Inteligencia emocional

Emociones y conducta

Me gustaría a través del post de hoy abrir la reflexión a la luz de los conocimientos desde la ciencia de la conducta en torno a las emociones. Tal vez sea necesario aclarar que el conductismo o el análisis de la conducta es una perspectiva teórica y metodológica utilizada para abordar el estudio del comportamiento humano. Pese a que es la teoría con más evidencia científica ha sido muy criticada históricamente y, en concreto, por negar o minimizar el papel de las emociones en el estudio de la conducta humana.

Así pues, voy a tratar de exponer el punto de vista actual de las emociones desde la orientación conductual y, de ese modo, aclarar la falta de base de algunas de las criticas. También deseo apuntar algunas nuevas tendencias que las fundamentan tanto en el campo de la investigación como en el campo aplicado.

  • La emociones son conducta, son comportamiento, y por tanto objeto de estudio de la Psicología. Más concretamente diríamos que lo que entendemos por emociones en realidad es respuesta emocional. Aunque no puedan ser directamente observables podemos acceder a un cierto conocimiento con respecto de ellas a través, por ejemplo, de la conducta verbal, es decir, a través de lo que las personas dicen que sienten. Lógicamente esto contradice aquellas críticas que dicen que su enfoque se restringe al comportamiento observable y medible y que, por ello, no es suficiente para capturar la complejidad de la experiencia humana, incluyendo los procesos mentales internos y las emociones.
  • El aprendizaje que nos permite nombrar (tactar) las emociones está basado en el modo en el que la comunidad a la que pertenecemos nos ha reforzado las asociaciones entre determinados estados internos y palabras que las describen como emociones. Es evidente pues que se toman en cuenta el papel de los procesos cognitivos en la conducta humana. Tampoco se ignora la influencia de factores sociales, culturales y biológicos en la conducta humana.
  • Necesitamos comprender, a través del análisis, los procesos por los que las personas hacemos, sentimos o pensamos de la forma que lo hacemos sin refugiarnos en explicaciones circulares. El cerebro es el soporte físico que permite los aprendizajes pero, por sí solo, no explica nuestras emociones. De la misma manera que ciertos conceptos tampoco nos informan de las causas del comportamiento de las personas (por ejemplo el que un educador conecte bien con sus alumnos es causado por su empatía).
  • Podemos analizar la conducta emocional con el análisis funcional, es decir, identificando las variables antecedentes con relevancia funcional para que el sujeto emita la conducta emocional, así como las consecuencias las de ésta en un continuo proceso de aprendizaje del individuo en su cambiante entorno. Tal y como se hace, por ejemplo, en el libro “Contingencia y drama” de Marino Pérez, uno de cuyos esquemas ilustra este post.

 

Lejos de la simplicidad mecanicista con la que se critica al conductismo y que señala que no considera la experiencia subjetiva y la libertad de elección de las personas, nos encontramos en un momento en el que estamos entendiendo en qué consiste la conciencia humana y avanzando a pasos agigantados en aplicaciones a la hora de ayudar a las personas. Desde el punto de vista aplicado, además de la modificación de conducta de B.F. Skinner, se han implementado terapias como la FAP (Terapia Analítico Funcional) o ACT (Terapia de Aceptación y Compromiso) que incorporan muchos de los avances de la investigación en este campo. Solo el estudio y el debate científico nos permitirá avanzar sin prejuicios en el conocimiento del ser humano.

 

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Confianza online