables de la inestabilidad de aquellos años después del genocidio y si en el 97, con la ayuda del Acnur, repatriaron a los refugiados de forma voluntaria e involuntaria, lo hicieron para salvar sus vidas y evitar que se convirtieran en rehenes de las “fuerzas genocidas”. Pero miles, quién sabe, decenas de miles de refugiados no fueron repatriados y muchos de los que lo fueron acabaron volviendo a la jungla congolesa, porque una vez perdido el estatuto de refugiado no les quedaría otro lugar donde vivir. En la guerra del 98 se aliaron con el ejército de la RDC para luchar con Laurent Desiré Kabila contra contra el ejército ruandés y sus aliados internacionales. Al mismo tiempo fueron la razón para éstos, o tal vez mejor la excusa, para justificar la invasión de “Eastern Congo”. No podemos olvidar que al mismo tiempo explotaron sus riquezas naturales “ilegalmente”.
La voces que dan voz a este documental forman parte de esa nube de refugiados ruandeses que desde 1994 permanecen en la RDC. Reflexionan todavía como lo hacían antes, en la época en la que el Frente Patriótico Ruandés inició la guerra de 1990-94. ¡Ha llovido tanto desde entonces! Los ruandeses ahora conocen a Kagame y al FPR. En las elecciones de agosto del año pasado, arrasaron. Sin embargo, si la enfermedad que padecen estas mujeres y hombres que hablan en el documental es por culpa de una representación paranoica de la realidad, pienso que la curación y la restauración de la justicia pasa por la mediación y la reconciliación, como dice Jorge de la Mota, el responsable del Acnur en Kivu Sur .