Archivo por días: 5 marzo, 2010

Dios al teléfono

confessions

La llaman la Línea del Señor. A través de ella uno puede confesar sus pecados. Si queréis, podéis probar en el número que sale en su página web. Aunque supongo que el Creador sólo está preparado para recibir llamadas desde Francia, porque la empresa privada que lo lleva es francesa.

Camille, la creadora de todo este invento, nos ha recibido en el despacho de su marido. Es una importante empresa de servicios interactivos. Ella dice ser creyente y que la línea la ha creado para ayudar a las personas que se sienten solas. Asegura haberlo montado todo sin ánimo de lucro. De hecho, se puede optar por llamar pagando 34 céntimos el minuto, y el 40% va para una ONG sin especificar. Si no queremos ser tan solidarios, se puede contactar con el Señor por sólo 15 céntimos el minuto.

He llamado. En la línea del Señor nunca responde un cura, lo cual me parece un timo. Siempre hablamos con los mensajes grabados de un actor. Como no hay cura de por medio, no se nos da la absolución, pero el servicio da a entender que para los pecados pequeños tampoco hace falta curas de por medio. ¡Y con la iglesia hemos topado! Los obispos franceses han puesto el grito en el cielo. No sabemos si el grito lo habrán dado por teléfono.

Grabando okupas en Bagdad

Casa-colmena en Bagdad

Casa-colmena en Bagdad (Ayestaran)

Algunos periodistas veteranos me aseguran que Bagdad se ha
‘kabulizado’ con el paso de los años. Algunos edificios de la ciudad
presentan un aspecto lamentable a causa de la destrucción sufrida por
las bombas americanas
y otros por la superpoblación y la falta de
cuidado. Son casas colmena a las que antes de entrar a grabar hay que
buscar a uno de los inquilinos que esté dispuesto a mostrarnos su
hogar.

Viejas oficinas del antiguo régimen convertidas en hogares. La luz y
limpieza de los pisos contrasta con el desastre en escaleras y portal.
Los niños se asustan al ver a un hombre blanco con cámaras, pero luego
aparece su vecino y todo vuelve a la calma. Sin una persona del bloque
es imposible entrar, resultaría violento y la mirada final sería más
la de un turista que la de un periodista. Merece la pena esperar,
pasar un buen rato hablando con la gente, escuchando sus problemas e
inquietudes, y después empezar a grabar. La amenaza de desalojo y la
tensión provocada por la situación de seguridad hace de cada uno de estos edificios lugares complicados si uno entra sin contactos.